Empleo, máquinas inteligentes y educación

Cuando la mecanización, la informática o la robótica permiten que las máquinas hagan nuestro trabajo de un modo más preciso, rápido, barato o seguro, las personas acabamos siendo sustituidas por ellas. Solo es cuestión de tiempo. De hecho, estamos asistiendo, como nunca antes, a la continua creación, transformación y destrucción de empleo.

El premio Nobel de 2007 Eric Maskin dijo recientemente que no está claro cuál va a ser el impacto de la progresiva automatización del trabajo, por la ausencia de estudios y de conocimiento detallado sobre el tema. Lo cierto es que el cambio que hoy está experimentando el mercado laboral y el que se vislumbra incluso a corto y medio plazo, no tiene precedentes en la historia. Hasta ahora la automatización de actividades por máquinas se ha producido en los segmentos relacionados con trabajos para los que se requería poca formación.

En estos momentos la “automatización” del trabajo empieza a afectar al realizado por personas con una mayor cualificación, incluso con formación universitaria.

Sustituir por máquinas a los mecanógrafos, a empleados de gasolinera o a cajeros en un supermercado, es algo que hemos visto y vemos como inevitable e incluso normal. Sin embargo, nos dan escalofríos cuando vemos el recambio de redactores de noticias, consultores e incluso profesores, por sistemas computarizados cada vez más inteligentes. Esta situación ya está provocando que muchos trabajadores cualificados tengan que optar por desempeños que no requieren tanta cualificación, desplazando a escalones más bajos a quienes antes los realizaban o podrían realizarlos, y así sucesivamente.

Globalmente se acentúa la sobrecualificación de las personas en relación a los trabajos que desempeñan y la pérdida de puestos de trabajo.

Mientras no hacemos casi nada al respecto, la posible destrucción de empleo por un uso creciente de máquinas cada vez más inteligentes ocupa más y más titulares en la prensa, prueba de la preocupación social que produce. No hace mucho tiempo tuve la oportunidad de participar en un debate sobre este tema, reflejado en una interesante publicación: “El trabajo en un mundo de sistemas inteligentes”, de la editorial Ariel. Se trata de un asunto de interés y preocupación crecientes y más en países, como el nuestro, en el que el desempleo es una dramática realidad. No obstante, todavía no observo que preocupe especialmente a nuestros responsables políticos y académicos, al menos no les ocupa demasiado tiempo.

Como nunca, lo más importante para afrontar este proceso es la educación.

Sin embargo,  no estamos haciendo nada al respecto en España. Nuestro modelo educativo es muy mejorable y no está ajustado a lo la sociedad actual. Recalco lo de sociedad, ya que no hablo solo del mercado o las empresas. Además, no es un problema exclusivo de la educación superior sino de todas las etapas educativas. Lo que se nos avecina en relación a las máquinas inteligentes exige que nos anticipemos a los profundos cambios que se darán en los perfiles profesionales, en el empleo y en la distribución del mismo. La reacción de las administraciones públicas y de las universidades se antoja fundamental para que nuestros jóvenes, en especial los nuevos titulados, puedan adaptarse a entornos laborales que cambian constantemente. No es una cuestión de contenidos docentes sino de cometidos de una nueva educación. Exige un profundo cambio en nuestro modelo educativo, que hoy por hoy es más un modelo de memorización-reproducción que de ideación y acción. No se trata sin más de introducir tecnología en materias específicas o tratar el emprendimiento solo como un concepto ligado a la creación de empresas. Además, se requieren cambios importantes en el modelo económico, de producción, de reparto de los beneficios y del trabajo…Necesitamos una nueva economía y que sea el estado y no el mercado quienes fijen ciertas reglas.

Al fin y al cabo, los avances tecnológicos no son buenos o malos sin más. Suelen ser neutros y es su uso lo que realmente saca a la luz sus potenciales bondades o maldades.

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Comentarios
  1. Gaspar dice: 10/01/2018 a las 22:53

    Será cuestión de adaptarse una vez más a los cambios que nosotros mismos generamos. Imagino que hace 100 años se tuvo el mismo debate sobre profesiones u oficios que dejaron de existir con la llegada de la electricidad.
    Es inevitable y lo único que podemos hacer es ver la forma en que como sociedades nos adaptamos a esos cambios que cada vez ocurren más rápido.
    Coincido en que lo más importante es la educación en todos sus niveles. Desde los primeros años de escolaridad se debería enseñar programación y robótica en las aulas, creo que vamos en ese camino pero aún falta muchísimo y la realidad nos pasa por encima.
    Saludos


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