Mujeres universitarias «ocultas»
Estas últimas semanas han caído en mis manos varios estudios de género que han llamado especialmente mi atención. Quiero, en este post, plantear algunas reflexiones sobre la presencia de mujeres universitarias en puestos de alta responsabilidad en el mercado de trabajo. Presencia que, como señala el título de estas reflexiones, parece que no es visible.
El pasado día 19 de enero Juan Carlos Rodríguez publicó en este blog “Las mujeres en la universidad española: algún dato curioso”, en donde mostraba datos relevantes sobre la participación de las mujeres en los estudios universitarios en España. En términos generales destacaba que la presencia de mujeres, aunque mostrando algunos cambios, es mayoritaria en estudios vinculados a educación y sanidad. Por otra parte, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en los Datos y Cifras del Sistema Universitarios español Curso 2015/16 muestra que las mujeres obtienen mayores rendimientos académicos que los hombres, tanto en estudios de grado (7,29 frente a 7,13) como en los de máster (8,17 frente a 8,01).
Pero ¿tienen estos datos algún reflejo cuando los universitarios/as españoles acceden a puestos de responsabilidad en el mercado laboral?
Los datos muestran que este buen rendimiento académico de las mujeres aún no se ha traducido en un incremento de la participación femenina en los puestos de responsabilidad laboral, más bien parece que ésta se resiste. Según datos de los países de la Unión Europea (2014), existe una escasa presencia de mujeres en puestos de liderazgo y de alto nivel, concretamente, se señala que ocupan el 26% de los puestos directivos de la Unión Europea (ver informe aquí).
Pero ¿cuál es la situación en España? ¿difieren los datos en nuestro país respecto a los de los países de nuestro entorno?
Si bien es cierto que en España hemos vivido un retraso en la incorporación de las mujeres a las universidades españolas, ha sido con la promulgación de la Ley de Igualdad de 2007 cuando se han empezado a ver algunos resultados positivos que han llevado, por ejemplo, a aumentar en 9 puntos la presencia de mujeres en niveles altos y directivos. No obstante, con estos resultados, aunque positivos, no alcanzamos el objetivo fijado de un 40% de mujeres en los Consejos de empresas cotizadas, ya que el porcentaje real se situó en el 15,79%; y, además, se observa que la mayoría de consejeras siguen siendo independientes o dominicales, existiendo poca presencia femenina en puestos ejecutivos. A pesar de ello, es quizás en el ámbito de los Consejos de Administración donde se ha observado algún avance, que esperemos que sea algo más que el simple cumplimiento de la cuota, ya que la Comisión Nacional del Mercado de Valores ha planteado la recomendación de alcanzar el 30% en el año 2020.
Otro dato interesante y que guarda estrecha relación con la formación universitaria es que la presencia de mujeres cuando acceden al mercado laboral varía en función de los estudios que han realizado. Las mujeres suelen tener una mayor representación en los ámbitos de educación y sanidad, mientras que los puestos de responsabilidad en sectores, como los de transporte, construcción e inmobiliaria, están compuestos en su mayoría por hombres.
No obstante, a pesar de una mayor presencia de mujeres en educación y sanidad, siguen sin alcanzar niveles de máxima responsabilidad.
Entre tanto ¿son las empresas conscientes de estos desequilibrios? Algunas grandes empresas tecnológicas como Google, Apple y Facebook han introducido controvertidas medidas para paliar la situación. Sus efectos ya se verán, aunque la propia naturaleza de dichas medidas plantea un debate por sí mismo, difícil de explicar y de entender, por lo menos desde mi perspectiva como mujer.
¿Qué está sucediendo? Dejando al margen cuestiones personales y culturales, que evidentemente también ejercen una influencia importante en la situación actual, consideramos que hay algunos puntos sobre los que deberían ejecutarse acciones que llevaran a un cambio en la situación actual. Hace ya más de un siglo que las mujeres accedieron a las universidades españolas y en los años 70 se produjo una entrada importante de estudiantes universitarias. ¿Qué pasa, pues, con las mujeres universitarias? La repuesta es clara, están ocultas. Pero ¿ocultas detrás de un puesto de responsabilidad ocupado por hombres u ocultas por el hecho de que el liderazgo necesita incorporar ciertos cambios en su planteamiento?.
Las respuestas a estas cuestiones no son fáciles pero me gustaría incorporar en el debate algo que me parece de especial relevancia y es el hecho de que tanto los hombres como las mujeres buscan oportunidades laborales y desarrollan una visión profesional estratégica. Algunos estudios señalan que los hombres son más activos en la utilización de encuentros profesionales para hacer networking, aunque curiosamente en el uso de las redes sociales la presencia de ambos cede ligeramente para las mujeres.
Sí, personalmente, también creo que nos falta camino por recorrer a las mujeres en el desarrollo activo de networking.
La incorporación de la mujer en los puestos de responsabilidad laboral es un tema que viene ocupando un lugar relevante tanto en las instituciones como en las empresas. Mejorar el equilibrio de género ha llevado a acciones de discriminación positiva. Quizás es el momento de dar un paso más e introducir algún tipo de acelerador de ideas en el debate que lleve a plantearse nuevos modelos de gestión en puestos de responsabilidad en el mundo laboral, que incorpore los denominados “valores femeninos” como una variable que puede transformar comportamientos. Esperemos que en los próximos años nuestras mujeres universitarias pasen de estar ocultas a ser visibles.