La universidad no debe ser una fábrica de empleo presente
En las discusiones sobre cómo organizar mejor nuestra universidad sale a veces el tema de la estabilidad del profesorado. Déjenme intentar convencerles que este es un tema complicado.
La primera en la frente
Investigadores en la frontera del conocimiento
En primer lugar, conviene romper una mala comprensión de lo que es la universidad que, desgraciadamente, es bastante común en nuestro país. La universidad no es un lugar donde simplemente se dan clases. Es un lugar en el que se intenta que sus egresados salgan con los conocimientos que están en la frontera de estos. Y, para ello, es imprescindible que los profesores conozcan esta frontera para lo cual es indispensable que los profesores vivan ahí, en la frontera o sea que sean investigadores.
Profesores
¿Que puede haber profesores que no sean investigadores? Claro, pero siempre supervisados por los que sí lo son ya que estos son los únicos que conocen que es lo que hoy se considera importante y lo que no. Por ejemplo, en mis tiempos de estudiante de carrera se consideraba en todo el mundo que era importante conocer todos los trucos posibles sobre las funciones de utilidad, producción y de costes de las empresas (el libro de Micro de Henderson y Quandt es un buen ejemplo de esto).
Hoy se considera mucho más importante que el alumno sepa economía industrial, laboral, política o finanzas, y de ahí que el libro que vertebra los estudios sea este, que estamos implementando en algunas universidades españolas. Que yo sepa, en la Pompeu, Alicante, C3 y la Complutense, y al que ha contribuido mi compañero y amigo Antonio Cabrales.
Profesores con experiencia profesional
También puede haber profesores que sean buenos profesionales y que aderecen sus clases con su experiencia.
Esa era la idea detrás de los profesores asociados, usados en masa por las universidades como mano de obra barata y a los que la muy desafortunada nueva ley universitaria (a este respecto véase el artículo de Azcárraga, Camarero y Tarrach, publicado el 26 de abril 2023 en El Mundo para una valoración de lo que viene) quiere estabilizar, aunque ponga condiciones que ya veremos si se cumplen.
En todo caso, los programas deben estar diseñados por investigadores y los cursos de los últimos dos años deben ser impartidos, básicamente, por éstos ya que es muy probable que sean los únicos capaces de transmitir los temas más novedosos.
Y ahora sí, vamos con el empleo
La pregunta es: ¿Debe ser la estabilidad en el empleo una prioridad para la universidad?
A favor
La realización de una agenda de investigación necesita de mucho tiempo y de tranquilidad. Si en la universidad tuviéramos que estar demostrando cada dos o tres años que nuestra investigación está teniendo un buen impacto internacional es posible que algunos se dedicaran a, digámoslo con un símil musical, cantar una variación de la canción del verano y dejarían de lado temas posiblemente muy importantes pero duros de pelar.
Por eso, en la mayor parte de los sistemas universitarios existe la institución de la «Tenure», el puesto de por vida, aunque esta característica está sujeta a ciertas condiciones. En primer lugar, aunque el puesto de trabajo esté asegurado, el salario no lo está. Y, en segundo lugar, si el rector decide cerrar un departamento (algo que en el mundo anglo no es del todo inusual, siempre por algún motivo relacionado con una pérdida de prestigio importante del departamento en cuestión), el puesto de trabajo se pierde.
En contra
No todos los fichajes en los equipos deportivos salen bien por una variedad de motivos. Y cuando es así, el equipo en cuestión trata de deshacerse de esa adquisición por el bien de todos, incluido el propio jugador cuyo rendimiento no fue el esperado.
¿Ustedes se imaginan cómo podrían funcionar, los clubes de fútbol, si los contratos fueran por vida, en este caso deportiva?
Pues traslade eso a los departamentos de la universidad. ¿Que no le convence este ejemplo? Pues piense en relaciones de parejas o de amistad.
En la realidad
En las mejores universidades de nuestra disciplina (casi todas anglos) que son de las que hay que aprender, los nuevos fichajes salen de dos fuentes. La gente consolidada a la que se le ofrece tenure de entrada, y los profesionales que acaban de salir de un programa doctoral. Estos últimos tienen seis años para demostrar que son capaces de hacer dos cosas. Colocar sus trabajos de investigación en buenas revistas y pergeñar una agenda de investigación para el futuro. Ambas se resumen en esto: que sean capaces de empezar a posicionarse en la profesión.
Por cierto, si alguien se pregunta por qué pongo tanto énfasis en el modelo anglo le responderé que eche un vistazo a cualquier ranking de universidades.
Empleo de hoy y de mañana
Algunas personas y organizaciones sostienen que la política universitaria debe asegurar el empleo de cualquiera que demuestre unas aptitudes mínimas para el ejercicio de la profesión. En mis tiempos de director de departamento trataba de convencerlos (con algún éxito) con el siguiente razonamiento.
«Pensad que lo que ambos queremos es que la universidad pública sea la mejor. Esa es la única manera de asegurar que los económicamente más desfavorecidos tengan acceso a la mejor enseñanza. Y que mañana compitan por los mejores puestos. Alcanzar esa excelencia no es fácil. Hace falta una política muy selectiva».
Y aquí empezaba a darles ejemplos de organizaciones no universitarias en los que nadie discute que hay que primar la calidad por encima casi de cualquier cosa. Los ejemplos deportivos solían tener bastante éxito.
Pero es que, además, muchos de los alumnos que se van a beneficiar de una enseñanza pública de calidad ni siquiera han nacido. Y si hay una gran cantidad de generaciones futuras que son posibles beneficiarias, el bienestar de estas debería ser un determinante esencial de nuestra política hoy.
De hecho, gran parte de las inversiones físicas que hace un país, privadas o públicas, van a ser usadas por las generaciones futuras. Si nadie propone que se pueda construir una autovía que, en unos pocos años, va a estar en pésimo estado, ¿por qué se piensa que la política de «todos dentro» no va a tener un coste enorme para las siguientes generaciones? Un profesor mediocre no sólo es una piedra en el zapato para sus estudiantes, sino para los que estudien con esos estudiantes, que a su vez transmiten eso, etc. El entuerto es cada vez más difícil de erradicar. Piense el lector en su propia experiencia docente y de por qué nunca entendió esto o aquello…
Resumiendo
El «output» universitario es un «input» de la mayoría de las industrias y servicios. Una sociedad para la que tener una sanidad pública de calidad ha sido y es una prioridad fundamental no puede ignorar que sin una buena enseñanza no tendremos buenos médicos. Y que el problema de la productividad de la economía española (véase figura 1, versión en inglés), que lleva estancada este siglo y aún más, es, en parte, un problema de nuestra enseñanza superior que, con las excepciones de todos conocidas, es incapaz de impresionar a los hacedores de rankings internacionales.
Figura 1. Evolución del crecimiento de la productividad del trabajo (PIB por hora trabajada) en algunos países de la zona euro y en Estados Unidos. (Variación porcentual anual suavizada).
Fuente: cálculos propios basados en Bergeaud, A., Cette, G. y Lecat, R., «Productivity Trends in Advanced Countries between 1890 and 2012», Review of Income and Wealth, Vol. 62, n.º 3, 2016, pp. 420-444.
Nota. La tendencia se calcula utilizando un filtro Hodrick-Prescott con un parámetro suavizado lambda de 10.
Para rematar, nuestro capital humano por habitante ha disminuido durante el siglo XXI. El siglo que está empezando tiene la pinta de que va a ser el del capital humano.
La Inteligencia Artificial va a destruir muchos trabajos puramente repetitivos. Es muy probable que la universidad, en poco tiempo, tenga que producir graduados que sean “protoinvestigadores”, descubridores de cosas nuevas, que es lo que nosotros sabemos hacer.
España perdió las grandes revoluciones de finales de siglo XVIII, la industrial (que empieza en Inglaterra), la política (con la revolución francesa), la educativa (con Federico el Grande implantando en Prusia la educación obligatoria hasta los catorce años) y la científica. Cuando eso ocurre, es como quedarse cortado en una carrera ciclista… para no perder más terreno, hay que hacer tanto esfuerzo como los líderes… al final terminas reventado y en una posición nada honrosa.
¡QUE NO NOS PASE OTRA VEZ!
Nota del autor. Agradezco a Carmen Beviá, Antonio Cabrales y Juan D. Moreno-Ternero sus comentarios a una primera versión de este trabajo. Todos los errores u omisiones son de mi responsabilidad.
Interesante artículo, sobre todo en la necesidad de estar en la vanguardia de nuevos conocimientos, pero tengo unas observaciones:
– el problema de profesores solo docentes es que serán de segunda (si no investigan, no podrán participar ni votar de decisiones que atañan a investigación en departamentos, facultades y comisiones varias). No estarán en la frontera del conocimiento al no investigar (lo que va en contra de la última idea del artículo) y cobrarán menos que el PDI. Hay amplia experiencia con estas figuras en otros países. Serán «asociados premium».
– el salario de un profesor con «tenure» está asegurado en muchos ámbitos del conocimiento y universidades. Donde no lo está es en ciertas disciplinas de determinadas universidades, donde deben captar suficientes fondos que permitan cubrir sus salarios (más el dinero para investigar en sí). Esto es factible si hay un ecosistema de financiación que hace esto posible para una serie de ámbitos. En España esto es imposible.
– es rotundamente falso que el cierre de departamentos se deba «siempre por algún motivo relacionado con una pérdida de prestigio importante del departamento en cuestión». ¿Qué ejemplos tiene en mente de cierre por prestigio? Porque se cierran departamentos por cuestiones como problemas presupuestarios, maximización futura de beneficios o ideología (por ejemplo, de este mismo mes de abril: https://dailynorthwestern.com/2023/04/02/campus/northwestern-professors-express-support-for-liberal-arts-departments-amid-nationwide-cuts/).
– España ya tiene el sistema de «fichajes» de los profesores «juniors»: el puesto de Profesor Ayudante Doctor. Lo que no tiene es ni los recursos que se dan a estos profesores para que desarrollen una línea de investigación independiente, ni sistemas para evitar que se estabilice gente que no demuestra potencial (¿cuántos PAD acaban en la calle por no sacar la acreditación?, ni suficientes profesores con una mentalidad de evitar la endogamia, ni un sistema generalizado de atracción de talento senior (si yo me quiero ir a otra universidad española de Titular o Catedrático, ¿qué opciones hay?).
Un artículo interesante, sobre todo en lo relativo a la necesidad de estar en la vanguardia de nuevos conocimientos. Con todo, tengo unas observaciones:
– el problema de profesores solo docentes es que serán de segunda (si no investigan, no podrán participar ni votar de decisiones que atañan a investigación en departamentos, facultades y comisiones varias), no estarán en la frontera del conocimiento al no investigar ni poder incorporar sus conocimientos de investigación en las clases (lo que va en contra de la última idea del artículo), y cobrarán menos que el PDI. Hay amplia experiencia con estas figuras en otros países. Serán «asociados premium».
– el salario de un profesor con «tenure» está asegurado en muchos ámbitos del conocimiento y universidades. Donde no lo está es en ciertas disciplinas de determinadas universidades, donde deben captar suficientes fondos que permitan cubrir sus salarios (más el dinero para investigar en sí). Esto es factible si hay un ecosistema de financiación que hace esto posible para una serie de ámbitos. En España esto es imposible.
– es rotundamente falso que el cierre de departamentos se deba «siempre por algún motivo relacionado con una pérdida de prestigio importante del departamento en cuestión». ¿Qué ejemplos tiene en mente de cierre por prestigio? Porque se cierran departamentos por cuestiones como problemas presupuestarios, maximización futura de beneficios o ideología (por ejemplo, de este mismo mes de abril: https://dailynorthwestern.com/2023/04/02/campus/northwestern-professors-express-support-for-liberal-arts-departments-amid-nationwide-cuts/). Los departamentos que pierden prestigio lo que hacen es contratar a profesores experimentados (titulares y catedráticos) que dirijan una nueva línea de reconfiguración docente e investigadora, sobre todo con nuevos perfiles investigadores y docentes para contratar a «juniors».
– España ya tiene el sistema de «fichajes» de los profesores «juniors»: el puesto de Profesor Ayudante Doctor. Lo que no tiene es los recursos que se dan a estos profesores para que desarrollen una línea de investigación independiente, ni sistemas para evitar que se estabilice gente que no demuestra potencial (¿cuántos PAD acaban en la calle por no sacar la acreditación?, ni suficientes profesores con una mentalidad de evitar el problema de la endogamia, ni un sistema generalizado de atracción de talento senior (si yo me quiero ir a otra universidad española de Titular o Catedrático, ¿qué opciones hay?).
Profesores que tienes cero interacción con la realidad van a guiar a profesionales? Es mas hasta me atrevería a decir que de docentes bastante poco, su tiempo es 100% dedicado a publicar y seria.
[…] para atraer talento-, las potencialidades y los retos de las dobles titulaciones y, por último, la empleabilidad, que constituye a la vez uno de los principales atractivos de las dobles titulaciones y una de las […]