Lo que podría ser
Planteamiento
Vivimos en una realidad compleja, posmoderna, globalizada (por el momento), dinámica, y cambiante en todos los sentidos, en la que el comportamiento ¿autónomo? de la Universidad pública española, no es fácil de comprender, al menos para mí.
Permítanme realizar algunas reflexiones. No pretendo juzgar, sencillamente quiero lanzar un llamamiento para incitarles a pensar y si nos atrevemos podemos incluso actuar en consecuencia. Ambas tareas son difíciles, pero si no me equivoco, sin esas acciones, el futuro universitario español se parecerá más a una riada que a un río. Yo soy de los que opino como Nicolás Maquiavelo (1469-1527), “Vale más hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse”.
La polémica que puede iniciarse es interesante, máxime si no es promovida desde los ámbitos que sí tienen peso en las decisiones universitarias. Si recuerdan las que se han ido adoptando en los últimos años, algunas les habrán parecido inconvenientes, poco apropiadas, y debilitadoras. En este momento, ustedes pueden repartir leña entre todos aquellos que consideren como esos cómplices necesarios que nos han llevado hasta donde estamos.
No es que considere que todo es un desastre, tan sólo pretendo afirmar que quizá podríamos estar mejor.
Llevo más de cuarenta tacos de almanaque como profesor, durante los que he podido trabajar en los diferentes oficios que se puede y se debe intentar desempeñar en la universidad. Desde mi experiencia, la mayoría de los cambios en los entornos universitarios públicos españoles, solo los ha producido el BOE o cuando alguna situación límite nos ha obligado.
Visto lo visto, parece que siempre se pretende más la homogeneidad que la heterogeneidad. Pienso que, con ese comportamiento, no se ha entendido lo que ya nos decía Immanuel Kant (1724-1804). “Si se aplica el principio de homogeneidad, los conceptos específicos que se pretenden homogeneizar, deben tener algo de común, que permita unirlos en un concepto genérico único. A su vez, el principio de la heterogeneidad exige que los conceptos específicos unidos por un concepto genérico común se diferencien entre sí”.
Nudos
El problema que yo veo es que la universidad española es demasiado homogénea, por ello pierde todo aquello que podría generar un contrapeso interno, como las personas con visión o conocimiento especial, las ideas diferentes, las perspectivas distintas. Piensen y opinen si no sobre todos los procesos que seguimos que pasan por: la docencia, la investigación, el desarrollo, la innovación, la gestión, … ¿No les parece que están exageradamente definidos hasta el más mínimo detalle y burocratizados hasta alcanzar el paroxismo de lo ineficaz e ineficiente?
Yo creo en los procesos burocráticos en entornos interconectados en red que se relacionan, no en entornos que se parecen a cajas aisladas que en su funcionamiento se auto justifican por las definiciones de sus funciones. Funciones cuya obligación es emitir mensajes de actuación de unas a otras como si fueran las cajas chinas de John Searle (1931-…), y en muchos casos, para más inri, con mensajes de cumplimiento obligado.
Hasta ahora, no me he salido de la postura habitual, que consiste en señalar que la causa de todos los males se debe a cómo los dirigentes toman decisiones equivocadas y de las acciones que eligen realizar. Este razonamiento proyecta el análisis hacia afuera y, al hacerlo, opaca la imprescindible reflexión interna que debemos hacer sobre nosotros, evitando lo que para mí es el verdadero núcleo de la discusión. Tenemos que realizar y asumir el diagnóstico que salga del análisis de nuestros comportamientos en lugar de poner todo el foco en los dirigentes.
Si ponemos en la balanza lo que países influyentes aportan a través de algunas partes de su mundo universitario y lo que aportamos nosotros, llegaremos a una comparación insatisfactoria.
Nosotros hemos dejado que se construya y con nuestras acciones hemos construido una Universidad que ha mirado y mira permanentemente hacia el exterior.
Fruto de ese comportamiento ahora hacemos lo que vemos que hacen los mejores, nos involucramos en lo que ellos se involucran e intentamos hacerlo todo lo mejor posible.
Pero ese comportamiento, por poner un ejemplo de macroáreas que controlo mejor, mantiene el retraso en el desarrollo tecnológico respecto de países como EEUU, China, Francia, Inglaterra y Alemania. Esto no significa minusvalorar la importancia que tenemos, ni pretendo señalar que estamos ante una decadencia irreversible, pero considero que hay que subrayar cuáles son nuestras debilidades para corregirlas ahora que estamos a tiempo. ¿Pero cuáles son? ¿Cuántas universidades emplean parte de su tiempo y de sus cerebros a pensar sobre ello?
Yo tan sólo voy a decir con conocimiento de causa, que las agendas de las personas con responsabilidades de diferente tipo en el mundo universitario están sobrecalentadas, y así sólo se consigue actuar y avanzar, pero nadie sabe en qué dirección. ¡Esto es un sinsentido! Estamos en medio de una corriente que nosotros no hemos elegido, sino que nos ha sido impuesta, pero que hemos aceptado. No hay nada más triste que un vicerrector que afirma que no tiene tiempo para nada o que se ve nítidamente que dedica su tiempo a hacer “su política”.
Desenlace común
¿No creen que estamos ya en una época de mirar hacia el interior, de fortalecer nuestro ideario, de coger las riendas en nuestras manos, de ganar toda la autonomía posible y de trabajar para que, a medio plazo, seamos más sólidos y menos dependientes? Como muchos países, tenemos grandes capacidades infrautilizadas que pueden recuperarse mediante políticas inteligentes, inversiones adecuadas y calibradas, y un cambio de paso en la perspectiva futura.
Eso nos va a suponer abandonar las certezas económicas en las que hemos vivido, y ponernos a trabajar en serio para contar con universidades españolas “diferentes”, que intenten hacerse un lugar propio en el mundo, y como resultado que ayuden a construir un país mejor que permita alcanzar a nuestros conciudadanos un nivel de vida más razonable que el actual.
Si actuamos de esta manera, todos saldremos ganando. Piensen que en este tipo de sociedad capitalista en la que estamos inmersos sin nuestro permiso, “cuando todo el mundo quiere comerciar con una sociedad que se ha convertido en productora, importadora y exportadora, la viruta entra a chorros y eso da pie a un auge científico y cultural de larga duración y enormes consecuencias”, frase de Arturo Pérez-Reverte con la que coincido.
Dificultades
Como dije al principio de este texto, esas tareas no van a ser nada fáciles, no estamos acostumbrados a reflexionar en grupo de manera espontánea, más bien estamos acostumbrados a las conversaciones de salón/comisión en las que aparecen grandes palabras, conceptos elevados, ideas refinadas, todo con una objetividad bastante irreal que puede llevar a perder la perspectiva. Es el momento de atemperar todo ello y de trabajar en serio y planificadamente para construir una universidad fuerte en el sentido que demandan los tiempos. Porque, queramos o no, la época es otra. Hay que pasar a ver por dónde va el mundo y en particular nuestro país.
Este último paso es especialmente interesante, no porque vayamos a reaccionar de manera atinada, sino porque introducirá en el diálogo todo aquello que se ha estado evitando como el peso de la realidad en un mundo en exceso idealista.
Y de paso podríamos empezar a aclarar quién es un buen profesional y quién un sinvergüenza, quién mira sólo en beneficio propio y quién tiene planteamientos institucionales, quien obvia la docencia en pro de la investigación, quién hace transferencia o investigación y quién pasa, quién persigue solo publicaciones de impacto trabajando en problemas de otros, independientemente de que esos resultados no repercutan en la riqueza del país que lo mantiene, aunque paradójicamente el sistema lo premie.
Todo lo que acabo de comentar se permite, lo que no deja de ser un contrasentido desequilibrado y mal planteado por: el Ministerio de Universidades, la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), El Ministerio de Ciencia e Innovación y la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora (CNEAI). Repito, no es que todo sea un desastre, todo no se puede hacer mal ni a idea, y generalizar siempre es equivocarse. Sencillamente no estamos remando en un río, estamos remando en un lago.
Reflexión
Como dijo el estoico Lucio Anneo Séneca (4 a. C.-65 d. C.), conocido por sus obras de carácter moral, “No es bondad ser mejor que los peores”. También se dice que “el tiempo lo cambia todo” … “eso es lo que la gente dice, pero no es verdad. Hacer cosas cambia las cosas. No hacer nada deja las cosas exactamente como están”, frase del Dr. Gregory House, interpretado por un magistral Hugh Laurie (1959-…). Pensemos y hagamos cosas, no esperemos sólo a que las directivas que marquen nuestro funcionamiento y nuestro futuro salgan en el BOE y que sean para todos las mismas.
______________
universídad es el blog de Studia XXI, un foro crítico cuyas propuestas están encaminadas a debatir y provocar la adopción de medidas eficientes en educación superior.
Magnífica reflexión desde el rigor y el conocimiento y reconocimiento real de nuestras debilidades internas y evitando el crispamuento, hechos que se agradecen para empezar con lucidez un nuevo año.
Gracias por traer esta lúcida, valiente y proactiva visión sobre la realidad de nuestra Universidad. La encuentro felizmente alejada de las entelequias recursivas e inoperantes que tanto florecen en el debate estratégico sobre la Universidad española. Excelente.