La batalla por la calidad universitaria: ¿concordia o confrontación?
El debate suscitado estos últimos días sobre las universidades públicas y privadas ha traído a mi recuerdo una de las inscripciones recogidas en el claustro del edificio de las Escuelas Mayores de la Universidad de Salamanca. Me refiero a uno de sus emblemas, el quinto, que junto a un medallón con elefantes y hormigas recoge una inscripción latina que reza:
PACE/ AC CON/CORDIA/ PARVE/ RES CRES/CVNT DISCORDIA/ DILABVN(TUR)
Un emblema que viene a recordar la máxima de Salustio «Concordia parvae res crescunt, discordia maximae dilabuntur» (Que su traducción sería: «en armonía las pequeñas cosas crecen, en discordia las grandes decaen»).
La armonía frente a la discordia
En mi opinión hay un problema de base en la manera de plantear la calidad que tiene que tener las universidades y en este caso concreto las privadas: no se pude abordar un necesario debate sobre requisitos de calidad desde la controversia y confrontación, sin aportar datos y concreción a las afirmaciones y utilizando calificativos peyorativos que descalifican de partida.
Estas afirmaciones tienen la virtualidad de generar una opinión pública que se radicaliza con reacciones que aumentan la confrontación. Todo lo más ajeno a la propia naturaleza de lo que se está hablando: la universidad como espacio que tiene que ser de dialogo y apertura para avanzar en el saber. De ahí el recuerdo a la inscripción que se encierra en los claustros universitarios de Salamanca: la armonía frente a la discordia.
La discordia como arma política
Un ambiente de discordia está llenando la conversación publica en los diferentes problemas sociales que se plantean. Y el problema es que da la impresión que se usa como arma política la generación de confrontación por el modo de plantear los temas. Parece buscarse un rédito partidista y así es muy difícil encontrar soluciones de suma de posturas diversas.
Como dice la máxima, la discordia hace que lo grande decaiga.
Por ello es importante que por la importancia que tiene las universidades para nuestra sociedad, el debate universitario este presidido por una atmosfera donde la conversación publica sea abierta y fundamentada.
La contribución de Studia XXI al debate sobre la universidad
Lo afirmo desde la experiencia del blog donde se esta publicando este post. Precisamente el equipo de editores de Studia XXI cuando lo promovió ya hace unos 10 años, quiso abrir nuevos caminos a la discusión pública sobre la universidad española y se marcaron como objetivo analizar la actualidad universitaria y dar cauce a la voz y a las opiniones de todos aquellos que se sienten partícipes de esta discusión.
Esta es su aportación al diálogo universitario:
- Su vocación constructiva y abierta al debate.
- Su posición independiente y sin vínculos partidistas.
- Su ánimo de crear opinión y de ser foro de encuentro y cauce de discusión desde el rigor y la investigación.
- Su orientación a la acción, de manera que respalde nuevas políticas y estrategias universitarias que redunden en la mejora de nuestro sistema de Educación Superior.
- Su convicción profunda de que el liderazgo intelectual de las universidades es razón y fundamento del progreso y la competitividad de nuestra sociedad.
La urgencia de apostar por la calidad en las universidades
Todo ello lleva consigo el deseo de que el sistema universitario tenga la mayor calidad posible. Importa mucho que tanto el público como el privado responda a unos estándares de calidad y también de diversidad en las ofertas. Que responden también a la necesaria autonomía universitaria y libertad de creación de centros contemplada en nuestra constitución.
Desde esa independencia y rigor ha de plantearse toda regulación universitaria para que no pueda ser objeto de manipulación o alteración de los fines y misión que corresponden a la universidad.
Por último, también cabe plantearse si ante una regulación uniformadora de los requisitos para ser una universidad se puede configurar un espacio de educación superior con pluralidad de misiones. Instituciones y modelos de educación superior que respondan a las necesidades de formación y avances de conocimiento e investigación que lleva consigo la sociedad actual y su rápida y constante transformación.
Lo que en todo caso tiene que ser común a todo modelo de institución universitaria es el rigor y motivación con que se plantea, al servicio de las necesidades de formación de las personas y por lo tanto con una contrastada calidad acorde con la modalidad adoptada: más centrada en la docencia o especializada en determinadas áreas de investigación, espacios universitarios que integran formaciones profesionalizantes con itinerarios curriculares más personalizados y abiertos al reto del aprendizaje permanente.
Excelente entrada del Presidente de la Fundación Europea Sociedad y Educación que, como no puede ser de otra manera, demanda concordia para se pueda configurar a través de la regulación un espacio de educación superior en España de calidad y con pluralidad de misiones y titularidades de las instituciones universitarias.