Becas y ayudas universitarias: balance de las modificaciones (II)

Evolución de los becarios en las universidades públicas presenciales y dotación media por becario y curso académico (1996-2015)

Si en la entrada anterior, Juan Hernández Armenteros abordaba la relevancia económica de los cambios del nuevo régimen de becas para los alumnos de nuevo ingreso, en este post el autor se detiene en la evolución seguida por los becarios de enseñanzas de grado de las universidades públicas presenciales y la dotación media por becario entre los cursos académicos 1996/97 a 2014/15. 

En lo referente al porcentaje de alumnos beneficiarios de la condición de becarios, las cifras del gráfico muestran la continuidad  de la tendencia alcista que se inició en el curso académico 2006/07, alcanzando la condición de becario el 27,3% del total de los alumnos matriculados en el curso 2014/15. Los aumentos de los dos últimos años se producen , básicamente, por el hecho objetivo de que el porcentaje de pérdida de la condición de becario se reduce en la medida que aumenta la nota de admisión de los alumnos de nuevo ingreso, con lo que las mayores exigencias académicas que se han fijado para el acceso y permanencia en la condición de becario han propiciado, de una parte, una reducción en su número de entrada y, de otra, un aumento en el total de becarios por las mejoras registradas en los índices de conservación y permanencia de dicha condición.

En este punto, el balance que cabe realizar es positivo.  Las modificaciones dirigidas a elevar los requisitos de índole académico han introducido mayores índices de eficiencia académica en el conjunto de la matrícula de las universidades públicas presenciales, dado que los alumnos becarios vienen mostrando mejores tasas de rendimiento académico que las que obtienen los alumnos no becarios.  El último dato disponible, correspondiente al curso académico 2013/14, muestra una  diferencia a favor de los becarios de 13,1 puntos en su tasa de rendimiento académico. (Véase: Datos y cifras del sistema universitario español. Curso 2015/16. Ministerio de Educación, página 93).

Las modificaciones dirigidas a elevar los requisitos de índole académico han introducido mayores índices de eficiencia académica.

Una segunda derivada del cambio introducido en el régimen de becas para enseñanzas universitarias, la podemos observar al considerar  la equidad contributiva de las dotaciones per cápita asignadas a los becarios según la Comunidad Autónoma donde tengan su residencia familiar.

El gráfico siguiente muestra las alteraciones registradas en los importes de las dotaciones per cápita recibidas por los becarios en los cursos académicos 2012/13 y 2014/2015 para los alumnos de nuevo ingreso en las enseñanzas de grado en centros propios de las universidades públicas presenciales. La caída media en la capacidad económica del becario ha sido del 20,33%, siendo los alumnos becarios de las Comunidades Autónomas de menor renta per cápita los más afectados por las modificaciones -Andalucía (-32,69%), Castilla La Mancha (-30,75%), Extremadura (-29,79%) y Galicia (-29,08%)-, dado que en estos territorios se encuentra el mayor porcentaje de alumnos beneficiarios de la ayuda de cuantía fija ligada a renta (antigua beca salario) que ha visto reducida su dotación al 42,85% del importe concedido en el curso  2012/13.  Por el contrario, han sido los alumnos becarios residentes en las Comunidades Autónomas de mayor renta per cápita los que han visto cómo su capacidad económica sufría menores reducciones -Madrid (-4,87%) y Cataluña (-10,71%)-, al resultar beneficiados por la distribución de las ayudas de cuantía variable, que considera como factores determinantes de la cuantía asignada a cada becario las calificaciones académicas  y la renta per cápita de los alumnos clasificados en los umbrales 1 y 2.

Estas alteraciones han dado lugar a un acercamiento de las dotaciones per cápita medias de los becarios reduciéndose la brecha en 822 euros para las asignaciones máximas y mínimas de los becarios residentes en las diferentes Comunidades Autónomas (siendo de 2.100 y 1.278 euros la brecha dotacional de los años 2012 y 2014, respectivamente). Si bien, esta mejora en la equidad horizontal se ha logrado mermando los importes medios de las ayudas, al contrario de lo que sería deseable, es decir aumentado la capacidad económica del total  de los becarios residentes en los distintos territorios del Estado.

De lo expuesto, cabe concluir que los cambios en el régimen de becas no han conseguido mejorar las condiciones para que se produzca una verdadera igualdad de oportunidades que posibilite el acceso y la permanencia en los estudios universitarios de las personas con insuficiencia económica.

Además de excluir a un porcentaje importante de alumnos para el acceso a la condición de becario y para el acceso a las distintas ayudas complementarias al precio de la matrícula, ha empeorado la capacidad económica de los becarios que tienen mayores necesidades por pertenecer familias con bajos niveles de renta que, a su vez, están más presentes en las Comunidades Autónomas que ocupan las posiciones más bajas en la referencia de la renta per cápita. Resultados que, por otra parte, eran los esperables (véase “Becas universitarias: recortes y exclusiones”, El País, 17/10/2012), dado que desde un principio el objetivo primordial de las modificaciones era reducir el esfuerzo público y, al mismo tiempo, ralentizar la tendencia alcista que venía registrándose del número de beneficiarios de la credencial de becario.

Por último, es preciso reconocer el esfuerzo económico que en estos años de empoderamiento de la crisis económica han venido realizando las universidades públicas destinando de sus propios presupuestos más de 130 millones de euros anuales para suplir y/o complementar las ausencias y carencias que ha motivado el Ministerio de Educación con las modificaciones introducidas en su programa de becas universitarias. Este esfuerzo presupuestario se ha realizado a pesar de sufrir una gravosa  reducción en los montantes de su financiación estructural. Esta situación fue analizada con detalle en este mismo foro (ver aquí), al analizar los cambios en la financiación de las universidades.

Las universidades públicas han destinado de sus propios presupuestos más de 130 millones de euros anuales para suplir o completar las insuficiencias en la financiación de las becas y ayudas al estudio. 

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Comentarios
  1. Víctor dice: 14/03/2017 a las 13:29

    Interesantísima serie, muchas gracias. Mi pregunta -como outsider de la economía- es acerca de cómo se compadece esto con la situación que por entonces se daba y de la que aún seguimos padeciendo algunos de sus efectos (la crisis). Es decir, ¿era posible mantener el régimen de financiación si, como dicen, nos íbamos a la quiebra? ¿Qué alternativas había? Gracias.

  2. Francisco Herrera Triguero dice: 14/03/2017 a las 18:12

    En primer lugar felicitar a Juan Hernández Armenteros por sus 2 interesantes artículos.

    A la pregunta anterior de Victor, yo me hago otra diferente, puesto que en periodo de crisis hemos gastado 60.000 Millones de Euros en ayudas a la banca, y nos costaba 200 millones de euros al año mantener la financiación de las becas para ayudar a los estudiantes nacidos en el seno de familias con rentas más bajas. Mi pregunta ¿Se podría haber destinado un 0.33% de lo invertido en los bancos para financiar las becas durante 1 año? o dicho de otra forma, puestos a incrementar nuestra deuda pública en 60.000 millones, ¿porque no incrementarla en 200 millones más al año y mantener la financiación a los estudiantes de menor renta?. Mi respuesta, creo que el modelo de igualdad social que un estado defienda tiene gran influencia en el resultado final de la financiación en la universidad y de los universitarios.


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