Universidad y empleo

Después de la universidad, ¿qué? Esta pregunta que se hacen muchos estudiantes, y no solamente ellos, es interesante y pertinente, más aún en estos tiempos. Es más, no siempre tuvo la relevancia que ahora alcanza. En realidad no hace tanto tiempo que era prácticamente superflua para muchas titulaciones. Tener un título universitario significaba y, a pesar de todo aún significa, formar parte del grupo con menor tasa de desempleo, atendiendo al nivel de formación.

A mayor formación menor tasa de desempleo.

Y esto ha sido así antes de la crisis (año 2007), durante los peores años de la crisis (2012) y cuando comienza a manifestarse alguna recuperación, como se comprueba en la tabla adjunta. Esto conviene no perderlo de vista.

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Tabla: Tasa de paro en España por nivel de formación alcanzado (Fuente: Encuesta de Población Activa. INE).

Un título universitario implicaba una razonable certidumbre laboral en un plazo de tiempo no muy largo. Pero la situación actual es diferente, como se pone de relieve al analizar la evolución y la tendencia de determinados aspectos como los que vamos a comentar.

Para empezar, se ha producido un aumento de la población con formación universitaria. En lo que va de siglo, hasta 2012, en los países de la OCDE el aumento medio anual de la tasa de educación terciaria ha sido del 3% (OECD 2014). Mientras que según Eurostat, en la Europa de los 28 entre 2005 y 2012 se ha pasado de un 19,6% de la población con educación terciaria al 24,5%. A esto hay que añadir un proceso de internacionalización en las universidades con diferentes actores (diversidad en las instituciones de educación superior), públicos objetivos más amplios y diversos con mayor posibilidad y predisposición a la movilidad.

Sin embargo, el aumento en la formación no impide una elevada tasa de desempleo juvenil (más aún en España) y que también está afectando a los titulados universitarios (de nuevo de una manera especial en España), lo que hace que en muchos casos se vean obligados a buscar empleo en el exterior. Según el estudio de seguimiento de egresados de la Universidad de Granada, el extranjero es la segunda “provincia” en la que hay mayor porcentaje de egresados trabajando y cada año en aumento.

No conseguir las metas esperadas provoca un aumento del desencanto y de la frustración entre los universitarios, también en sus familias.

Además, el descontento se agrava por el tipo de promesas ofrecidas en la formación universitaria. En 2013, egresados de universidades estadounidenses demandaron a sus universidades por no encontrar trabajo. En definitiva, por no cumplir con las promesas o expectativas generadas en la comunicación-publicidad de sus títulos. Las protestas reflejan el convencimiento de que se ha producido un incumplimiento por parte de las universidades, al haber ofrecido expresamente algo (empleo y condiciones de empleo) que luego no se ha hecho realidad.

Por tanto, urge revisar y adaptar la oferta formativa al nuevo contexto, lo que afecta a la estructura por ciclos, a la necesidad de oferta complementaria ad hoc, a la homologación en los espacios universitarios comunes, a la incorporación de nuevos formatos y a la adecuación a nuevas necesidades. En un contexto de globalización y movilidad internacional, la competencia entre titulados es y será mayor. Solamente China para el año 2020 aumentará en 25 veces el número de estudiantes universitarios, lanzando cada año decenas de millones de nuevos egresados.

Con la brevedad que exige este formato, la respuesta a la cuestión inicialmente planteada debe enfocarse desde una doble perspectiva: una específica que corresponde a cada universidad y otra general que corresponde al sistema universitario. Lo primero y fundamental es hacer un seguimiento de los egresados de la institución, conocer su opinión y sus valoraciones, especialmente cuando cuentan con una mínima experiencia en el proceso de inserción laboral. Esto proporciona una información muy rica y valiosa, que debiera ser la clave para la toma de decisiones, puesto que emana de los principales afectados y sobre la base de su experiencia universitaria, pos-universitaria y durante el proceso de inserción laboral. Pero se ha de insistir: ese conocimiento debe trasladarse de forma efectiva y decidida a las decisiones.

La inserción laboral es un factor a tener en cuenta en la oferta universitaria, aunque desde luego no el único. Ha habido decisiones muy drásticas a este respecto como la propuesta de hace unos años del Ministro de Educación de China de eliminar los títulos que no alcanzaran un 60% de empleo entre sus egresados 2 años. Esto puede ser exagerado porque la inserción laboral también tiene que ver con el contexto económico, entre otros factores. Antes de 2008 en España, los titulados en Arquitectura Técnica y Arquitectura tenían prácticamente pleno empleo, unos años después la tasa de inserción de estos egresados cayó mucho. Los planes de estudio y las características de la oferta eran prácticamente las mismas, pero lo que había cambiado eran las circunstancias del sector. Es decir, se habían producido causas ajenas a la formación universitaria.

El número de egresados universitarios en el mundo se multiplicará varias veces en los próximos años por lo que hay que prestar más atención a la inserción laboral.

El empleo y su calidad es un problema de primera magnitud en muchos países y, lamentablemente, lo seguirá siendo. Muchos indicadores apuntan, nos guste o no, a que el empleo del futuro se caracterizará por mayor autonomía y formas de trabajo más flexibles en el tiempo de dedicación (más tiempo parcial), en el lugar de trabajo (no exclusivamente en un sitio fijo, más trabajo a distancia), en el horario (franjas horarias más variables) o la dedicación a una sola entidad. También habrá más tendencia al autoempleo, al emprendimiento y a un empleo más internacionalizado por los lugares donde se desarrolle o por las relaciones necesarias para llevarlo a cabo. Las universidades deben encontrar respuesta a estas tendencias y lograr una inserción laboral de calidad. Los estudios de seguimiento de egresados constituyen un verdadero GPS para guiar el futuro de la oferta universitaria.

Todo lo anterior también es aplicable al sistema universitario en su conjunto. Conocer el proceso de inserción laboral y establecer medidas para facilitarlo y gestionarlo eficazmente debe ser una prioridad. A esto apuntan las recomendaciones que la Unión Europea realiza a España en este mismo año para salir de la crisis. En concreto, y entre otras, a estos efectos sugiere dos tipos de medidas. Unas son las encaminadas a mejorar la integración en el mercado laboral, centrándose en el apoyo individualizado y aumentando la eficacia de las medidas de formación. Las otras son las orientadas a mejorar la pertinencia de la enseñanza superior para el mercado laboral, estimulando la cooperación universidades-empresas-sector I+D.

En suma, tras la universidad, o más aún, tras la formación, lo que sigue es más formación. Los países más desarrollados y los grupos con más formación superior presentan un porcentaje de personas más elevado que demandan (siguen demandando) más formación, pero no cualquier formación. Será necesaria una formación más ad hoc, más especializada, más a medida y más flexible en formato que, en particular, desarrolle la empleabilidad. Éste es el reto y la respuesta, al que la política y la gestión (de universidad y sistema universitario) tienen mucho que aportar.

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Comentarios
  1. Sergio Jaime dice: 14/12/2016 a las 19:48

    Completamente de acuerdo con lo publicado, muchos estudios así lo reflejan, tanto en el propio ámbito educativo como en el empresarial. Organizaciones internacionales como la OCDE, el BID, la UNESCO, WEF, han insistido desde hace años en ello, y ha esto se han sumado cuantiosos análisis de casas consultoras como Accenture, Gallup, Mckinsey, Manpower…

    Desgraciadamente los principales actores caminan por vías paralelas y cada quien solo prestando atención a su parte del problema. El gobierno ve el impacto en la economía, el sistema educativo el cumplimiento de los indicadores pedidos y el sector empresarial en como aumentar su competitividad.

    De hecho, como participante en el medio, acabo de presentar un trabajo sobre el tema en un Congreso Internacional y le he dado continuidad al mismo desarrollando un protocolo de Tesis de Maestría sobre todas estas implicaciones entre la Calidad Educativa, la Transición Escuela Empresa y la Vinculación con el entorno…

    Un saludo.


¿Y tú qué opinas?