El PDI en las universidades públicas españolas: distribución por rango de edad y sexo (II)
En este segundo post de la serie Radiografía del Personal Docente e Investigador (PDI) de las universidades públicas españolas, que publicamos cada viernes, señalamos cómo se distribuye el PDI por edad y sexo. En la entrada anterior de universídad, se mostraron datos globales en las universidades públicas españolas. Esta información se basa en datos aportados por nuestro editor y miembro de Studia XXI, Fernando Tejerina.
Por un lado, las mujeres son mayoría en la primera cohorte -menores de 30 años- del PDI, que corresponde a la etapa eminentemente de preparación y formación como profesoras e investigadoras; rozan el 50 % en el rango de edad 30–39 años y su presencia va disminuyendo a medida que se avanza en el rango de edad. Además, la información recogida en la tabla 1.4 pone de manifiesto la proporción reducidísima del PDI menor de 30 años, es decir del PDI que se encuentra en la primera etapa de formación como profesor e investigador así como en el rango de edad 30–39 años, que corresponde a jóvenes profesores e investigadores, en general, con plena capacidad docente e investigadora.
Resulta preocupante que el PDI perteneciente a los dos rangos anteriores de edad, muy minoritario en el conjunto del PDI, representa solo el 19,2 %, pues es el llamado a progresar en la carrera docente e investigadora y el que globalmente debiera garantizar el relevo generacional que permita a la universidad avanzar por la senda de la calidad en la formación, la excelencia investigadora, la internacionalización, la modernización, apostar por la revolución digital y por el compromiso social.
Si el conjunto del PDI es considerado como un conjunto cerrado (se trata pues, de un ejercicio porque, evidentemente, el conjunto del PDI no es cerrado y a las plazas vacantes pueden concursar doctores de universidades privadas y extranjeras, investigadores de centros españoles o extranjeros, doctores actualmente en la empresa, en paro, etc.), la jubilación progresiva de los mayores de 60 años, el 14,3 % del profesorado, generará 13.492 plazas vacantes de profesorado, mayoritariamente plazas de catedrático y de profesor titular, que serían ocupadas por miembros del PDI de otra condición administrativa, y así progresar en la carrera académica. Siguiendo en esta línea, las vacantes, los 13.492 “huecos” en la plantilla del PDI originados en el intervalo de mayor edad, se propagarían hasta el rango de menor edad, menos de 30 años, integrado por algo menos de 1.500 jóvenes en formación. Análogamente, haciendo el mismo ejercicio para los rangos de edad, por una parte mayores de 50 años y, por otra, los menores de 40 años, se observa que la jubilación de aquéllos generaría 43.685 vacantes de profesores en general con plena capacidad docente e investigadora; los sucesores naturales debieran ser fundamentalmente los profesores con menos de 40 años, 18.116 profesores. La realidad, sin embargo, es bien distinta.
En consecuencia, el análisis más elemental de la plantilla del PDI de las universidades públicas españolas muestra la dificultad para el reemplazo generacional del profesorado, lo que podría comprometer los estándares de calidad y excelencia conseguidos, y envía una señal clara de alarma.
Emerge así la necesidad imperiosa de prever el relevo generacional con garantías de preparación y formación, que exige proceder sin dilación a ejecutar una programación plurianual para incorporar nuevos egresados, con especial interés en la incorporación de los jóvenes egresados con mejor expediente académico, es decir, retener, recuperar, atraer y formar el mejor talento para apostar por la excelencia universitaria.
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*Fuentes de datos numéricos: INE, Sistema Integrado de Información Universitaria (SIIU) y elaboración propia.