Análisis del Programa María Goyri: ¿realmente atrae y retiene talento?

Durante las últimas semanas, hemos estado debatiendo sobre el Programa María Goyri, lanzado desde el ministerio de Ciencia y Universidades, para la atracción y retención de talento.

Diana Morant, Ministra de Ciencia, Innovación y Universidades del Gobierno de España, se expresa así en la red social X: Estoy feliz. Hablamos de nuestros jóvenes, nuestro talento investigador, ese que se tuvo que ir en la época de los recortes o que se quedó precariamente y que ahora tiene un futuro garantizado en su país y que pretende acabar con la precariedad en las universidades / «Queremos poner fin a la precariedad en nuestras universidades».

Objetivo del Programa María Goyri

Al analizar el programa, veo que no sirve para atraer y retener talento, y mucho menos para erradicar la precariedad en nuestras universidades. La iniciativa propone una inversión de 1.500 millones de euros, de los cuales 600 millones provendrán de las comunidades autónomas, con el objetivo de crear aproximadamente 5.600 plazas de ayudante doctor (AyDr) en las universidades públicas españolas. Sin embargo, es fundamental cuestionar si esta medida realmente abordará los problemas estructurales que afectan al sistema universitario y si logrará ofrecer condiciones laborales dignas a los investigadores.

Si hacemos cuentas con los números mencionados, los ayudantes doctores se consideran «de los baratos», con un salario cercano a los 30.000 euros brutos al año. Se espera que las universidades públicas (UUPP) se comprometan a su estabilización, siempre y cuando estos profesionales superen las acreditaciones de la ANECA para el acceso a la figura de Profesor Titular de Universidad (PTU) o cumplan con los requisitos establecidos por la Agencia Estatal de Investigación para alcanzar la categoría R3. Con estas premisas en mente, plantearé algunas preguntas y sugeriré posibles respuestas.

Preguntas y límites del Programa

¿Con un salario así y la promesa de estabilización tras seis años y dos acreditaciones, realmente lograremos recuperar talento del exterior? Definitivamente no.

Cualquier doctor, ya sea español o extranjero, que esté trabajando fuera de España tendría que renunciar a la mitad de su salario y a su entorno investigador para comenzar desde cero en un contexto que a menudo puede ser hostil hacia los que vienen «de fuera». Creo que es muy difícil que nadie se atreva a volver en estas condiciones.

Público objetivo principal

Lo mismo ocurre con los doctores ya contratados en el sistema español, ya sea en proyectos o en convocatorias de talento. Muchos de ellos perderán dinero, pero se aferrarán a estos contratos como ayudantes doctores (AyDr) únicamente por la promesa de estabilidad. Así, una posible población objetivo para esta convocatoria serían aquellos doctores que ya están en el sistema, pero carecen de estabilidad.

Esta convocatoria les obligará a atravesar un desierto de seis años, ganando menos y tratando de adaptarse a departamentos que, en muchas ocasiones,  no les reciben con la mejor sonrisa.

Público objetivo secundario

¿Cuál sería una segunda posible población objetivo dentro de nuestro sistema universitario a quienes esta convocatoria les resultará atractiva? Definitivamente los miles de llamados “falsos asociados”. Esta convocatoria les promete un futuro y un salario mejor.

Estos “falsos asociados” son precarios, pero ¿tienen talento? Supongo que algunos si y otros no. Lo que es cierto es que la mayoría ya están integrados en el entorno de un departamento que los considera “como propios” y que probablemente los elegirá por encima de otros candidatos.

Si las 5.600 plazas se cubren principalmente con este perfil de candidatos, no solo no habremos acabado con la precariedad (ya que hay muchos más en esa situación), sino que tampoco habremos logrado retener talento.

Esto llevaría a congelar una vez más el sistema universitario, repitiendo un proceso similar al de las “idoneidades” de los años 70 y 80, que fue uno de los grandes responsables de nuestra cultura endogámica.

¿Pueden 5.600 plazas estabilizar el sistema?

¿Lograrán estos 5.600 estabilizarse en el sistema, suponiendo que las universidades cumplan con el compromiso de ofrecerles una plaza a concurso? Aquellos que ya tienen una carrera investigadora podrán concseguir la acreditación R3 y, después de varios dando infinitas clases, también podrán obtener la acreditación a Profesor Titular de Universidad (PTU). Sin embargo, muchos de los “falsos asociados”, a pesar de tener una gran carga docente, tendrán que realizar un esfuerzo considerable para alcanzar ambas acreditaciones.

Por lo tanto, la respuesta es que no todos conseguirán estabilizarse. Es importante recordar que para lograr la estabilidad, las plazas se consiguen a través de concurso público, y no sería raro que muchos de ellos no consigan su plaza.

Algunas conclusiones sobre el Programa María Goyri

A la vista de estas reflexiones, puedo afirmar que este programa no es ni de atracción ni de retención, y además, no resolverá la precariedad de nuestro sistema universitario. Se trata sencillamente de una tirita sobre una gran herida que está vinculada con el problema estructural del personal en las Universidades Públicas. Herida provocada por la infrafinanciación, la endogamia y las políticas de «pasteleo» de muchos rectores, quienes prefieren llevarse bien con sus facultades, escuelas y departamentos en lugar de abordar los problemas fundamentales que afectan a la educación superior.

En los últimos diez años se han jubilado más de 8.000 profesores permanentes (Catedráticos Universitarios y Profesores Titulares de Universidad) y un número similar de científicos del CSIC y Organismos Públicos de Investigación (OPIs) del Estado.

Su reemplazo ha sido «de aquella manera», sin considerar la diáspora científica que ha afectado a nuestro país.

Gracias a que el baby boom duró casi dos décadas, nos enfrentamos ahora a otros diez años en los que se jubilarán aproximadamente 20.000 profesores y científicos del sistema público de Universidades y Ciencia.

Si en los gobiernos estatal y autonómicos hubiera alguien con una mínima visión de estado, tomaría estos números como una oportunidad única —que no se repetirá en décadas— para potenciar nuestras universidades y, al mismo tiempo, solucionar parcialmente la precariedad existente, devolviendo a los mejores talentos a nuestro país. Nos merecemos algo mejor que este programa María Goyri. Necesitamos un Plan Nacional de Atracción y Retención de Talento que sea genuino y efectivo.

Una propuesta de solución para el Programa María Goyri

Para empezar, habría que destinar diez veces más dinero a este asunto. No se trata de un compromiso temporal de solo seis años; necesitamos al menos 15.000 millones para una década (1.500 millones por año). Con la participación de universidades y comunidades autónomas, esta cantidad es irrisoria para el Estado, especialmente si se compara con la deuda que se perdonará a algunas comunidades autónomas.

Además, esto nos permitiría cumplir con un compromiso pendiente hacia nuestra diáspora científica y, al mismo tiempo, transformar nuestras Universidades Públicas y Organismos Públicos de Investigación.

Un problema

El problema es la precariedad del sistema. Para abordar esta precariedad, no basta con ofrecer 5.600 plazas «precarias con promesa de estabilización» que vienen acompañadas de salarios miserables para doctores (30.000 euros brutos al año). La mejor solución es financiar bien el sistema universitario público. Si la financiación basal alcanzara la media de la OCDE, no sería necesario implementar ningún programa María Goyri.

Una oportunidad

La oportunidad son las 20.000 plazas que se volverán a generar en los próximos diez años por la seguna tanda de jubilaciones del “baby boom”. Se debería utilizar el dinero para ofrecer «fondos de arranque» generosos durante varios años a aquellas universidades que estabilicen talento externo o atraigan a personas que hayan llegado al sistema español mediante convocatorias de talento. Las universidades y centros que aprovechen sus plazas de reposición en los próximos diez años, siguiendo políticas efectivas de atracción y retención de talento, se podrían beneficiar de estos fondos. Aquellas que no lo hagan no solo quedarán excluidas, sino que también se hipotecarán al contar con un profesorado, normalmente, más mediocre.

Si se quiere activar de manera proactiva la atracción de talento real, no hay necesidad de reinventar la pólvora.

Ya estás todo inventado, en otras partes del mundo e incluso dentro de España. Programas como ICREA en Cataluña o Ikerbasque en Euskadi son ejemplos claros a seguir. No traten de confundirnos: este programa es simplemente una tirita sobre una herida mucho más profunda.

 

 

Comentarios
  1. pmerino@uvigo.es dice: 09/01/2025 a las 11:02

    Estoy totalmente de acuedo con tu opiinión, José Manuel. Con un programa basal bien estudiado y financiado, incluso programas como ICREA e Ikerbasque podrían considerarse simplemetne como complementarios.

  2. Francisco Marcellan dice: 10/01/2025 a las 11:18

    Hay una palabra que define la situación: Ausencia de una planificación a medio plazo del relevo generacional en las instituciones universitarias de nuestro país. Como señala José Manuel, ni los órganos de dirección de las universidades públicas, ni las administraciones competentes, abordan con rigor un problema que puede tener un coste académico (docente e investigador) importante. Atraer talento en el ecosistema actual (precariedad, salarios no competitivos con los de otros países, burocracia asfixiante de gestión, endogamia y ausencia de movilidad) se revela como una tarea compleja. Los diversos programas (Juan de la Cierva, Ramón y Cajal, Margarita Salas, María Zambrano, María Goyri) necesitan ser algo más que apuestas . Deben contemplarse en un marco global en conexión con experiencias exitosas a nivel autonómico (Ikerbasque e ICREA) para dar una imagen coherente de política científica y académica. Finalmente, ¿cual es la evaluación ex post de los diferentes programas y el output de resultados de los mismos, en los que debe jugar un papel esencial la valoración de quienes los han «disfrutado»?


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