La percepción de la ciencia y la tecnología en perspectiva de género, y el papel de las universidades

En un artículo publicado en febrero en este mismo blog, El PDI en las universidades públicas españolas: recapitulación y conclusiones finales (VII), se mostraban algunos datos acerca del avance y el papel de la mujer en la universidad pública española. Según los datos considerados en el artículo, su presencia parece estar aumentando tanto en la figura del PDI como en el número de estudiantes matriculados: de hecho, de mantenerse esta tendencia en una década, podríamos estar hablando de unas cifras cercanas a la paridad.  Sin embargo, aunque estos datos ponen de manifiesto el avance hacia una situación de equidad en ciertos ámbitos, los resultados resultan muy desiguales si los desagregamos por área de estudio.

Para completar el análisis anteriormente señalado, vamos a considerar el informe publicado por la Fundación Española de Ciencia y Tecnología (FECYT) en 2015. Este informe (ver aquí) aborda diferentes temáticas en torno a la percepción que tiene la ciudadanía de la ciencia y la tecnología a lo largo de más de diez capítulos. Dada la creciente importancia que se otorga en la agenda pública a la igualdad entre mujeres y hombres, el documento cuenta, además, con un análisis desde la perspectiva de género.

El capítulo, elaborado por Lucila Finkel (profesora de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid), indaga en las brechas de género existentes en cuanto al interés por la ciencia y la tecnología. Esta comparativa apunta a que el gran progreso que han experimentado las mujeres en todos los niveles educativos viene acompañado de una fuerte segregación laboral por áreas de conocimiento.

Estas desigualdades han sido denominadas por la Comisión Europea como “segregación horizontal” y muestran cómo una clara mayoría de hombres ocupan los puestos y profesiones del ámbito científico-técnico.

Nuestro sistema universitario tampoco es una excepción. Si atendemos a las cifras concretas, en España contamos con un 25,5% de catedráticas en humanidades, un 17,8% en ciencias sociales, un 16% tanto en ciencias de la salud como en ciencias de la vida y tan solo un 8% en ingeniería y tecnología. Además, más allá del ámbito académico, es importante no perder de vista que la percepción de la ciencia y la tecnología determina la carrera universitaria por la que deciden optar las y los estudiantes y, consecuentemente,  su posterior desempeño en profesiones relacionadas con la ciencia y la tecnología en España. Profesiones que, por otro lado, son aquellas que más empleabilidad pueden tener en sociedades digitales como las actuales.

Esta percepción diferenciada de la ciencia y la tecnología entre mujeres y hombres lleva a la masculinización de ciertas ramas del conocimiento, particularmente en aquéllas relacionadas con el ámbito de las TIC.

Si tenemos en cuenta que se trata de los sectores profesionales con mayor empleabilidad, nos encontramos con desigualdades que pueden configurar un nuevo techo de cristal para las mujeres. La Universidad española adquiere en este punto un papel fundamental. Por un lado, como sujeto esencial en la creación de cultura, debe incluir en su agenda el incremento de la vocación científico-técnica entre las mujeres, proporcionando una visión de la ciencia alejada de roles y clichés. Por otro lado, también debe implicarse en la identificación de los orígenes de esta percepción desigual sin perder de vista los análisis con perspectiva de género. Finalmente, debe constituirse como ejemplo de que conseguir la igualdad efectiva de género y la eliminación de los sesgos culturales aún presentes en nuestra sociedad está en manos de todos.

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