La excesiva especialización de los GIR. Un análisis a partir de la Escuela de Frankfurt

Los Grupos de Investigación Reconocidos (GIR) son “equipos compuestos por docentes e investigadores que comparten objetivos, infraestructuras y recursos, y que se encuentran organizados para realizar de forma organizada tareas de investigación” (2024).

Estos equipos cuentan con un reconocimiento oficial por parte de la universidad o del organismo científico al que pertenezcan, y desempeñan numerosas y diversas funciones: desarrollan líneas de investigación consolidadas, asegurando la continuidad del estudio en ciertos temas; persiguen la obtención de fondos públicos y privados para el desarrollo de proyectos de investigación; impulsan la producción científica mediante publicaciones en revistas especializadas, congresos y seminarios; contribuyen a la reputación académica de la universidad reforzando su presencia en rankings y redes científicas y un largo etcétera.

A continuación, desarrollaré dos cuestiones: la composición de los GIR y el objetivo de dicho agrupamiento, defendiendo que la misión de un grupo de investigación es la interpretación o abordaje de un fenómeno, así como que dicho abordaje siempre será más profundo y complejo si cuenta con perfiles de diferentes áreas que disponen de diversas herramientas.

La excesiva especialización de los GIR es un reflejo de la excesiva especialización de las universidades y sus departamentos, y lo analizaremos a través de la Escuela de Frankfurt. Por último, propongo algunas vías para fomentar la transdisciplinariedad de los GIR.

La composición de los GIR

Los GIR están compuestos casi en su totalidad por profesionales de la misma área académica. En efecto, un GIR de Filosofía Política suele estar compuesto por profesores de filosofía política; lo mismo ocurre con los GIR de Derecho de la Unión Europea, Psicología Forense, Historial del Arte Moderno, Victimología, Nutrición perinatal o Seguridad Informática, por poner algunos ejemplos. Estos GIR se enfocan a abordar cuestiones concretas de cada área y lo hacen con las herramientas canónicas del área en cuestión.

¿Cuál es la misión de un grupo de investigación?

A partir de esto, surge la pregunta sobre la misión de un grupo de investigación. Ese tipo de grupos tiene como objetivo acercarse a un fenómeno de la manera más completa, profunda, multidimensional y útil posible.

Sabemos que los fenómenos de la realidad están compuestos por diferentes niveles interrelacionados entre sí: la política, la psicología, la economía, la tecnología, el derecho, la antropología, las relaciones internacionales, la geografía y un largo etcétera. Así las cosas, las universidades y sus profesionales trabajan para generar conocimiento acerca de estos elementos y transferirlo posteriormente a la sociedad.

Si cada elemento de la realidad está compuesto y condicionado por diversos factores, ¿una única área académica está capacitada para elaborar un abordaje complejo y completo del mismo?

Una breve comparativa a modo de ejemplo

¿Cuál es el objetivo de un taller mecánico? Analizar una avería e intentar solucionarla. ¿Puede un taller mecánico componerse únicamente de destornilladores? Rotundamente no. Los destornilladores son una parte crucial de la mecánica y se pueden utilizar de diferentes maneras. A veces, incluso, si la avería es sencilla, quizá solo se necesite utilizar un destornillador. Sin embargo, el taller debe contener una amplia gama de herramientas para utilizarlas de forma diferente dependiendo del problema que se presente.

¿Puede un GIR de Historia Contemporánea analizar y tender soluciones a los conflictos relacionados con la Memoria Democrática? Creemos que este intento adolecería de lagunas fundamentales. Para evaluar lo que está ocurriendo con las leyes de Memoria Democrática se necesita, efectivamente, el conocimiento en Historia Contemporánea, pero también en Derecho, Psicología, Economía, Criminología, Ciencias Políticas o Filosofía, entre otras. Sin estas herramientas, el conocimiento que generemos sobre la Memoria Democrática se compondrá de un único ingrediente, rico y valioso, pero insuficiente para darle sabor al conjunto.

La Escuela de Frankfurt analiza la excesiva especialización de las universidades

A mediados del siglo pasado, la Escuela de Frankfurt y especialmente su director, Max Horkheimer, denunció la excesiva especialización de las universidades por fragmentar el conocimiento y dificultar una comprensión global de la realidad. Podemos corroborar cómo esta crítica sigue siendo relevante hoy en día en relación con los GIR y su tendencia a la hiperespecialización; pero antes, recordemos la misión de la Escuela de Frankfurt, así como su crítica a la excesiva especialización de las universidades.

La misión de la escuela de Frankfurt

“Escuela de Frankfurt” es un término coloquial. Oficialmente se llamaba Instituto de Investigación Social de la Universidad Goethe de Frankfurt del Meno, y estaba compuesto por intelectuales de diferentes áreas: sociología, economía, traducción, medicina, derecho, ciencias políticas, filosofía, literatura y un largo etcétera. El objetivo del Instituto era arrojar luz sobre fenómenos sociales complejos. En aras de este fin, su director, Horkheimer proclamó en su discurso de investidura que iba a iniciar la “dictadura del director”: “Aquí no reina una administración colegiada sino la ‘dictadura del director’. Por ello, me será posible utilizar lo que él (el anterior director) ha creado para, junto con mis colaboradores, erigir una dictadura del trabajo planificado” (Horkheimer 2015:220).

Con esta breve declaración de intenciones, Horkheimer apuntaba a lo siguiente: los problemas que han de abordarse deben ser concretos; las herramientas, múltiples y diversas. Para que esto funcione y no se caiga en una dispersión del conocimiento, las tareas de los diferentes perfiles profesionales deben confluir en una dirección estricta y focalizada que logre articular lo que los diferentes profesionales van pescando en sus áreas.

Se podría decir que el lema de su discurso era abandonar el tablero de las fronteras del conocimiento y entrar en el tablero de la relación conceptual. Eran necesarios estudios amplios para realizar acciones lo más ajustadas posibles al contexto. Estudios que, no obstante, debían estar guiados por una única batuta, de modo que se alejaran del peligro de la dispersión (López-Pérez, 2023: 199).

Un reclamo en contra del aislamiento del conocimiento

Retomando lo que iniciábamos más arriba, la Escuela de Frankfurt denunció que las universidades, ya en su época, se habían convertido en “torres de Babel” con facultades y departamentos cada vez más aislados, donde los expertos apenas lograban comunicarse entre sí​.

Esta compartimentalización del conocimiento era vista por Horkheimer como una trampa del modelo fordista industrial, el cual compartimentaba el trabajo y provocaba que los trabajadores solo supieran hacer una labor y ninguna más. De la misma forma, el “pensamiento fordista” generaba grandes estructuras de conocimiento cerradas y aisladas, cercenando así su utilidad para interpretar los fenómenos de la realidad e imposibilitando su acceso a la complejidad, interdependencia y dinamismo del mundo que los rodea.

Horkheimer argüía que el quid de la cuestión no radicaba entonces en anular el estudio especializado, sino en evitar que el conocimiento quedase atrapado en su propia jaula. Para él, la transdisciplinariedad era la única vía capaz de arrojar luz sobre un mundo cada vez más complejo e interconectado​.

Esta perspectiva resulta pertinente para analizar el papel de los GIR en las universidades contemporáneas. Pues si bien estos grupos, tal y como decíamos al inicio, permiten consolidar líneas de investigación y fomentar la producción científica, también pueden caer en un reduccionismo epistemológico que impide que accedan a los problemas que estudian, un acceso que se vería facilitado si se apoyaran en otras disciplinas que enriquezcan su análisis.

La fragmentación del conocimiento en los GIR

Como avanzábamos al inicio, los GIR suelen estar organizados en torno a líneas temáticas muy específicas. Esto no es un problema: se deben concretar los objetos de investigación para abordarlos de la mejor manera posible.

El problema aparece cuando las herramientas de las que disponen los profesionales para abordar el fenómeno son las mismas o muy similares.

Al trabajar los temas desde una sola de sus dimensiones, se erradican numerosas otras que los rodean y los condicionan: históricas, políticas, psicológicas, económicas, logísticas, religiosas, de marketing, etc. Tal y como señala Horkheimer, la realidad social no se puede reducir a un único eje de análisis (económico, cultural, psicológico, etc.), sino que debe comprenderse en su multidimensionalidad​.

Al igual que los departamentos universitarios, los diferentes GIR operan en paralelo tratando incluso temas comunes, pero sin establecer conexiones significativas entre sí. Esta fragmentación del conocimiento favorece su instrumentalización, pues cercena la dimensión ética y política de la investigación: si el conocimiento se parcela se vuelve inútil, pierde su fuerza para impulsar un cambio y se convierte en un procurador del statu quo.

Recordemos que el conocimiento que no se convierte en praxis en algún sentido, el conocimiento que no sirve para mejorar la vida de los humanos, pierde su objetivo fundamental.

Hacia una transdisciplinariedad de los GIR

Para evitar los efectos negativos de la especialización extrema, podemos rescatar de Horkheimer algunos principios que podrían aplicarse a los GIR, de modo que se fomente una investigación más transdisciplinaria, crítica y útil:

Se podría fomentar la colaboración entre distintos GIR dentro de la misma universidad, promoviendo el diálogo entre disciplinas aparentemente dispares.

Se debería evitar la generación de un conocimiento hiperespecializado y articularlo con lo que rodea a dicho conocimiento. De este modo, las reflexiones que emanen de él permitirán transformar una parcela de la realidad más amplia.

Se podrían crear espacios de formación donde los investigadores no solo se especialicen en su área, sino que también desarrollen herramientas para entender y colaborar con otros campos.

Por último, y en línea con la propuesta de Horkheimer de enfocar la filosofía a buscar el bonum (la persecución de lo bueno, esto es, la creación de una praxis que transforme la realidad) y no el verum (la contemplación de la Verdad objetiva, una verdad que, por presentarse como eterna y estática, no existe), los GIR deberían orientarse a la transformación social hacia un lugar mejor y no solo a la acumulación de datos​.

 

 

¿Y tú qué opinas?