Atraer el talento: el programa ICREA

Uno de los indicadores más relevantes de la calidad de una Universidad es la calidad de sus profesores, tal vez el más importante.

Cuando cualquiera de nosotros, profesores universitarios, queremos saber de una Universidad lo primero que hacemos es visitar las páginas de los departamentos que son cercanos a nuestro ámbito de especialidad para ver quiénes son sus profesores. Por lo tanto, la capacidad de atraer académicos brillantes a nuestras Universidades es una vía principal de mejora.

Contaré una experiencia de atracción de talento que ha resultado un éxito rotundo en Cataluña. Se trata del programa ICREA (Institut Català de Recerca i Estudis Avançats). En 2001, el entonces Consejero de Universidades e Investigación del gobierno catalán, Andreu Mas-Colell –que había sido profesor de Economía en la Universidad de Harvard-, diseñó un instrumento óptimo para atraer el talento hacia las Universidades y centros de investigación catalanes. Creó ICREA, con una estructura administrativa mínima (su director, por ejemplo, es un profesor de prestigio en Cataluña que realiza part-time esta función), y convocó unas veinte posiciones de profesor de investigación cada año en todas las especialidades académicas. Se realizó una convocatoria internacional, difundida en los medios internacionales de referencia, se nombraron comisiones por especialidades de académicos de prestigio de todo el mundo, y se procedió a la selección. En el procedimiento de solicitud se requiere que los candidatos presenten la aceptación de una universidad o un centro de investigación de Cataluña. Pero los profesores ICREA de investigación son incorporados mediante un contrato laboral indefinido por la institución ICREA, jurídicamente una Fundación, que acuerda con ellos el salario y los mecanismos de promoción.

La experiencia ha representado un salto cualitativo en la investigación en Cataluña. Hay cerca de doscientos cincuenta profesores de investigación distribuidos en las universidades y centros de investigación catalanes. Aproximadamente la mitad son de fuera de España, y la otra mitad estaban trabajando en Universidades y centros de investigación de fuera de Cataluña.

Con un presupuesto que supera en poco los veinte millones de euros anuales, ahora que el sistema ya está en una situación de estabilidad, los primeros años de incorporación progresiva el presupuesto fue incrementándose paulatinamente (la partida presupuestaria de universidades e investigación de Cataluña está en torno de los mil millones de euros).  Los resultados en investigación son portentosos. Por ejemplo, estos investigadores han atraído en financiación de proyectos de investigación durante estos años la cantidad de 458,4 millones de euros. En las convocatoria de los Grants, en sus diversas modalidades, del European Research Council, que son uno de los instrumentos centrales del impulso a la investigación por parte de la Unión Europea, gracias en buena medida a la contribución central de los profesores de investigación de ICREA, Cataluña ha pasado a ser, contado en los términos de concesiones por millón de habitantes, la cuarta región del espacio (que va más allá de la Unión) de investigación común: sólo están por delante Suiza, Israel y Holanda. Estos investigadores han dirigido ya casi dos mil tesis de doctorado y de máster en las Universidades catalanas.

Han contribuido también, como es natural, a internacionalizar nuestras Universidades (los centros de investigación ya estaban más internacionalizados). Estos profesores de investigación, cuando están vinculados a las Universidades, imparten también clases, principalmente en los másteres y doctorados y se incorporan a la vida de los departamentos universitarios como pares.

Existe otra institución en España que ha seguido, con sus propias peculiaridades, esta línea, en el País Vasco, Ikerbasque y que, hasta donde sé, ha tenido resultados también muy exitosos.

Mi propuesta consiste en extender este instrumento de atracción de talento. Podría hacerse mediante un convenio entre la Administración Central y las Comunidades Autónomas para cofinanciar un modelo común de atracción de talento. Si poco más de veinte millones de euros han ofrecido este resultado en Cataluña, un programa para diez años que se estabilizara al final del recorrido en torno de los cien millones de euros tendría el mismo efecto para España. No se trata de una cantidad inusitada.  Al gobierno de España le representaría, al final del proceso y dependiendo de la financiación (me atrevo a sugerir que el gobierno asuma la mayor parte en las circunstancias actuales de estrecheces de todos, algo como el 70 % la Administración central y el 30 % las Comunidades Autónomas), un máximo de setenta millones de euros, una cantidad plenamente asumible, por ejemplo, entre la Secretaría General de Universidades y la Secretaría de Estado de Investigación e Innovación, que representa solamente algo más del 2% de su presupuesto actual.

En diez años, habríamos mejorado muchísimo el nivel de la investigación en nuestro país (ahora, por ejemplo, los Grants conseguidos por las instituciones catalanas son la mitad de todos los obtenidos por las instituciones españolas, para una población que supera en poco el 15% de la población española), y, a la vez, habríamos internacionalizado nuestros campus universitarios. A nadie se le escapa el círculo virtuoso que este instrumento introduciría en nuestro sistema universitario.

 

¿Y tú qué opinas?