¿Qué significa ser universitario? ¿Algún estudiante lo sabe?

 

Escribo este artículo desde la perspectiva de una alumna que termina una de las carreras de su doble grado este año. Una alumna a la que se le ha preguntado continuamente: ¿para qué sirve tu carrera? ¿Eso tiene salidas profesionales? ¿Qué veis en esas carreras tan raras? 

Me presento:

Por si ha suscitado curiosidad, estudio Humanidades y Filosofía, Política y Economía. ¿Tienen ahora sentido las preguntas? Esas preguntas no se suelen oír para carreras como Ingeniería o Derecho…

Este es mi cuarto año convencida de que hay carreras “no convencionales” que merecen la pena.

Ya no sólo por sus posibles salidas profesionales (remarco que sí que hay salidas, incluso para locos que estudian carreras como las mencionadas), sino que también porque se trata de un aprendizaje que no consiste en memorizar y recitar. Se trata de un aprendizaje que se lleva consigo siempre, incluso si algún día uno acaba en algún lugar perdido que no tiene nada que ver con lo que ha estudiado, algo cada vez más común.

¿Por qué vamos los jóvenes a la Universidad a día de hoy?

Muchas veces cuando estoy con jóvenes de mi edad me desespero un poco al ver que sólo estudian una carrera universitaria porque “es lo que toca”, “es lo que se espera de mí”, “es la manera de entrar en el mercado laboral”. Y no mienten.

Tristemente, no mienten al atestiguar esas afirmaciones que tanto les han repetido a ellos primero. 

Se nos vende que más vale tener dos carreras (una ya se queda corta); un par de diplomas para asegurar que no te cierras en una sola rama de conocimiento; que tienes experiencia en el extranjero con el fin de demostrar que tienes una mente abierta y que sabes lo que significa la flexibilidad. 

Y mientras te aseguras de sacar Mención de Honor en todas aquellas asignaturas que te apasionan, que no se te pase por alto las prácticas obligatorias (o incluso las extracurriculares) que son indispensables para demostrar que lo que estás aprendiendo sirve de algo. Tampoco te olvides del máster, porque se trata de “un proceso por el que tienes que pasar”, quieras o no, para que, después de esos 4 o 5 años estudiando (si no son más), sirva de algo todo lo que has aprendido y que esté certificado. Y mejor ni entrar en el tema del doctorado a este paso. Todo lo que comento aquí, la verdad es que no es nada nuevo, ya lo dijo hace poco Sergio Fernández en su artículo hablando de la nueva exigencia de superhéroes en las aulas.

¿Con qué fin se nos exige lo que se nos exige?

Hace poco, una profesora me explicó cómo se está exigiendo más a los alumnos en la evaluación de los TFGs y que por eso mismo debíamos empezar a trabajar en él desde antes, dedicándole más horas y más esfuerzo… Y tal vez, yo pienso, ¿no deberíamos empezar a exigir lo que se debe y no lo que consideramos en cada momento sin un criterio denifido? 

Esta pregunta, sin motivación alguna de ser un ataque, no sólo va dirigida a aquellos profesores que como entienden que su asignatura es la más importante de todas, con un volumen inabarcable de lecturas obligatorias, cuestionarios y trabajos. Sino que también va dirigida a aquellos alumnos que están en los dos lados opuestos del espectro: para aquellos que lo que exigen al profesorado es hacer lo mínimo porque sólo están ahí realmente porque “es lo que toca” y para aquellos que pretenden tener al profesor y a la Universidad 24/7 a su disposición, cómo si pretendiesen ellos mismos ser los que eligen el temario y los trabajos. 

Pero ¿realmente entendemos los estudiantes cuál es la misión de la Universidad? Y, por eso, tal vez…

Después de esta reflexión, me pregunto si a veces la Universidad se convierte en un espacio donde debes ir superando barreras y saltando obstáculos, en lugar de ser un espacio de aprendizaje y encuentro.  Lo que realmente defiendo es que la Universidad debería servir para más que para ser una simple formalidad. 

Teniendo en mente, además, la frase que se nos repite constantemente, “disfruta de estos años como estudiante porque son los mejores” (aunque dudo sobre la veracidad de esta afirmación), sólo me motiva más para seguir reivindicando esta nueva mirada para la Universidad. Sé que soy una afortunada cada vez que puedo afirmar que lo que estudio me apasiona, pero también sé que es menos común ver universitarios disfrutar de su carrera. Tal vez, toca reestructurar la idea que se enseña de que los estudios sirven para poder saltar al mercado laboral.

Tal vez, nos toca entender que sí, que la Universidad es el camino para conseguir la meta, pero que también se trata de vivir el camino, no simplemente pasar por él sobreviviendo. 

Tal vez, nos toca, a los estudiantes, poner patas arriba a la Universidad, desde dentro. Nos toca reivindicar nuestros mejores años y no porque nos apetezca fiesta todo el rato. Estoy hablando de una revolución en el mejor de los sentidos. Una revolución radical, una revolución que implique volver a las raíces de la cuestión: reivindicar el sentido de la Universidad.

Que la palabra estudiante signifique más que el que estudia; que la palabra universitario signifique más que el que pasa por la Universidad como si se tratase de un mero trámite. Volvamos a las raíces.

Somos una generación que sabe disfrutar, que sabe buscar lo que quiere, que sabe que la vida es más que simples ecuaciones que en principio dan como resultado la felicidad. Somos una generación que sabe que la incertidumbre sobre el futuro ha alcanzado cotas antes no conocidas, que sabe que a pesar de ser la generación más preparada también somos los que menos preparados estamos para lo que nos espera. Pero todo esto nos hace tener una fuerza, un valor y una lucha que en pocas ocasiones se ha llegado a ver.

Por esto mismo, somos, en mi opinión, la generación que está dispuesta y preparada para llevar a cabo la revolución que la Universidad necesita para volver a encontrar su verdadero sentido. 

 

Comentarios
  1. JM dice: 24/10/2023 a las 12:36

    La única razón para estudiar dos carreras, debería ser una curiosidad profunda y un gran interés por aprender a fondo varios campos. Quien hace esta elección, debería tener claro que no proporciona un premio en la carrera profesional. sino en el ámbito personal. Desgraciadamente, muchos escogen hacer dobles grados por razones equivocadas.

    Hacer dos carreras es una inversion de esfuerzo considerable, que normalmente no va a ser rentabilizada. En tu caso, si quieres ser economista profesional, ni las humanidades, ni la política ni la filosofía te serán realmente útiles. Un camino mucho mas especializado va a ser mas apreciado por cualquier organismo que requiera conocimientos profundos de economía. Tal vez un doble grado con estadística te habría servido mas.

    Los dobles grados son uno de estos despropósitos que se han puesto de moda. Quizá la combinación mas popular es ADE y derecho, pero siento decir que o trabajas en administración de empresas, o trabajas en temas legales. Y son caminos completamente distintos, saber de un campo no te va a ayudar a ser mejor profesional en el otro, salvo excepciones muy puntuales (por ejemplo, personas que trabajan en lanzar una empresa al mercado bursátil, pero son puestos extremadamente raros). Normalmente el esfuerzo en una de las carreras no va a aportar nada al estudiante.

    Para el desarrollo profesional es preferible hacer una sola carrera, e irse especializando en un único campo en postgrado. Mas aun, un empleador va a detectar que quien tiene un curriculum muy difuso, es una persona con ideas poco claras, tal vez por haber tardado mucho en madurar. La única señal positiva que proporciona al mercado, es que tiene capacidad de trabajo elevada, pero esto se puede observar de muchas otras formas, la mas obvia contratando al candidato en prácticas.

  2. Dr. Gonzalo Rivera Gurrola dice: 14/11/2023 a las 00:45

    Lic. Belén Dávila García
    Buenas tardes

    He leído con interés su artículo; en lo personal, como inicia Usted me presento; soy Contador Público y Auditor, Lic. en Derecho y Ciencias Sociales; no nací universitario la urgencia de incorporarme en la actividad laboral me llevó a estudiar la primera carrera; ya que en la empresa en la cual prestaba mis servicios (corporativo de alimentos y transporte), me desempeñé como almacenista; y era fabuloso e interesante descubrir mermas, asignar precios de compra en atención a ellas, y a la par estudiaba hasta lograr el objetivo propuesto; por otra parte derecho estudie en razón de un fraude que cometieron conmigo al venderme un terreno, donde quien lo hizo; escrituró en nombre de un familiar que ya había fallecido; y me hice el propósito de estudiar derecho; para servir a mis semejantes, y cuidarme yo mismo de gente fraudulenta; ambas carreras se complementan; ha transcurrido mi existencia manejando dos campos de conocimiento; que me han servido en la vida profesional y en la docencia; y es cierto, el camino del conocimiento lleva a los estudios de maestría; y se sigue la ruta, para el caso hasta el doctorado en filosofía con especialidad en educación. Nunca será un desperdicio de la vida el estudio porque se comprende la realidad de uno mismo y del otro, Gracias por el espacio.

  3. […] su significado –cosa que ha intentado una coetánea en una excelente reflexión sobre el significado de la universidad– sino sobre el sistema de aprendizaje y la capacidad de adaptarse a las necesidades del mercado […]


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