Presente y futuro de las humanidades (II): entre la digitalización y la inteligencia artificial

En mi artículo anterior (Presente y futuro de las humanidades (I): Más allá del catastrofismo y el proteccionismo) exponía el extenso trabajo llevado a cabo por la Asociación Catalana de Universidades Públicas (ACUP) y la Global University Network for Innovation (GUNi) para analizar el rol de las humanidades en la educación y en la investigación científica. Llevaba a cabo mi análisis desde la concepción de la unidad del conocimiento humano, la necesaria formación interdisciplinar y las sinergias entre ciencia, tecnología y humanidades.

Como decía en el artículo, el trabajo realizado pretendía no solo el análisis de estas cuestiones. Planteaba también propuestas para fortalecer las humanidades en un mundo altamente complejo, interconectado y tecnificado en el que vivimos. En este post resumo algunas de las cuestiones sustantivas que, en esta línea, analizamos tanto en el Ciclo de reflexión ‘Sentido y valor de las humanidades en el siglo XXI’ (Palau Macaya de Barcelona) como en el Informe Mundial ‘Humanities and Higher Education: Synergies between Science, Technology and Humanities’ (7th GUNi Higher Education in the World).

Un nuevo escenario tecnológico

Los humanos hemos entrado en un escenario tecnológico en el que, por primera vez en la historia, disponemos de la capacidad de capturar casi todos los acontecimientos de nuestra vida y contamos con máquinas y potencia de cálculo suficientes para examinarlos (Cortés).

La inteligencia artificial pone en cuestión, en esta línea, ciertos valores del humanismo clásico, es decir,  la confianza en el valor y el poder de los individuos, que tienen como meta principal la búsqueda del conocimiento y el aprendizaje continuo;  el convencimiento de que la educación es el elemento clave para mejorar la sociedad; y, la apreciación de la idea aristotélica de la física como la observación científica de la realidad.

Reconocer y redefinir nuestra humanitas

De acuerdo con Joan Manuel del Pozo, “las humanidades en el siglo XXI sólo pueden tener sentido si nuestra humanitas -claramente evolucionada sobre sí misma, vieja y nueva a la vez- se reconoce y redefine en su complejidad actual, inducida por cambios intensos cada vez más acelerados, fruto de avances científicos, tecnológicos, culturales y sociales.»

Del Pozo, refiriéndose a la automatización, como transformación útil de la condición maquinal, no de la humana, recuerda, con Garrigasait  que «solo desde las genealogías de la cultura y de la superación de estereotipos conseguiremos desautomatizarnos». Y continúa afirmando que «la automatización de las máquinas -por grande y eficaz que sea- sustituya nuestra capacidad y responsabilidad de decidir».

Alerta además sobre la enorme influencia en nuestras vidas de Internet y de la nueva economía «que podría limitar e incluso eliminar valores como la libertad individual, el derecho a la belleza y la misma democracia». Es ahí donde vienen las humanidades al rescate, por su capacidad de equilibrar, según Genís Roca,  dos elementos decisivos: por un lado, «la defensa del criterio del mercado de los americanos, frente al criterio de centralización autoritaria de los chinos en los usos telemáticos, big data, etc.; por otro, «la defensa de los derechos humanos como criterio ético fundamental».

Concluye del Pozo que la «mirada crítica o libre hacia el futuro nos convoca insistentemente a revisar la educación: primero, como sugiere Argullol,  dándole un marco nuevo, menos antropocentrista y más biocentrista y cosmocentrista; aunque reconociendo, como Marina Garcés que «el antropocentrismo necesita la autocorrección que resulta del conocimiento de los propios límites (…)» y las humanidades evitan «el peligro de la unidimensionalidad humana”.

Los derechos y deberes de la información

En este sentido, y de acuerdo de nuevo con Roca, la tecnología actual plantea nuevamente una modificación de aspectos claves del contrato social dominante provocada por un cambio de la modalidad de relación de las personas con la información.

La tecnología actual abre un nuevo debate en torno a los derechos y deberes asociados a la misma.

Temas tan inquietantes como las fake news y la desinformación, la extracción masiva de datos personales y la repercusión de ésta en la privacidad, la vigilancia, la manipulación ideológica y la creación de zonas de falso confort, el cierre de páginas web, la revelación de secretos de estado, el descubrimiento de informaciones sensibles sobre cargos públicos, etc. están a la orden del día.

En este debate, donde todo está por definir y que implicará varias generaciones durante las próximas décadas, algunos deberán estar dispuestos a personarse. Haría falta asumir graves riesgos personales en favor del grupo. Por todo ello, nos urge caminar hacia un humanismo digital, donde la extensa tradición europea sea una referencia: desde las humanidades clásicas hasta el día de hoy, pasando por el renacimiento y la ilustración.

Así se afirma en el Manifiesto de Viena sobre humanismo digital, donde se nos anima a describir y a analizar. Pero, no hay que olvidar que lo más importante es influir en la compleja interacción de la tecnología y la humanidad, para una vida y una sociedad mejores, respetando plenamente los derechos humanos universales.

 

Comentarios
  1. Mercedes López García dice: 30/10/2020 a las 14:12

    Que interesantes reflexiones…La pregunta es…Qué espera a las nuevas generaciones…ya hoy estamos viendo a los niños y jóvenes y su comportamiento frente a la tecnología….me hace recordar que en la enseñanza de las ingenierías especialmente, la formación humanística quedó venida a menos y luego al ver los resultados con los profesionales que salían se reflexionó y hace un poco más de dos década las universidades revaloran la formación humana y la incorporan nuevamente en los currículos de formación, así que supongo que ahora estamos invadidos de la tecnología, lo cual no está mal, es como nos encaminamos; luego tendremos que reflexionar en que no somos máquinas, somos seres humanos…

  2. Montse Marquet dice: 30/10/2020 a las 19:55

    Molt bones reflexions, amb molta tecnologia però amb manca de valors ètics, estarem en un món deshumanitzat.


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