Atracción y retención de talento en las universidades de la Comunidad de Madrid: ¿un punto de inflexión?
En el curso de verano sobre política universitaria de la Universitat Jaume I, celebrado los días 3, 4 y 5 de julio de 2019 en Benicassim, se debatió en profundidad sobre el problema que tenemos hoy en día en España con la fuga de talento y, como consecuencia, en la necesidad de atraerlo y retenerlo en nuestro sistema público universitario. Este tema lo trajo recientemente a este blog Carmen Pérez Esparrells (ver aquí), con la rotunda afirmación de que “el futuro de las universidades pasa por retener y atraer talento joven y recuperarlo, de fuera y dentro de nuestras fronteras”.
Entre las posibles soluciones presentadas en el foro de Benicasim, se encontraban las convocatorias que en muchas Comunidades Autónomas se están haciendo de atracción de talento. En la Comunidad de Madrid se conocen como “Talento 1” y “Talento 2”, y pretenden atraer (y en su caso retornar) doctores con y sin experiencia al entramado científico de la comunidad. Dos indicadores parecen confirmar el éxito de los programas: 1) la respuesta de los solicitantes a la convocatoria, y 2) la calidad de los doctores que han retornado a la Comunidad de Madrid. Más de 300 doctores se han incorporado a los centros de investigación de la región y a sus universidades.
Pero una vez atraído el talento, nos encontramos con el reto de retenerlo. Especialmente en las universidades públicas donde, en los concursos de acceso, las posibilidades de éxito para candidatos no formados en el propio departamento son relativamente escasas. No quiero sacar aquí a colación el viejo debate de la endogamia en nuestro sistema universitario, que tiene, por cierto, muchas aristas, pero sí resaltar un par de cosas. La primera es que, en los últimos treinta años, después de dos leyes orgánicas vinculadas a la universidad y de cuatro sistemas distintos de acceso a las plazas de profesorado funcionario (oposición, concursos L.R.U., habilitación seguida de concurso y acreditación seguida de concurso), los sistemas de concursos que existen en la actualidad, donde se regula desde los estatutos de cada universidad la composición de las comisiones de acceso, son los que promueven más la endogamia en toda nuestra historia reciente. Y eso que cada cambio siempre se ha hecho al grito de “contra la endogamia”. La segunda es incidir en el hecho de que hoy, según el último informe de la fundación CYD, el 70% del profesorado permanente del sistema público universitario español ha hecho el doctorado en la misma universidad de la que es profesor. Si consideramos las universidades de menos de 30 años y las quitamos de la ecuación, es posible que, en las universidades de más de 30 años, esa cantidad ascienda a valores próximos al 95%.
Para abordar este problema, y dar salida al programa de atracción de talento estatal más conocido (el Ramón y Cajal), se crearon las convocatorias I3, estableciendo al mismo tiempo cupos en las ofertas públicas de empleo para los Ramón y Cajal con la cualificación I3 en las universidades públicas. Estos cupos, de alguna manera, posibilitarían la retención/inserción de los Ramón y Cajal en el sistema universitario. Pero los beneficiarios de las convocatorias de talento de las Comunidades Autónomas, no tienen, de momento, acceso a la convocatoria I3, y por tanto a beneficiarse de los cupos reservados a I3 en las convocatorias de plazas de las universidades.
En mi opinión, la Comunidad de Madrid, posiblemente el espacio académico más importante de España, debiera ser más ambiciosa con su política de atracción y retención de talento. Es por ello que debiera mirar a otras comunidades autónomas, como Cataluña y el País Vasco, donde programas como ICREA o Ikerbasque, han conseguido atraer talento senior que ha cambiado rotundamente el sistema universitario en dichas comunidades. En Cataluña, además, el programa Serra-Hunter de profesorado ha contribuido a retener y estabilizar a una parte importante de ese talento en el sistema público universitario.
En este contexto, el Programa Echegaray se presenta en la Comunidad de Madrid como una posibilidad para abrir el camino a un futuro donde los que se estabilicen en el sistema público, sean los mejores que se presenten, y no, sistemáticamente, el candidato acreditado del departamento donde se oferta la plaza. Un futuro donde cualquier talento que aterrice en la Comunidad tenga posibilidades de poder estabilizarse, más allá de los cupos del programa I3.
El programa Echegaray no es otra cosa que un sello de calidad. Para que una plaza que sale a concurso en Madrid tenga el sello Echegaray, tienen que concurrir varias circunstancias: 1) la plaza tiene que tener un perfil genérico y unos méritos requeridos que no “marquen” en exclusividad a uno o unos pocos posibles candidatos; 2) todos los miembros que conformen la comisión de acceso, han de pertenecer a un Registro (el Registro Echegaray), donde, para poder ser incluidos, hay que tener un historial académico en el que se haya demostrado una trayectoria de liderazgo y excelencia, especialmente en el ámbito internacional (superando unos mínimos establecidos en el programa), y 3) una mayoría de miembros de la comisión de selección son elegidos de forma externa a la universidad donde se celebre el concurso de acceso. En este proceso tienen especial protagonismo tanto el Registro Echegaray como el Comité Echegaray. Este último es un comité formado por nueve miembros, de incuestionable prestigio académico, que toma las decisiones que conducen a autorizar o no el sello Echegaray a una plaza concreta y es quien elige, de entre los miembros del Registro, la mayoría de los componentes de las comisiones Echegaray.
El programa Echegaray, inspirado en el Programa Serra-Hunter de Cataluña, es escrupulosamente respetuoso con los estatutos de las universidades, está pensado para las figuras de profesorado que contempla la LOU (Catedrático de Universidad, Profesor Titular de Universidad y Profesor Contratado Doctor) y, por último, está adaptado a los procedimientos ya regulados por la LOU y los decretos que la desarrollan, por lo que, para poder concurrir, no se ha establecido ningún procedimiento extraordinario de acreditación.
Está claro que si el sistema universitario fuera más competitivo (para lo cual habría que implantar un sistema de financiación con una parte sustancial variable vinculada a objetivos) no haría falta un Programa Echegaray para que las universidades trataran de contratar a los mejores profesores. Si la financiación dependiera, en gran medida, del cumplimiento de objetivos, las universidades pondrían siempre comisiones de acceso externas e independientes que evaluarían a los candidatos con una óptica muy distinta a la actual. Habría más candidatos, y seguramente sería bastante más normal que las plazas las ocuparan candidatos externos a los departamentos convocantes. Pero hasta que tengamos un sistema donde esto ocurra, programas como el Echegaray nos pueden ayudar a cambiar el signo de las cosas. Podemos esperar un punto de inflexión en el acceso a los cuerpos docentes en la universidad pública madrileña.
En definitiva, con esta iniciativa, se propone abrir una nueva vía más de contratación del profesorado en nuestro país, a imagen y semejanza de los más modernos e innovadores sistemas universitarios del mundo.
Muy interesante, sobre todo el hecho de que las comisiones sean externas a la universidad que convoca la plaza. Pero esto debería complementarse con un diseño de trayectoria académica estable, tipo «tenure track», si lo que se persigue es captar al talento y retenerlo.
También dice mucho el dato «el 70% del profesorado permanente del sistema público universitario español ha hecho el doctorado en la misma universidad de la que es profesor.»
Aunque habría que puntualizarlo, ya que eso no significa que el profesor haya estado todo el tiempo en «su» universidad. Es frecuente que alguien, terminado el doctorado, encuentre un trabajo en otra universidad y se pase los siguientes años (que pueden ser bastantes) intentando concursar a plazas en su ciudad de procedencia para poder regresar a ella. Cuando lo consigue, podría parecer que ha estado allí todo el rato, pero no.
Hola,
Este programa es voluntario? Qué beneficios o incentivos tiene para un dpto o universidad?
Se requiere estar anecado? Cómo se va a diferenciar de los procesos de promoción interna de los profesores Ayudantes Doctores a Contratado Doctor?
Saludos