Filosofía, Política y Economía

Después de la I guerra mundial, en las grandes universidades británicas como Oxford y Cambridge, sus mejores estudiantes de los ámbitos sociales y humanos seguían cursando el programa de Literae Humaniores, que llamaban Greats, y que estaba dedicado a la historia, la lengua, la literatura y la filosofía en la Grecia y Roma clásicas. A algunos de los profesores de Oxford, no sin resistencias de los más conservadores, se les ocurrió elaborar un programa de Modern Greats, es decir, un programa con cursos de economía, ciencia política y filosofía contemporánea, dedicado a formar a personas que habrían de tener en el futuro responsabilidades públicas, en la política, en la administración, en las empresas privadas. Y la idea tuvo éxito. Hoy en día existen títulos así en los cinco continentes, más de un centenar. En el mundo social, que es el mundo de la contingencia, el azar tiene mucho que decir. Hace ya casi veinticinco años pasé un curso académico, una estancia postdoctoral, en la Universidad de Oxford. Entre el Balliol College, al que yo estaba asignado, y la Facultad de Derecho, en Broad Street, frente a la Bodleian Library, hay una ampliación que ahora se denomina Weston Library,  a la que algunas veces iba a estudiar y a buscar material bibliográfico que no estaba en la biblioteca de Derecho, y me di cuenta de que algunos estudiantes llamaban esta biblioteca, PPE (Philosophy, Politics and Economics). Y me interesé en averiguar la razón de este acrónimo que, entonces, nada significaba para mí. Cuando lo comprendí me pareció una idea óptima, una titulación que a mi me habría gustado cursar. Esta circunstancia tan contingente guarda relación con la decisión de la Alianza 4 Universidades (una asociación de las Universidades Autónoma de Barcelona, Autónoma de Madrid, Carlos III de Madrid y Pompeu Fabra de Barcelona) de programar un título con estas características.

El éxito de la idea oxoniense es patente no sólo porque la titulación es ofrecida en tantas Universidades del mundo, sino también porque de ella han salido importantes dirigentes británicos y norteamericanos, de Harold Wilson y Edward Heat a Bill Clinton y David Cameron, y de muchos países de la Common Wealth, Australia por ejemplo o Benazir Bhutto en Pakistán. Sin embargo, hay una persona –que primero cursó Greats y después el PPE- en sus comienzos, que quiero destacar ahora: me refiero al pensador Isaiah Berlin, una de las personas más influyentes del siglo XX, una personalidad portentosa, capaz de hallar la luz no sólo en la filosofía, sino también en la historia, la literatura, la política y la economía. Rescataba versos de poetas de la Grecia arcaica, como el de Arquíloco: ‘El zorro sabe muchas cosas, pero el erizo sabe sólo una, muy grande’. Recuperaba las ideas de la historia en Tolstoi, el texto en el que aparece por primera vez el verso del zorro y el erizo. Buceaba en Johann Gottfried Herder o en Joseph de Maistre y nos mostraba, a la vez, y mejor que nadie, la fuerza de las ideas liberales de John Stuart Mill. No rechazó las iniciativas de servicio públicoque le ofreció el gobierno británico y la Universidad de Oxford. Su trayectoria la sigue hoy el Rector de la Universidad Central de Budapest, Michael Ignatieff, el biógrafo de Berlin, en una lucha valiente en defensa de la autonomía y la libertad académica, que la miopía del gobierno húngaro actual pone en peligro y amenaza con clausurar. Sería una pérdida no solo para Hungría sino para la libertad académica de todos los universitarios del mundo.

Pues bien, el grado en Filosofía, Política y Economía programado por las cuatro Universidades (que ofrecen el título conjuntamente) va ya por el quinto año de su andadura. Los estudiantes cursan el primer año en Barcelona, el segundo en Madrid, y los dos siguientes, uno en su universidad de elección y otro en una buena universidad en estas materias, normalmente europea, aunque a veces también en los Estados Unidos.

Ahora que ya contamos con una promoción graduada (la primera, 2013-2017), es hora de realizar un primer y provisional balance.

Se ofrecen sesenta plazas cada curso académico y la demanda es altísima. La nota para acceder al programa se ha ido incrementando hasta encaramarse a más de 13 (sobre 14) el curso académico 2017-2018, situándose en uno de los grados de mayor exigencia.

Algunos de los graduados de la primera promoción están cursando masters en algunas de las mejores universidades del mundo, buscando con ello encontrar un futuro profesional adecuado a su talento y esfuerzo, que son sobresalientes.

He tenido la fortuna de ser profesor de primer curso de este grado durante estos cinco primeros años, de la materia Historia de la Filosofía política. Puedo garantizar que se trata de estudiantes altamente motivados, con una infinita curiosidad para comprender el mundo en el que viven, dispuestos a aprender y a trabajar duro para conseguirlo.

Por otro lado, en esta sociedad española en la que sus miembros tienen menos movilidad que la que una sociedad globalizada requiere, los estudiantes de este grado proceden de todos los rincones de España. No sólo de Madrid y Barcelona, sino de todos los territorios de España. Esto genera entre ellos, dado que muchos están lejos de sus familias, un ambiente universitario como hacía tiempo que yo no veía. Se genera una comunidad que es más difícil generar cuando uno va de su casa a la universidad todos los días. Ellos estudian juntos en la biblioteca, discuten, trabajan y se divierten juntos. Entre ellos, en el mejor de los sentidos, se teje la colegialidad.

Finalmente, dado que los conozco personalmente y he hablado muchas veces con ellos en el campus de mi universidad, puedo dar fe de que la percepción que los catalanes tenían de los ciudadanos del resto de España, y la que los de fuera de Cataluña tenían de los catalanes, ha cambiado profundamente, según todos me reconocen. Los sesgos y prejuicios han caído y ahora se conocen más y mejor. Han aprendido a respetarse en sus diferencias, en un ambiente de franca fraternidad.

Muchas veces, con parte de razón, se acusa la universidad de vivir de espaldas a la sociedad de la que forma parte. Pues bien, precisamente durante estos años de desencuentro entre Cataluña y el resto de España, los estudiantes del grado en Filosofía, Política y Economía de la Alianza 4 Universidades han mostrado cómo es posible construir un espacio para la concordia.

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Comentarios
  1. Guillermo Quintas Alonso dice: 04/06/2018 a las 18:52

    La presente titulación es sin duda alguna de alto valor formativo siempre y cuando la enseñanza universitaria no quede subsumida en una colección de apuntes y de exámenes, sino en conocer de primera mano las experiencias intelectuales de los docentes que, sin duda alguna, han de estar especialmente motivados en este área. Por otra parte, la diversisdad de los puntos de procedencia me evoca lo que era mi residencia de Salamanca en las que había andaluces, bilbaínos, asturianos, maragatos, gallegos, etc… Una de las transformaciones más nocivas de la universidad y de la misma vida de las facultades ha sido la que ha reducido los títulos a una pobre experiencia intelectual y las facultades a unos aularios más o menos congestionados. Perfecto!


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