La jubilación o la «Tierra Media»
Si todo va bien, llegará un momento en tu vida en que ya no tendrás que trabajar para vivir. Parece el paraíso, pero no es oro todo lo que reluce…
En este breve post intentaré resumir mi experiencia con esa situación. No pretendo servir de ejemplo ni siquiera dar ningún tipo de consejo. Pero espero que, si no estás lejos de este capítulo de tu vida, estas líneas te alerten, te hagan pensar… y no te aburran. Por cierto, si antes de embarcarte en la lectura de este artículo deseas saber algo de mi trayectoria profesional puedes ver un resumen aquí.
Cuando te llegan los 70
Lo primero a saber es que los funcionarios docentes tenemos la posibilidad de continuar activos hasta el final del curso académico en el que cumples los 70 años. Lo cual, aunque tengas la pensión máxima, es un dinerito que no viene mal. Luego, durante el siguiente curso, le pedí a mi departamento (que aceptó encantado) impartir el mismo curso cuatrimestral que había estado dando en los últimos tres años. ¿Por qué? Pues porque estaba escribiendo con Carmen Beviá un libro que era la base del curso, y este me sirvió para acabar de rematarlo así que fue un win-win. El curso terminó en febrero del 2020 y no me hubiera importado continuar dando algún cursito más. Pero la pandemia acabó con esos planes…
El «emeritaje»
Conviene que unos cuantos meses antes de tu posible paso a profesor emérito empieces a mover los necesarios papeles, que dependen de lo que tenga legislado tu universidad. La legislación de la mía puede consultarse aquí.
Te explico los puntos más importantes:
- Para ser emérito se exige tener al menos tres evaluaciones investigadoras positivas, la cuarta abierta y una carta del departamento sobre el interfecto. Cinco evaluaciones positivas eximen de la carta.
- Haber pertenecido a los cuerpos docentes de la Universidad Carlos III por un periodo mínimo de diez años.
- La relación es anual revisable, hasta dos veces. O sea, puedes ser emérito por tres años, no más.
- Los departamentos a los que estés adscrito te podrán asignar hasta 84 horas de docencia por año. Podrán eximirse de la docencia quienes tengan seis evaluaciones investigadoras positivas y presenten un programa de investigación para los próximos tres años.
- La dotación económica para este contrato será la establecida en el convenio colectivo en vigor. Aquí yo sé que hay bastante variabilidad entre los emolumentos asignados por las distintas universidades.
Una vez pasados los tres años puedes continuar como profesor «emérito-honorífico» que te da derecho a un despacho y poco más (pelas = 0). Ten en cuenta que durante esta etapa ya no tendrás ninguna relación contractual con tu universidad, por lo que si tu departamento te debe algún tipo de dinero, puedes tener problemas para cobrarlo. Te pueden pagar viajes, eso sí.
Nuestra ley dice que los eméritos honoríficos «Podrán participar, como externos, en actividades remuneradas de postgrado, incluyendo títulos oficiales y propios, y formación continua»… Peroooooo, ten mucho cuidado. Porque si clases pasivas detecta actividad profesional (por ejemplo, que tienes un NIF) te podrían quitar hasta la mitad de tu jubilación. De esta draconiana medida están exentos los derechos de autor. En todo caso, entérate bien antes de aceptar cualquier trabajo remunerado para evitar sorpresas desagradables.
Y de lo demás ¿qué?
Desde que me jubilé, he hecho un punto en continuar mi vida profesional de la mejor manera posible. Es mejor para tu mente que hacer crucigramas o cualquier otra manera de mantenerte intelectualmente activo. Y además te permite seguir en contacto con los compañeros que aprecias, con la gente joven realmente interesante y también te permite acceder a los fondos de investigación, aunque no a dirigir proyectos, el ministerio sabrá por qué.
Aunque las facultades físicas y mentales no van aumentando (por no decir otra cosa) el cese o, en todo caso, la disminución de la actividad docente te da una mucha energía. Yo, durante el primer mes de docencia, estaba baldado, me dolía todo el cuerpo. ¿Por qué? Pues posiblemente porque moverte durante hora y media, a veces dos horas seguidas, escribiendo en la pizarra, tratando de interesar a una audiencia no necesariamente muy entusiasta, contando algún chiste, improvisando, etc., es algo muy estresante.
¿Reiventarse?
Bueno pues eso, para mí, esencialmente se ha terminado. No tengo que preparar nuevos cursos a no ser que esté muy interesado en darlos, ni corregir ejercicios, ni amenizar la clase con ejemplos sacados de la actualidad, ni tratar de explicarlo todo bien. Tampoco tengo trabajo administrativo, aunque en mi departamento siempre conté con la magnífica ayuda de nuestro equipo de secretarias que, sobre todo durante los tres años en que fui director de departamento, me quitaron muchísimo trabajo.
Así que tienes mucho tiempo para asistir a seminarios (online o no), congresos (ídem) y, sobre todo, para hacer investigación.
Como sabes, la misión de la universidad es dar la mejor formación profesional a los alumnos, para lo cual los profes tenemos que saber cuál es el estado actual de nuestro gremio y, por ello, tenemos que leer las principales revistas e ir a los principales congresos. Los libros pueden estar retrasados tres, cinco, incluso diez años en relación con lo que ahora se hace. Y la única manera de demostrar fehacientemente que comprendemos lo que se está haciendo es contribuir a este esfuerzo.
Pues bien, en tu jubilación tendrás mucho tiempo para esta hermosa tarea que, además, te vendrá muy bien para mantener tu mente ágil y entrenada.
Además, aunque no te lo creas, la veteranía es un grado y, aunque a edades provectas parece que es más difícil ser verdaderamente original, a estas alturas tendrás un buen dominio sobre la técnica de escribir para la academia. Y esto cuenta. De hecho, a mí, en el período 2020 hasta hoy, me ha ido tan bien o mejor que en cualquier otro anterior: seis publicaciones (y otra en cartera), dos de ellas en revistas de primer nivel en su especialidad; un libro; una entrada en el comité editorial de una revista en el SSRN en el que dirigí un número monográfico; y una tesis doctoral dirigida y leída con otra que va camino de serlo. Además, colaboro habitualmente con dos revistas de difusión nacional. Para rematar me ha dado tiempo para crear, junto a Antonio Cabrales, Ismael Sanz y Jorge Sainz, un seminario bimestral de economía de la educación, en la creencia de que este ha sido y es el punto débil de nuestro país.
En resumen
Te animo a que consideres la jubilación como una oportunidad de hacer cosas. Yo te he dado unas ideas que no tienen por qué ser exclusivas. Voluntariado social, clases, particulares o no, y otras muchas actividades social e individualmente productivas están ahí esperando que las atrapes. Y, por cierto, tampoco hay nada malo en incrementar el tiempo dedicado a actividades más privadas como los amigos, el ejercicio físico, los viajes, la cocina, la lectura, etc.
Bienvenido a esta nueva y fascinante “Tierra Media”.
Nota. Agradezco a Carmen Beviá y a Juande Moreno-Ternero sus comentarios a una versión preliminar de este trabajo. Yo soy el único responsable de cualquier error u omisión que pueda existir en él.
No es recomendable llegar a los 70 y no tener un plan B después de la universidad. Cuestiono el emeritaje sin requerir la máxima excelencia siguiendo los criterios actuales de docencia e investigación para el PDI joven (evaluación intensiva vs extensiva) De lo contrario es un agravio. El emeritaje lo debería resolver la universidad por concurrencia competitiva, sin requerir ningún aval del departamento (son parte interesada). Pero sobre todo discrepo en el usufructo de espacios y por supuesto de cualquier asignación económica (sea en especies, dietas o mentorizado) porque en muchas universidades no sobran espacios ni fondos. Parafraseando a Aitor Esteban (PNV): «Yo nunca he creído que la edad nos capacita más o menos (…) pero sí tengo claro que hay un tiempo para estar y otro para marcharse.”
Como Emérito en mi último año en la UC3M, comparto buena parte de las reflexiones de Luis Corchón sobre esa «Tierra Media».
Algunas aclaraciones respecto al post-emeritaje específicas de la UC3M (BOEL 15 julio de 2022)
1.- Tras ese periodo de tres años de emérito con un salario de profesor asociado y el correspondiente contrato, podemos optar a la figura de académico senior (no es muy afortunada esta expresión). Tiene carácter honorífico y protocolario y no conlleva ninguna contraprestación económica no constituye relación de carácter estatutario o laboral. Tiene una duración máxima de dos años y se podrá volver a solicitar.
2.- Tienen derecho a disponer de correo electrónico, carnet de identificación como académico/senior y acceso a las zonas comunes de la universidad (!!!) y la biblioteca, pero no tendrán acceso a las plazas de aparcamiento (una inteligente manera de promover el transporte público!!)
3.- No están adscritos a departamentos o institutos pero tendrán una adscripción única si existe autorización expresa de uno de ellos.
4.- Pueden participar en actividades de postgrado remuneradas, como externos, formación continua y co-dirección de trabajos fin de estudio y tesis doctorales.
5.- Los nombramientos serán realizados por el Rector a propuesta del Vicerrectorado de profesorado previa solicitud del interesado antes del 1 de marzo de cada año.
Algunas reflexiones:
1.- Cada universidad pública tiene su propia normativa en base a un principio de autonomía universitaria. Un estudio comparativo entre ellas sería útil.
2.- Personalmente me encuentro en un exigente momento de actividad científica sin restricciones administrativas ni docentes y mi ritmo de trabajo es superior al que tenía durante la década de mis sesenta años.
3.- Me gustaría aportar mi know how docente, investigador y de gestión a la universidad en la que han transcurrido mis ultimos 30 años de vida académica.
4.- En ese sentido, del mismo modo que los alumni suministran un input interesante de cara a políticas de la universidad, los eméritos y académicos senior pueden aportar también, si lo desean, su granito de arena.
5.- De salarios podremos hablar en otro momento, dado que nuestra nómina cuando estábamos en activo, se basaba en complementos de todo tipo (algunos de ellos competitivos como los sexenios) frente a una salario base que sonroja.
6.- Reivindico el derecho a la pereza para el que se quiera acoger a él, independientemente de la edad, pero su validez universal en el mundo académico la pongo en duda mientras el cuerpo y la mente aguanten.