Las universidades a distancia en un contexto crecientemente digital (I)
El número de personas interesadas en cursar estudios superiores a distancia ha crecido significativamente en los últimos años. Y también ha aumentado la oferta académica disponible en Internet, multiplicándose los espacios que facilitan cursar estudios en línea, con alta calidad y costes cada vez menores. Sin embargo, el crecimiento de la oferta de estudios en Internet no procede mayoritariamente de los agentes tradicionales del campo de la educación a distancia. Más bien, en el caso de las universidades a distancia que no son enteramente digitales parece que se da un balance negativo, ya que sus cifras de matriculación están disminuyendo. Esa aparente contradicción —sube la demanda de educación superior no presencial, pero decrece la matriculación en las universidades a distancia tradicionales— indica que éstas no están aprovechando el creciente interés en la modalidad de estudios que ellas mismas representaban en exclusividad. Si esa tendencia se consolida, cabría preguntarse por el lugar que pueden ocupar las universidades a distancia en un escenario en el que, en el medio plazo, la mayoría de las instituciones ofrecerán una parte importante de sus estudios en modalidades total o parcialmente en línea.
Sin duda, a todas las universidades les afecta el aumento de la competencia y la multiplicación de titulaciones disponibles en Internet. Pero las universidades a distancia poseen además características específicas que hacen que su adaptación al escenario digital sea especialmente problemática. En este artículo se analiza la evolución y los rasgos que diferencian a esas universidades, y se ofrece una prospectiva de su situación en un contexto en el que la mediación digital es ya una práctica habitual en la enseñanza superior. Además, en una segunda entrada se presentarán algunas iniciativas dirigidas a actualizar la condición de las universidades a distancia, con medidas de tipo cooperativo que podrían servir de incentivo para dinamizar el sistema de educación superior en su conjunto.
Algunos de los rasgos que diferencian a las universidades a distancia se relacionan principalmente con la misión inicial con la que nacieron hace aproximadamente 50 años. El objetivo más destacado de las primeras universidades a distancia era cubrir una importante demanda social: se trataba de ofrecer acceso a la educación superior a aquellas personas que no podían cursar una titulación presencial al finalizar la etapa secundaria, o que deseaban retomar la formación superior a una edad avanzada, o tenían interés en actualizar sus habilidades ya fuese con fines de capacitación profesional o de mejora personal. Para esos colectivos las universidades a distancia eran casi la única oportunidad de enrolarse en estudios superiores. Y así, muchos países comenzaron a impulsar universidades a distancia —en su mayoría con apoyo público y de alcance nacional—, que han desarrollado una importante labor contribuyendo a reducir significativamente la desigualdad de oportunidades en el acceso a la educación superior.
Una segunda característica de las universidades a distancia, llamémoslas “a distancia tradicionales”, era su escalabilidad. Para ampliar el alcance de los servicios que ofrecían a los estudiantes desarrollaron modelos pedagógicos basados en el autoaprendizaje, que se apoyaban en la producción y distribución de recursos educativos especialmente diseñados para esa metodología. De ese modo podían matricular abiertamente, sin especiales restricciones, a todos los estudiantes interesados en una determinada titulación, y ello sin necesidad de incrementar significativamente los costes directos que soportaban las organizaciones. Ese fue un modelo que contribuyó decisivamente a universalizar la educación superior, al permitir por primera vez superar la barrera de los numerus clausus que los campus presenciales imponen para gestionar la diferencia entre la demanda de estudiantes que desean acceder a la universidad y la oferta (limitada) de plazas disponibles en los recintos de las facultades.
Pero la situación de la educación superior en la actualidad es muy diferente de la de hace cincuenta años. Hoy en día operan en el sistema universitario español numerosas universidades a distancia. Junto a las dos principales, UNED y UOC, han surgido en la última década varias iniciativas públicas —vinculadas a Comunidades Autónomas— y privadas —algunas asociadas a inversores particulares y otras como spin-offs de centros ya existentes— que han ampliado significativamente la oferta y que también han diversificado las metodologías en busca de públicos con necesidades particulares. A esas iniciativas hay que sumar la tendencia de las universidades presenciales hacia los modelos mixtos, que son ya habituales en numerosos másteres y que comienzan a explorarse en estudios de grado.
De manera que el contexto de la educación superior en la actualidad dista mucho de la coyuntura que justificó el nacimiento de las primeras universidades no presenciales. Por un lado, el acceso a los estudios universitarios no depende ya de variables geográficas, y por otro la enorme cantidad de titulaciones de todo tipo hace que el principal riesgo esté más del lado de la oferta —la conocida como “burbuja” universitaria— que de la demanda. Y a todo ello hay que sumar la creciente digitalización e internacionalización del sistema, que está facilitando el acceso de la población a estudios superiores de muy diverso tipo y con planes de financiación flexibles para adaptarse a las necesidades de cada estudiante. Los cursos abiertos masivos online (MOOC) son el ejemplo más destacado de la amplia oferta internacional. Desde octubre de 2011, cuando se lanzaron los primeros cursos en línea, gratuitos y abiertos al público, más de 900 universidades de todo el mundo han puesto en marcha cursos gratuitos en línea. A finales de 2018, más de 100 millones de estudiantes se habían inscrito en al menos un curso abierto. Además de los mayores proveedores globales (Coursera, edX y FutureLearn), muchos gobiernos nacionales de todo el mundo han lanzado sus propias plataformas de cursos abiertos específicas para cada país, por ejemplo, India, México, Tailandia, Italia, Francia e Israel. Esta enorme oferta de formación superior disponible en Internet ha venido a cubrir una parte importante de las necesidades de acceso a la universidad de los colectivos que antes dependían únicamente de las universidades a distancia.
En esta situación los interrogantes que se abren para las universidades a distancia tradicionales son, al menos, de dos tipos: acerca de su naturaleza, puesto que ya no se distinguen por ser “a distancia”; y sobre su capacidad de adaptación a un nuevo contexto digital en el que los modelos de organización de tipo industrial resultan disfuncionales. En la entrada de mañana trataremos de responder a esos interrogantes, y de abrir una reflexión sobre el posicionamiento de las universidades —a distancia y presenciales— ante la aparición de nuevas prácticas de educación digital, con nuevos agentes y modelos de negocio alrededor de la educación superior.
Fuente: los argumentos e informaciones de este texto se basan en la investigación presentada en el artículo: Domínguez, D., & Álvarez, J.F. (2019). Structural changes in the landscape of Spanish distance universities. Open Praxis, 11(2), 119–128. https://doi.org/10.5944/openpraxis.11.2.958
Información sobre los autores: Daniel Dominguez y Francisco Álvarez
Excepcional artículo. Abre una reflexión muy necesaria y da cuenta de la aceleración de los tiempos (hace poco estas universidades eran el no va más y ahora parece que son estructuras obsoletas). Enhorabuena a los autores
[…] una anterior publicación (ver aquí) se ha repasado la situación actual de las universidades a distancia, en un momento en el que la […]
Yo estoy d acuerdo con las universidades a distancias virtuales da más opción a que jóvenes con diferentes problemáticas que afronta a diario pueda superarse buena oportunidad
[…] se ha tratado en este blog el tema de las universidades a distancia u online (ver aquí y aquí). Como se apuntaba en esas entradas, la distinción entre aprendizaje presencial y online […]
Excelente el escrito.