El PDI en las universidades públicas españolas: recapitulación y conclusiones finales (y VIII)

Comenzaremos, como no podría ser de otra manera, poniendo en valor las cuestiones positivas. Las plantillas de PDI de las universidades públicas cuentan con:

  • Una dilatada experiencia, como puede inferirse de las tablas 1.5 y 1.6 (ver aquí).
  • Cualificación académica máxima, así lo expresa la tabla 4.1 (ver aquí).
  • Una calidad docente contrastada, por una parte, tanto por los resultados de las evaluaciones periódicas, internas y externas, realizadas en cada universidad, como por la experiencia de los universitarios españoles que participan en programas de movilidad internacional, fundamentalmente los Programas Erasmus, que manifiestan su primacía en conocimientos, resolución de problemas, capacidad de análisis y liderazgo; por otra parte, contrastada por la función tan importante de los egresados, soporte de la innovación y competitividad del tejido productivo y empresarial y de la internacionalización de las empresas españolas, o por su contribución al prestigio y calidad de servicios como el de la sanidad.
  • Actividad investigadora  reconocida y ratificada   tanto por  evaluaciones  nacionales como  en las convocatorias  internacionales competitivas. El último balance presentado de los resultados del programa Horizonte 2020, indica que los recursos obtenidos en concurrencia competitiva han alcanzado la cuantía de 553 millones de euros y sitúan a España en el 5º lugar de la UE28, después de Alemania, Reino Unido, Francia y Holanda; de ellos cerca del 25 % corresponden a las universidades. Además España lidera 101 proyectos europeos, el 15,7 % de la UE28, en su mayor parte por investigadores universitarios.
  • Un compromiso social manifiesto y  rentabilidad social extraordinaria.
  • Una apuesta decidida  por la renovación y la modernización tecnológica.
  • Una plantilla que es garantía de calidad de las actividades que desarrolla tanto en docencia y formación como en investigación, y de  los servicios de asesoramiento, transferencia y consultoría que realiza.

La plantilla actual del PDI de la universidad pública española es, sin licencia a la complacencia, la más cualificada académicamente de la historia de la universidad, pues el 91,8 % de los profesores funcionarios son doctores -máximo grado académico-, y el 56% de los contratados, y la de mayor experiencia y actividad investigadora.

Es urgente que esta plantilla tenga la oportunidad de proyectar su magisterio, sus saberes, su capacidad de transmisión del conocimiento y su experiencia en la formación de los mejores jóvenes egresados, del mejor talento, cuya incorporación a la universidad es vital; y con ello, reforzar también, cuando no recuperar, la figura del maestro universitario.

No obstante lo anterior, la plantilla del PDI presenta también algunas debilidades, y las más importantes son las siguientes:

  • La dificultad objetiva (imposibilidad) para asegurar el reemplazo generacional en condiciones que permitan, por una parte, continuar mejorando los niveles de calidad y, por otra, avanzar por la senda de la excelencia, la modernización, la innovación, el emprendimiento y la internacionalización. Los datos ofrecidos en la tabla 1.4 (ver aquí) son, a la par, elocuentes y muy preocupantes, pues solamente el 1,5 % del PDI tienen menos de 30 años y el 19,2%  menos de 40, frente al 14,3% mayores de 60 años y el 46,3 % mayores de 50 años; porcentajes que es difícil garanticen el reemplazo generacional en las condiciones ya señaladas.
  • Otra dimensión que reclama atención para mejorar sus indicadores es la internacionalización de la plantilla de PDI, lo cual requiere superar dificultades socio-económico-administrativas, así como flexibilizar el binomio sistema-normativa de selección de profesorado.
  • La movilidad, nacional e internacional, es enriquecedora y su mejora, entre otras iniciativas, podría ir vinculada a la participación de la universidad en consorcios o asociaciones de universidades para desarrollar proyectos en común: grados, másteres, doctorados, proyectos de investigación, etc., facilitados, sin duda, por las TIC y por los programas europeos de apoyo a este tipo de iniciativas.

A lo largo de toda la serie, se ha hecho una referencia constante al papel de la mujer en la universidad pública española. Su presencia en la plantilla de PDI de las universidades públicas españolas está aumentando en todos los intervalos de edad y en todas las figuras de profesorado. Este avance tiene una base firme:

  • El 54,4 % de los estudiantes universitarios son mujeres.
  • En las pruebas de acceso a la universidad del curso de referencia en este estudio, curso 2013-14, el 55,2% de los aprobados fueron mujeres.
  • Como indica la tabla 1.3 (ver aquí), las mujeres son mayoría en el profesorado ayudante doctor, rozan el 50% entre los ayudantes, contratados doctor y colaboradores, y representan el 39,7 % en los profesores titulares de universidad (TU).
  • En el curso 2011-2012 las tesis doctorales defendidas por mujeres representaron ya  el 50% del total de tesis defendidas.
  • En el profesorado menor de 30 años, la mujer es mayoritaria, el 59%.
  • Proyectando la tendencia de los últimos cinco años al horizonte de una década, es previsible que las mujeres representen más del 50 % en el profesorado contratado, se aproximen al 50 % entre los TU y superen el 30 % entre los catedráticos de universidad (CU).

En general, es urgente abordar una política de profesorado decidida, ambiciosa e imaginativa, comprometida con la excelencia, capaz de retener y entusiasmar al talento joven recién egresado, abierta a la incorporación de talento extranjero, para que su formación permita prever la sustitución generacional y el reemplazo en el PDI.

Es necesaria una política encaminada a conseguir, por una parte, que la universidad avance de modo más acelerado por la senda que tiene como referencias la calidad en la formación, la excelencia investigadora, el desarrollo de la capacidad de innovación, el compromiso social y el estímulo del espíritu emprendedor; y, por otra, que la universidad sea auténtico  motor de progreso, de desarrollo sostenible y de referencia crítica, en una sociedad global, competitiva, internacionalizada, compleja, digital y dinámica, inducida por el desarrollo científico-tecnológico, las TIC y la revolución digital, la  revolución de lo “nano” y de lo “bio”,  la cuarta revolución industrial.

Si esa política fuere abordada desde las administraciones competentes, la comunidad universitaria, con toda seguridad, no defraudaría, y como prueba de voluntad de compromiso recordar la tabla 3.3; esta tabla muestra que el 100 % de los CU y el 91,7 % de los TU menores de 40 años tiene reconocidos el máximo número de sexenios. Ambos grupos son realmente de excelencia. ¡Lástima que en lugar de 11 CU fueran varios centenares y unos miles más en el caso de los TU¡. Constituirían una lanzadera extraordinaria para consolidar y extender la excelencia universitaria a todas las misiones y funciones  de la  universidad.

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*Elaborado por universídad, a partir de la información aportada por el catedrático de la Universidad de Valladolid y miembro de Studia XXI, Fernando Tejerina, quien ha trabajado sobre las siguientes fuentes de datos numéricos: INE,  Sistema Integrado de Información Universitaria (SIIU) y elaboración propia.

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Comentarios
  1. Fernando dice: 15/02/2016 a las 16:54

    Considero que en un mundo donde las comunicaciones han avanzado, no podemos trabajar sino con estándares normalizados en todo tipo de formación, y significa trasmitir nuestros criterios, evaluados y reconstituidos a nivel global, para identificar calidad de la formación.

  2. Pascual Martinez-Freire dice: 26/05/2016 a las 01:11

    Me sorprende la autocomplacencia del informe. Ninguna alusión al caos de 17 sistemas universitarios, ni a cómo se montan tribunales doctorales con cinco amiguetes, ni cómo el candidato del Departamento nombra sus cinco jueces. ¿De qué Universidad se habla?


¿Y tú qué opinas?