La edad media del profesorado de la universidad pública en España (II)

El caso del profesorado de las universidades públicas 

¿Encaja el caso del profesorado de las universidades públicas en el patrón general del empleo público? No es una pregunta fácil de responder, pues los datos existentes no lo facilitan. Podemos calcular con ciertas garantías la edad media del profesorado universitario público solo desde el curso 1999-2000. A partir de ahí, las diversas fuentes de datos resultan en cifras algo distintas, si bien podemos distinguir una línea de tendencia suficientemente clara, tal como se muestra en el gráfico 3.

(*) De 1995 a 1997, población total. Fuente: elaboración propia con datos de INE, MEC, Eurostat y Hernández Armenteros y Pérez García.

En él se observa cómo el fenómeno del “envejecimiento” del profesorado de las universidades públicas españolas es anterior a la última crisis y a las medidas de contención y reducción del gasto público en educación. Los datos del INE (Estadística de la enseñanza universitaria) sugieren que se remonta, al menos, a 2002, es decir, a un momento de bonanza económica y de crecimiento de la plantilla total de la universidad pública (véase gráfico 4)*. De hecho, la plantilla siguió creciendo, al menos, hasta el curso 2009-2010, pero también lo hizo la edad media. Aunque los datos de las distintas fuentes llevan a estimaciones distintas, parece que entre 2001 y 2009, la edad media del profesorado universitario público creció casi 3,5 años. Obsérvese que en ese periodo la edad media de las cohortes de 24 a 70 años (que tomo como referencia de las cohortes del profesorado universitario) apenas creció en 0,5 años. La edad media del profesorado universitario también creció más que la del conjunto de los ocupados españoles (que lo hizo en 2,3 años), y que la del conjunto de los asalariados públicos (que subió en 1,7 años).

Fuente: elaboración propia con datos de INE y del Ministerio de Educación.

Los datos del INE y del Ministerio de Educación apuntan a una posible estabilización de la edad media del profesorado universitario público a la altura del curso 2010-2011, pero si fue real, fue efímera, pues un curso después siguió su ascenso, ganando todavía más de 2 años hasta la actualidad. En conjunto, la distancia de la edad media del profesorado de la universidad pública y la de la población de 24 a 70 años pasó de -1 años en el curso 1999-2000 a +3 años en el curso 2015-2016, aumentando todo el periodo con algunas excepciones.

En el curso 2011-2012 empezó a notarse con cierta claridad la caída en la plantilla universitaria, algo mucho más obvio en el curso 2012-2013. La recuperación del tamaño de la plantilla comenzó en el curso 2014-2015. La pérdida neta de plantilla entre 2009-2010 y 2015-2016 fue de unos 5.000 profesores, es decir, un 5% de la inicial. Aunque, como muestran Hernández Armenteros y Pérez García, y como se observa en el gráfico 5, en ese tiempo ha aumentado el profesorado no funcionario (que es, por término medio, más joven) y caído el profesorado funcionario (por término medio, mayor), el efecto neto ha sido el de una plantilla más “vieja”. En realidad, da la impresión de que buena parte de la caída en las cifras de funcionarios ha sido más que compensada por el ascenso en las de profesores con contrato indefinido (contratados doctores y colaboradores), y no tanto en las de profesores con contratos temporales (asociados, ayudantes doctores, contratados doctores y demás).La cifra de estos últimos apenas cayó con la crisis, lo que sugiere que el mecanismo de flexibilidad externa apuntado más arriba (contratar temporales en tiempos de bonanza y “despedirlos” en tiempos de crisis) no parece ser tan relevante en la universidad pública española.

La comparación de la edad media del profesorado en la universidad pública y en la enseñanza pública no universitaria confirma que lo ocurrido con la primera es solo parcialmente resultado de las medidas públicas adoptadas a raíz de la crisis. La edad media de los profesores no universitarios apenas varió entre 2002 y 2011. La plantilla, como en la universidad, también crecía, y bastante, y que no lo hiciera la edad media sugiere una notable incorporación de profesorado joven y/o una notable “expulsión” de profesorado mayor, pues en ese periodo estaba aumentando la edad media de la población general (gráfico 1) y del conjunto de la población ocupada (gráfico 3). La mayor parte del aumento en la edad media del profesorado no universitario tuvo lugar en un único curso, el de 2012-2013, en el que aumentó 0,8 años; en los tres cursos siguientes aumentaría 0,5 años. Ese salto (en 2012-2013) tiene que ver con la reducción del gasto en educación en ese curso, que ascendió a más de 2.500 millones de euros en las enseñanzas no universitarias, y que se materializó, en lo fundamental, en la no renovación de contratos a muchos profesores interinos, más jóvenes que los funcionarios con plaza por término medio**. Como hemos visto más arriba, no se observa nada similar en el caso de la universidad pública.

Fuente: elaboración propia con datos de INE y del Ministerio de Educación.

En definitiva, los datos analizados revelan lo siguiente. Primero, la edad media del profesorado universitario público en España lleva unos tres lustros creciendo casi sin interrupción, lo que significa que crece cuando aumenta la plantilla, pero también cuando disminuye o se estanca. Segundo, la comparación con lo observable en el conjunto de los asalariados públicos y en el profesorado de enseñanzas no universitarias apunta a que el patrón en la universidad apenas se corresponde con el mecanismo habitual de flexibilidad laboral externa del sector público y del privado en España, esto es, la contratación de temporales en tiempos de bonanza y su “despido” en tiempos de crisis. Por último, el “envejecimiento” del profesorado universitario público en España es de los más altos de la Europa de los 15. ¿Comparte el sistema universitario público español algunos rasgos relevantes para el tema que nos ocupa con países en los que dicho “envejecimiento” también es elevado? ¿Se diferencia claramente de los países en los que el “envejecimiento” es mínimo? Quede la respuesta a estas dos preguntas para una ulterior investigación, para la que, por ahora, y por lo pronto, nos faltan datos fiables.


* De nuevo, la edad media se ha calculado asignando valores medios a los intervalos en que las distintas fuentes presentan los datos agregados, salvo que dichas fuentes ofrecieran sus propias estimaciones (lo que ha sido lo habitual en el caso de las Estadísticas universitarias del Ministerio de Educación). En el caso de los intervalos iniciales y finales, los valores asignados han sido: 24 (24 años o menos), 27 (30 o menos), 67,5 (65 años o más, en el caso de los profesores universitarios), 65 (65 años o más, en el caso de los profesores no universitarios), 75 (75 años o más).

** En el curso 2012-2013 se redujo en 13.472 el número de profesores de menos de 30 años que daban clase en enseñanzas generales en la enseñanza pública, lo que supone un 56,4% de la cifra existente en el curso anterior.


Fuente: Cuaderno de Trabajo 9 de Studia XXI, “Demografía universitaria española:aproximación a su dimensión, estructura y evolución“.

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