¿Está cayendo la proporción de jóvenes que se matricula en estudios universitarios?

En los últimos tiempos, cada vez que se publican cifras de matrícula universitaria, uno de los temas que suele centrar la atención de la discusión pública es el de la caída del número de estudiantes universitarios. Suelen aducirse dos causas principales: la reducción de las cohortes de edad típicas de esos estudios y el aumento de las tasas universitarias en las universidades públicas. El objeto de esta anotación es mostrar cómo convendría presentar las cifras para que la discusión sobre esa temática estuviera mejor fundamentada.

El punto de partida del debate suelen ser las cifras absolutas de matriculados, tales como las que se recogen en el gráfico 1.

Gráfico 1. España (2000-2015). Matriculados en enseñanzas universitarias (*)

*Se excluye el Doctorado. Fuente: elaboración propia con datos de la Estadística de la Enseñanza Univesitaria en España (INE) y de las Estadísticas Universitarias (Ministerio de Educación).

En él se comprueba, efectivamente, que la matrícula total (excluyendo los estudios de Doctorado) ha caído algo (desde el curso 2011-2012 hasta el curso 2015-2016, desde 1,57 a 1,49 millones de estudiantes. No parece mucho, especialmente si tenemos en cuenta que, desde 2011 hasta 2015, las cohortes de edad típicamente universitarias, entre los 18 y los 23 años (que incluirían 4 años de Grado y un máximo de 2 de Máster), se habrían reducido un 8,7%. La comparación de ambas caídas sugiere que no es necesario aducir la razón del aumento de los precios universitarios para explicar la reducción de la matrícula, sino que bastaría con un razonamiento demográfico. De hecho, si suponemos que ese intervalo, el de 18 y 23 años, es el de las edades típicamente universitarias, la tasa bruta de matriculación (estudiantes / individuos de esa cohorte x 100) habría crecido desde el 53,4% al 55,6%. Si acaso, el encarecimiento de los precios habría resultado en un crecimiento de esas tasas brutas inferior al que se habría producido en su ausencia.

En realidad, para hacernos una idea más cabal de la mayor o menor propensión de los jóvenes a cursar estudios universitarios deberíamos contar con cifras de matriculados detalladas por edades individuales, de modo que pudiéramos calcular tasas netas de escolarización universitaria (estudiantes de la edad i / individuos de la edad i x 100), idealmente por nacionalidad o, mejor aún, por residencia (España / extranjero), de manera que el numerador y el denominador de la tasa fueran del todo comparables.

En defecto de esas cifras, con las actualmente existentes, las de estudiantes, publicadas por el Ministerio de Educación, y las de población, elaboradas por el INE, pueden construirse indicadores suficientes para ofrecer una respuesta más ajustada a la pregunta que da título a la anotación[1].

En el gráfico 2 he recogido el porcentaje que suponen los matriculados en estudios de primer y segundo ciclo (las antiguas diplomaturas, licenciaturas y carreras técnicas de ciclo corto y ciclo largo) y en Grado, clasificados por edades, sobre varias cohortes de edad—las correspondientes a los datos agregados que publica el Ministerio de Educación. Solo he incluido estudiantes de 18 a 30 años, y no estudiantes de mayor edad, pues no podríamos definir una cohorte lo suficientemente delimitada como para que los cálculos tuvieran sentido.

Gráfico 2. España (2007-2015). Matriculados en estudios de primer y segundo ciclo o Grado, por edades, en porcentaje de la población de las edades correspondientes.

Fuente: elaboración propia con datos de Estadísticas Universitarias (Ministerio de Educación) y Cifras de Población del INE.

En el gráfico se observa cómo, entre los cursos 2008-2009 y 2015-2016, crece mucho la tasa correspondiente al intervalo de 18 a 21 años (del 26,8 al 36,1%), mientras que la correspondiente al de 22 a 25 años cae suavemente (del 19,2 al 18,6%) en los dos últimos cursos, y la correspondiente al intervalo de 26 a 30 años lo hace todavía más suavemente desde el curso 2011-2012 (desde el 5,7 al 5%). Que hayan caído estas dos últimas tasas tampoco sería preocupante, pues podría deberse, simplemente, a que los estudiantes obtienen sus títulos más eficientemente, dedicando menos tiempo a completarlos, justamente porque las tasas (de segundas matrículas) han subido considerablemente, tal como ha descubierto una investigación reciente. En conjunto, para el intervalo de 18 a 30 años, la tasa de matrícula habría crecido desde el curso 2009-2010.

Cálculos similares pueden hacerse con las cifras de matriculados en estudios oficiales de Máster. Los recojo en el gráfico 3, en el que se observa cómo crecen las tasas para todos los tramos de edad considerados, incluyendo el global (de menos de 25 a 40 años).

Gráfico 3. España (2007-2015) Matriculados en estudios de Máster oficial, por edades, en porcentaje de la población de las edades correspondientes

Fuente: elaboración propia con datos de Estadísticas Universitarias (Ministerio de Educación) y Cifras de Población del INE.

Desafortunadamente, no podemos sumar las cifras de estudiantes de Grado y de Máster por edades, pues los intervalos en que las clasifica el Ministerio de Educación no lo permiten.

En realidad, no debería extrañarnos el notable aumento de la tasa de matrícula universitaria en el intervalo de 18 a 21 años, pues encajaría con el reciente aumento de las tasas brutas de titulación en Bachillerato, que habrían pasado del 44,3% en el curso 2007-2008 al 54,8% en el curso 2013-2014 y que, en buena medida, reflejarían la mejora en las tasas de graduación en Educación Secundaria Obligatoria (gráfico 4).

Gráfico 4. España (2003-2014) Tasas brutas de graduación en ESO y en Bachillerato (titulados / población de 15 a 17 años x 100)

Fuente: elaboración propia con datos de las Estadísticas de enseñanzas no universitarias (Ministerio de Educación).

Todavía podemos afinar algo más en los indicadores, pues el Ministerio volvió a publicar datos de alumnos de nuevo ingreso (en estudios de Grado) desde el curso 2013/2014. Son pocos cursos, pero, de nuevo, observamos como la tasa de nuevo ingreso de alumnos de 18 a 21 años ha aumentado desde dicho curso (de 11,76 a 12,76%), mientras que se ha reducido en los tramos de 22 a 25 (de 2,6 a 2,26%) y de 26 a 30 (de 1,08 a 0,94%). La reducción en los dos últimos tramos no implicaría una menor propensión a cursar estudios universitarios. Más bien reflejaría que el nuevo ingreso tiende cada vez más a tener lugar en las edades “apropiadas” (inferiores), lo cual, de nuevo, encajaría con la mejora en las tasas de titulación en Bachillerato.

Cuadro 1. España (2013-2015) Alumnado de nuevo ingreso en estudios de Grado por edades (porcentaje sobre la población de las edades correspondientes).

Fuente: elaboración propia con datos de las Estadísticas de las enseñanzas universitarias (Ministerio de Educación).

En definitiva, es difícil responder negativamente a la pregunta que titula esta anotación. Más bien, las cifras sugieren que la propensión a los estudios universitarios ha seguido aumentando o, como mínimo, se ha mantenido en los últimos años, a pesar del aumento de los precios universitarios.

Para responder con más seguridad convendría contar con datos mucho más desagregados por edades y para cada curso de los títulos de Grado. Hace unos años se publicaban datos de estudiantes por edades individuales. Quizá convendría recuperar aquella buena costumbre.  Asunto distinto es si los incrementos de los precios han disuadido a estudiantes procedentes de familias más humildes de ingresar en la universidad o de seguir estudiando una vez ingresados. Responder a esa pregunta requeriría una investigación cuidadosa a propósito. Quizá en otra ocasión.

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[1] Siempre con la limitación de que, durante unos cursos, estaremos comparando, en parte, peras con manzanas, pues se mezclan los datos correspondientes a las carreras universitarias antiguas (que duraban 3, 5 o 6 cursos) con las de los Grados (4 años de duración) y los Máster (1 a 2 años).

 

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Comentarios
  1. FRANCISCO REAL VALERO dice: 13/10/2017 a las 13:04

    Creo que a los datos aportados les falta un componente importante, y es la imposibilidad para los alumnos de poder realizar las carreras deseadas por la reducción de plazas de matriculación, en el caso de Física en la UCM han pasado del año 2014-2015 de 300 plazas a 225 en el curso 2017-2018. Por otro lado los que aprueban la selectividad en Septiembre tienen un número de vacantes muy limitado desde luego ninguna de Ciencias, aparte este año ni siquiera ha habido caida de matricula, y si quieres estudiar FP Superior tampoco quedan plazas para matricularse, sólo con algo de suerte no pierdes un año en un caso u otro.


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