La evolución del rol docente en la era digital
Pese a que la pandemia por coronavirus irrumpió hace tres años, sus secuelas aún se hacen sentir en diversos ámbitos de la vida humana: no sólo en el ámbito sanitario y financiero, sino que también en el área universitaria.
Las múltiples restricciones a la movilidad de las personas y la instauración de estrictas cuarentenas propició la transición a los medios telemáticos y la incorporación de nuevas tecnologías al aula para el ejercicio de la docencia, lo cual ha significado un gran desafío para los profesionales y ha contribuido a la resignificación de su rol.
A la fecha, el estudiantado no sólo cuenta con libre acceso a una infinidad de fuentes de información, sino que también a distintas plataformas que facilitan su comprensión y la resolución de diversos problemas.
Los alumnos universitarios actuales se desenvuelven significativamente mejor en los medios digitales en comparación a sus docentes.
Eso no significa que los estudiantes sean sólo un receptor pasivo de información. Su aprendizaje demanda más que nunca del acompañamiento sostenido de su docente, quien le deberá guiar en el proceso de búsqueda de información, análisis e interpretación para procurar su formación.
Renovando la manera de enseñar
Para que la transformación digital continúe su curso con éxito y ningún estamento de la comunidad universitaria se quede atrás, es imperante una renovación del perfil docente, en base a la cual sea el profesorado quien se adecúe a las necesidades del alumnado – un nativo digital – y no viceversa.
Para cumplir con el objetivo de que las metodologías de enseñanza se adapten al contexto actual, en primer lugar, el profesorado debe adquirir el bagaje de conocimientos necesarios para ser competente digitalmente y así situarse en el mismo nivel de sus estudiantes. Al mismo tiempo, debe obtener las herramientas que le permitan propiciar de forma correcta que el alumnado haga un uso crítico y responsable de las tecnologías y plataformas digitales disponibles a un clic de distancia, en vez de adoptar una actitud prohibitiva.
En base a lo recién señalado, es clave que exista la capacitación continuada y sostenida al cuerpo docente. Esto permitirá no sólo ir evaluando sus destrezas de forma sistemática, sino que sobre todo ir incorporando la novedad al aula conforme a la contingencia. Insisto, la alfabetización digital de los asistentes de la educación, debe ir acompañada de uno que otro factor, como la disposición de los docentes a aprender, pero también a poner en práctica nuevas formas de ejercer la docencia.
La aversión es una reacción natural frente al cambio, pero que es posible disipar cuando la persona evidencia que el cambio no representa una amenaza.
Para esto, lo óptimo es exhibir a la persona cuáles son los beneficios directos derivados de la reestructuración de su status quo. La transformación digital ofrece una educación de vanguardia a un estudiantado ya globalizado, el cual podrá incorporar las nociones de cambio y evolución, inherentes al mundo actual, a su proceso de aprendizaje.
Pero además, gracias a esta transición, el estudiante pasa de ser un ente pasivo a uno activo, el cual interactúa, toma decisiones y trabaja en equipo, y es el docente quien facilita que él o ella asuma responsabilidades y propicia la generación de una comunidad al interior del aula.
El aula de clases post pandemia
Al sacar provecho significativo de los recursos educativos disponibles, no sólo se transita de una lógica horizontal a una más vertical entre el alumno y el docente, sino que el aula se vuelve un lugar más dinámico y participativo.
En este sentido, la pizarra ya no es el único recurso didáctico válido y pierde vigencia que la clase se componga únicamente de un monólogo del docente, sino que se releva la riqueza que emerge de la interacción del estudiantado y de lo que pueden compartir al resto o qué temáticas pueden poner sobre la mesa. Lo recién señalado promueve que el alumnado aprenda de forma autónoma, pero siempre bajo el alero de su docente, quien le guía en su proceso de aprendizaje y le entrega la orientación requerida para transformarse en un profesional competente y capaz de responder a las exigencias del mercado laboral.
En relación al último punto, y cuando tenemos presente cómo han cambiado las demandas del mercado laboral tras la pandemia, las cuales exigen nuevas habilidades de parte de los recién egresados, hace visible que sea necesario renovar el rol docente, cuyas directrices tienen un impacto directo en la trayectoria profesional de los alumnos.
En síntesis, y como es posible evidenciar, el ámbito universitario tiene aprendizajes que incorporar post pandemia, los cuales guardan relación con la resignificación del rol de los docentes al interior del aula y consecuentemente la incorporación de las herramientas digitales a las metodologías de enseñanza. Sin embargo, para la implementación de estos cambios, no es sólo necesario que el docente acompañe al alumno en su proceso de aprendizaje, sino que el docente también reciba acompañamiento de parte de sus superiores, a modo de facilitar su adaptación y propiciar su aceptación a los cambios, los cuales pueden fácilmente generar resistencia.
La invitación es a concebir el aprendizaje como un proceso dinámico y participativo, en el cual el alumno aprende de forma autónoma, tiene sus propios intereses y cuenta con fuentes diversas de información, pero requiere de la orientación de su docente para filtrar el contenido y evaluar sus decisiones.
Finalmente, la evolución de esta relación sólo trae consigo beneficios, y es el ejemplo más claro de cómo la flexibilidad es la competencia más valorada en este mundo volátil, que nos permite navegar con confianza a través de la incertidumbre.
Es una verdad absoluta la ue se plantea. La necesidad de acompañamiento y fortalecimiento, de las competencias de los docentes en el marco de la transformación digital que se ha venido produciendo, y se acelera con la cada vez más presente, IA. Ese acompañamiento debe estar incluido en las políticas y en la gestión, en la gobernanza de las instituciones; en tanto si bien la capacitación y fortalecimiento de las competencias es parte de la concepción estructural, es necesario contar con el componente humano; y en ese escenario, tener en cuenta lo que conlleva salir de la zona de confort y la resistencia al cambio…
Efectivamente de acuerdo contigo. El docente debe entender que su forma de trabajar en la docencia a estudiantes nativos digitales tiene que cambiar si o si. La forma de comunicarse y proporcionar conocimientos evoluciona hacia una red social donde el docente dinamice y proporcione todo lo necesario para el aprendizje y sus estudiantes enriquezcan sus conocimientos gracias a esto y el trabajo colaborativo.
Es un cambio cultural importante en el que hay que acompañar al docente.