Construyendo la Cataluña del conocimiento (1985-2015): tres décadas que han transformado la sociedad catalana

Con este mismo título, Construint la Catalunya del coneixement (1985-2015), he publicado hace unas semanas un libro que analiza la política universitaria y científica en Cataluña en estos treinta años. Diversas han sido las personas que me han preguntado por el porqué del libro. Mi respuesta ha sido siempre la misma: hasta el día de hoy no se había llevado a cabo un estudio completo, desde la vertiente del análisis de las políticas públicas, de tres décadas muy relevantes en la historia reciente de Cataluña y de España. Tres décadas que, como describe el propio subtítulo del libro, han transformado Cataluña desde las universidades y la investigación científica. En los últimos años se han llevado a cabo estudios de materias específicas, como por ejemplo en lo referente al gobierno de las universidades o la carrera profesional de los investigadores, pero no un estudio completo de los tres decenios. En el libro han participado cinco expertos conocedores del sistema universitario y científico, así como los consejeros de universidades e investigación de la Generalitat del período 2000-2017. Una contribución de los principales responsables políticos inédita hasta el momento.

Estas tres décadas han transformado Cataluña desde las universidades y la investigación científica.

En estos años se construye y se consolida un auténtico sistema catalán de universidades y de investigación, con características propias y definitorias. Todo ello fruto de una política pública que ha combinado criterios de servicio público y de racionalidad con una orientación que podemos denominar de incrementalista, atendiendo también, en ocasiones, a criterios o intereses particulares, gremiales o territoriales. Todo ello ha comportado, a veces, el desarrollo de un sistema desordenado que, también, es fruto de una cierta introspección del mundo académico (endogamia, corporativismo) y que, aunque conlleva valores positivos -autonomía, independencia del poder político y de intereses de empresas o grupos-, ha aislado en cierta medida la universidad de la sociedad. Así, pues, el sistema universitario y científico catalán se asemeja más a día de hoy a lo que podíamos describir como un patchwork que a un modelo racional y minuciosamente planificado, sea desde la política universitaria y científica de los gobiernos o desde las propias instituciones académicas y científicas.

Desde una perspectiva cronológica, sin duda, la promulgación de la Ley de Reforma Universitaria (LRU) del año 1983 y la denominada Ley de la Ciencia del año 1986 son dos fechas clave. A partir de aquí se construye el sistema universitario, pasando de tres universidades a un conjunto de doce universidades, de carácter mayoritariamente público y, en el caso de las privadas, todas ellas sin ánimo de lucro. Destaca por su impacto territorial la implantación de las nuevas universidades en Girona, Lleida y Tarragona, así como la puesta en marcha de la Universitat Pompeu Fabra y la Universitat Oberta de Catalunya como primera universidad plenamente online de España.

Por lo que respeta a la investigación científica, tras la aprobación de la Ley de la Ciencia, tanto el Gobierno de la Generalitat como el Parlamento de Cataluña interponen un recurso de inconstitucionalidad que no resuelve el Tribunal Constitucional hasta el año 1992, donde reconoce la competencia del Gobierno central en el fomento y planificación general del sistema de ciencia español. Es a partir de esta fecha que, curiosamente, nace una política propia en materia de investigación en Cataluña, con la aprobación de los sucesivos Planes de Investigación de Cataluña y posteriormente de Investigación e Innovación. A partir de la creación, por primera vez, de un departamento específico del Gobierno de la Generalitat en materia de universidades, investigación y sociedad de la información, se ponen en marcha algunas de las iniciativas clave del sistema científico y universitario catalán, tales como la institución ICREA, el impulso de nuevos centros de investigación de carácter autónomo y con una gestión flexible, y la aprobación de la Ley de Universidades de Cataluña (LUC) el año 2003.  Asimismo, hay que destacar la progresiva creación de algunas instituciones y programas que han marcado de forma significativa la consolidación del sistema universitario y científico catalán: Oficina d’Accés y Proves d’Accés a la Universitat (PAU), Agència per a la Qualitat del Sistema Universitari de Catalunya (AQU), Consorci de Serveis Universitaris de Catalunya (anteriormente CBUC y CESCA), Agència de Gestió d’Ajuts Universitaris i de Recerca (AGAUR), Associació Catalana d’Universitats Públiques (ACUP), ICREA, Institució Centres de Recerca de Catalunya (iCERCA).

A partir de 1992, nace una política propia en materia de investigación en Cataluña.

En estos años, como hemos dicho, se ha llevado a cabo una auténtica transformación sociológica. Nunca en la historia Cataluña ha gozado de un capital humano, de un capital social y de unas capacidades científicas como las que se han alcanzado en los inicios del siglo XXI. El acceso a la universidad se ha democratizado, hasta el punto que Cataluña es la región de la OCDE con más estudiantes universitarios cuyos progenitores no tienen estudios universitarios y un porcentaje cercano al 40% de jóvenes que acceden a día de hoy al sistema de educación superior. Un sistema, asimismo, cada vez más abierto a Europa e internacionalizado: cerca del 20% de los graduados ya ha llevado a cabo algún tipo de movilidad académica internacional. Los centros y grupos de investigación catalanes se encuentran entre los más activos de Europa en la participación en proyectos europeos y en la captación de recursos (Programas Marco, European Research Council, Horizon 2020). Y, por encima de todo ello, la eclosión científica, que ha permitido con el paso de los años consolidar un sistema eficaz y sobre todo eficiente, atendiendo a la todavía modesta inversión pública y privada en I+D. Sin embargo, todavía perviven algunos aspectos negativos, como la rigidez de las estructuras universitarias, la baja financiación pública en educación superior y en investigación, la insuficiente apuesta por la innovación y la transferencia de tecnología, así como el envejecimiento de las plantillas de PDI.

En este sentido, en un próximo artículo, analizaré los que a mi entender han sido algunos de los factores críticos que, a lo largo de estos años, han hecho posible la consolidación del sistema universitario y de investigación catalán.

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Comentarios
  1. rafael zorrilla dice: 19/03/2019 a las 10:09

    ¡Esperamos el próximo artículo!
    gracias, Rafael

  2. […] En el libro Construint la Catalunya del coneixement (1985-2015), reseñado en este blog (ver aquí), he destacado una serie de aspectos clave que, bajo mi punto de vista, han permitido consolidar un […]


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