Cultura y Universidad: una conversación pendiente

Todos los indicios lo confirman: la cultura no es un tema relevante para la Univesidad española. El último documento sobre nuestro sistema universitario (el ranking de universidades publicado por la Fundación Conocimiento y Desarrollo) viene a confirmarlo. Ninguno de los 36 indicadores que se emplean para medir el rendimiento de nuestras universidades toma como referencia la cultura en el medio universitario.

Los propósitos de este ranking son ayudar a los estudiantes a decidir dónde estudiar, facilitar a los responsables universitarios la toma de decisiones y proporcionar información para que las empresas y otras instituciones detecten las fortalezas de las universidades y diseñen sus estrategias de colaboración. Parece que todo eso puede hacerse sin tener en cuenta la vida cultural de las universidades.

Evitar hablar de cultura en los documentos que tratan sobre nuestras universidades se ha hecho demasiado frecuente. Por eso nadie se ha extrañado que ninguno de los más de 900.000 datos que reúne el informe La Universidad Española en cifras. 2015/2016 (el último documento sobre el sistema universitario español publicado por la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas, CRUE) haga la más mínima mención a la situación de la cultura en nuestros campus universitarios. Nada sobre la conservación y difusión del patrimonio, nada sobre los hábitos culturales de nuestros estudiantes y docentes, nada sobre la vida cultural y creativa en las universidades.

Hace unos meses, comentando el dato de que el 40% de los españoles jamás ha leído un libro, Félix de Azúa finalizaba su columna diciendo que “la Universidad, ya se sabe, es muda. Socialmente, no existe” (“Analfos”, El País, 23 enero 2018).

Pero los analistas culturales responden con la misma moneda, y se ha hecho igual de frecuente soslayar la dimensión universitaria en los estudios que tratan sobre la cultura. Para comprobarlo basta revisar los últimos documentos publicados como el “Plan Cultura 2020”, elaborado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, o cualquiera de los informes anuales (el último publicado hace apenas unos días, Informe sobre el estado de la cultura en España 2018. España y el espacio cultura iberoamericano) que realiza la Fundación Alternativas sobre el Estado de la Cultura en España. En ninguno se hace la menor evaluación de la cultura en el ámbito universitario.

El ensimismamiento en el que viven nuestras universidades es proporcional al desinterés con el que desde el mundo de la cultura se trata lo que sucede en el medio universitario. De la solución que se dé al dilema que esta situación plantea, ¿es posible una universidad sin cultura?, ¿puede sobrevivir la cultura sin la universidad?, dependerá la fortaleza de nuestro sistema de educación superior y la calidad de la cultura española.

Durante esta última década las universidades han vivido una asfixia económica que se ha ido superando con recortes que han dejado muy afectadas la investigación y la docencia; recortes (y también enredos burocráticos) que han servido como coartada para que las universidades abandonen una parte considerable de su responsabilidad con la creación y la promoción de la cultura.

Es alarmante que el lugar en el que cada año completan su capacitación superior más de un millón y medio de jóvenes no se tenga en cuenta desde el punto de vista de su formación cultural. Ya se sabe que la universidad debe ser una escuela de civilización y que ser civilizado, como escribía Manuel Azaña en La velada en Benicarló, “no consiste en fabricar tractores sino en cultivar los sentimientos y domesticar los impulsos feroces”. Un adecuado nivel cultural de nuestros universitarios no solo proporcionará una sensibilidad y conciencia crítica, sino que será el mejor antídoto contra aquellos que fomentan los comportamientos más violentos.

La actividad cultural en nuestras universidades se promueve desde la “extensión universitaria”, uno de cuyos objetivos debe ser inculcar hábitos culturales en los universitarios, independientemente de su disciplina de estudio. Conviene leer con atención el artículo 93 de la vigente Ley de Universidades (Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril) titulado “De la cultura universitaria”, que expresa sin ambages: “es responsabilidad de la universidad conectar al universitario con el sistema de ideas vivas de su tiempo”. Para cumplir este propósito “las universidades promoverán el acercamiento de las culturas humanística y científica y se esforzarán por transmitir el conocimiento a la sociedad mediante la divulgación de la ciencia».

No es necesario ser un experto promotor cultural para calcular el efecto positivo que su aplicación tendría sobre nuestra fatigada vida cultural, acorralada por el entretenimiento, castigada con una alta fiscalidad, sin una ley de mecenazgo y con el maltrato a las humanidades en todas las etapas del proceso formativo. Tampoco es difícil imaginar cómo sería la vida cultural en nuestras universidades si se disponen los medios para alcanzar los fines que se proponen en el artículo mencionado.

Hay que recordar las palabras de María Zambrano cuando decía que una universidad debe ser “enseñanza metódica y regular, investigación o ayuda a la investigación y, aun algo más, una irradiación que llegue en principio a todos; que contribuya a crear un ambiente más alto, más exigente”.

Para que esa “irradiación” sea efectiva hacen falta más y mejores programas culturales en nuestras universidades que impliquen a todos los universitarios y que haga que todos los que forman la universidad (especialmente docentes e investigadores) se distingan por la intensidad de sus hábitos culturales. Tan importante es ésto como que nuestros creadores y promotores culturales sientan que las universidades son cómplices para sus proyectos y encuentren en los universitarios a un público formado que sepa valorar sus trabajos. A todos nos concierne que esa conversación entre Cultura y Universidad comience lo antes posible.

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Comentarios
  1. antoni elias fusté dice: 08/06/2018 a las 09:08

    Enhoróptima Jesús Cañete !!
    excelente artículo.

  2. Fernando Ibáñez Garuz6 dice: 08/06/2018 a las 17:58

    Para los que amamos la educación,la cultura,el conocimiento en general este artículo nos reafirma en lo urgente que es un Pacto de Estado sobre el sistema educativo, que abarque a todas las Comunidades Autónomas y similares,para de una vez por todas iniciar el camino que ponga a ESPAÑA en un lugar puntero.Solo así avanzaremos como una Nación del siglo XXI.

  3. Walter Hugo Vargas Vaca dice: 09/06/2018 a las 02:10

    Las universidades están dando pasos hacia la creación de robots humanos, insensibles con las cosas que están sucediendo a nuestro alrededor. Veamos lo que está pasando con el medio ambiente y el cambio climático. Pareciera que se agotaron los principios y no se respetan los derechos de los otros.

  4. Antonio Ariño dice: 09/06/2018 a las 14:08

    Excelente artículo. El problema radica en las propias universidades que no cumplen la ley en su artículo 1, ap. 1 donde se dice con claridad incuestionable que la cultura, junto a la docencia y la investigación, es la tercera misión de la universidad. Tengo escrito esto en un artículo que podéis leer en https://www.academia.edu/36172321/The_cultural_mission_of_universities

  5. Santiago B. dice: 11/06/2018 a las 18:28

    Totalmente de acuerdo, Jesús. Los gestores culturales tenéis una ardua tarea por delante, un gran reto para mejorar nuestra universidad.

  6. Lydia dice: 06/09/2019 a las 03:51

    Brillante.


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