Investigación vs transferencia, ¿Cómo distribuir el tiempo del profesorado?

La misión de las universidades ha evolucionado a medida que la sociedad ha avanzado. Los principales impulsores de esta transformación están estrechamente relacionados con la globalización, las presiones tecnológicas y sociales, las oportunidades y la normalización de las instituciones. Se espera que las universidades de hoy realicen simultáneamente actividades de enseñanza, investigación y de tercera misión. Existe, entonces, un consenso en concebir las actividades de transferencia de tecnología y conocimiento, como uno de los objetivos primordiales de esta tercera misión.

La universidad y su rol en el desarrollo

Las universidades hicieron su entrada en la política regional en los años 80, cuando el emprendimiento se posicionó como uno de los pilares fundamentales para el desarrollo local (Van Vught, 2009). En este contexto, aparecieron nuevas oportunidades e incentivos para crear vínculos más estrechos entre las instituciones del conocimiento, el comercio y la industria. Desde entonces, las universidades han elaborado nuevas “hojas de ruta” orientadas a ayudar a ciudades y regiones a ser más innovadoras y competitivas a nivel mundial, en una economía global, cuyo objetivo es el de generar bienestar social.

Así, a través del desarrollo de asociaciones colaborativas de investigación y desarrollo entre la universidad y la industria, los/as investigadores pueden compartir su experiencia y conocimiento, y la industria puede beneficiarse de la implementación de soluciones novedosas en sus negocios.

Dado que se ha demostrado que la participación activa de las universidades en las necesidades regionales mejora el desarrollo económico de la región, es fundamental cuestionar el tipo de actividades de I+D en las que se involucran los/as investigadores. Se espera, entonces, que las universidades asuman actividades de tercera misión, independientemente de su tamaño, extensión académica o intereses de investigación.

Sin embargo, el nivel de compromiso de los/as académicos no es siempre el mismo y puede depender de varios factores. La comunidad académica debe tener el tiempo, la libertad y la motivación para producir conocimiento transferible a la industria (Shattock, 2009). En este escenario, el esquema de incentivos resulta crucial para moldear las decisiones de los/as investigadores sobre dónde asignar su tiempo y esfuerzos.  Es decir, se dispone de recursos limitados (en especial el tiempo), que debe distribuirse entre las tres misiones. La dedicación en mayor medida a una de las misiones irá, por tanto, en detrimento del tiempo de otra.

La situación en España

El sistema de educación superior español ilustra perfectamente la situación descrita anteriormente. Siguiendo a sus homólogas europeas, las universidades españolas han experimentado una evolución sustancial durante las últimas décadas (Corominas y Sacristán, 2010; Llinàs-Audet et al., 2010). En cuanto a publicaciones científicas, las universidades españolas se sitúan actualmente dentro del top ten de los países más productivos del mundo, consiguiendo récords destacados en los campos de la medicina, la ingeniería, la bioquímica, la genética y la biología molecular (FECYT, 2017). No obstante, es en los resultados de transferencia de tecnología donde las universidades españolas todavía no han desarrollado todo su potencial (Berbegal-Mirabent et al., 2013). Esta situación se ve agravada aún más por una tendencia decreciente en el número de proyectos financiados por industrias (ya sea nacionales o internacionales). 

La razón subyacente detrás de estas cifras radica en el actual sistema de incentivos. Los académicos deben distribuir su jornada laboral entre actividades de docencia, investigación y transferencia de tecnología. A excepción de las funciones docentes, el resto del tiempo de trabajo se prevé que se dedique a las otras dos actividades, pero ¿cómo se hace este reparto? Varios factores dan forma a esta decisión. Las motivaciones intrínsecas (p. ej., actitud, contribución esperada), las motivaciones extrínsecas (p. ej., incentivos de promoción, reputación académica) junto con la regulación universitaria, la cultura y los servicios de apoyo juegan un papel fundamental en esta decisión (Olaya et al., 2017). 

En España, las motivaciones extrínsecas son especialmente relevantes hasta que los profesores obtienen un puesto fijo, ya que un puesto fijo asegura el puesto de trabajo.

Una agencia externa se encarga de evaluar los méritos de los candidatos. Este proceso se conoce como “acreditación” y existen diferentes puestos intermedios antes de llegar a un puesto permanente. Por lo tanto, las oportunidades de promoción están muy ligadas a este proceso de acreditación, ya que los/as investigadores deben pasar con éxito este proceso si quieren ser designados para un puesto vacante en una universidad.

El sistema de acreditaciones

Analizando los pesos asignados a las diferentes actividades consideradas en este proceso de evaluación (de la Torre, 2015), se concluye que las publicaciones en revistas científicas pesan entre el 26% y el 35% del total de puntos de evaluación (dependiendo del campo de conocimiento), mientras que no más del 14% de los puntos se refieren a actividades de transferencia de tecnología. El limitado reconocimiento académico a las actividades de transferencia de tecnología impide que los/as académicos participen en tales esfuerzos. En cuanto al aspecto económico, el salario de los/as trabajadores en las universidades públicas sí incluye complementos para docencia e investigación, pero no para actividades de transferencia de tecnología. 

Dadas las consideraciones anteriores, parece justo cuestionarnos si las universidades españolas, en particular aquellas con un alto componente industrial están adecuadamente alineadas con las necesidades de la industria; y si es así, ¿cuáles son los desencadenantes de esta desalineación? Desde aquí os animo a que reflexiones sobre estas cuestiones, clasifiquéis vuestras motivaciones (tanto intrínsecas, como extrínsecas) y os planteéis, ¿en qué invierto el tiempo?

 

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Comentarios
  1. Albert Corominas dice: 21/01/2022 a las 09:52

    También hay complementos (sexenios) por transferencia. Y, entre las actividades de transferencia, los contratos con empresas e instituciones pueden dar, y de hecho dan, lugar a retribuciones al PDI participante. El importe de dichas retribuciones puede llegar a ser hasta el doble de la nómina anual máxima de un PDI universitario.

  2. […] Enlace al post original […]

  3. Rafael dice: 21/01/2022 a las 19:15

    Las empresas y las instituciones públicas son las que no son dadas a solicitar apoyo técnico al profesorado universitario. El flujo de solicitudes desde las empresas/instituciones hacia la universidad deberia ser mucho mayor que el flujo que se comenta: la universidad buscando sectores a los que trasnferir conocimiento.


¿Y tú qué opinas?