Sobre aspectos relacionados con la dirección de las universidades
Premisa 1
La Universidad, es un sistema autónomo caracterizado por ser complejo, dinámico, no lineal, con un comportamiento no describible con precisión y carente, además, de un aparato conceptual concreto que permita estudiar su posible evolución desde el punto de vista prospectivo.
Premisa 2
Se entiende por autonomía la dimensión institucional de las libertades académicas, las cuales, según la tradición heredada, al margen de las relativas a la investigación y a la organización son las de determinar a quién se enseña, quienes enseñan, qué se enseña y cómo se enseña.
Premisa 3
Donde muchos mandan, nadie obedece y todo perece. (Refrán anónimo)
Premisa 4
Las universidades convocan hoy plazas de profesorado a partir de ciertas plantillas, elaboradas por criterios docentes y que se adjudican según criterios de investigación. Demostración de coherencia.
Premisa 5
Dos virtudes que definen los ideales de los miembros de la universidad contemporánea son el uso del rigor y de la racionalidad.
Dos vicios que tienden a surgir entre algunos de los miembros de la universidad contemporánea son esos profesores soberbios que se creen más listos que el hambre y por ello van de listos y se pasan de listos, sin darse cuenta que la inteligencia es un proceso cíclico que cuando te pasas de listo vuelves a empezar a ser tonto.
Sobre los aspectos relacionados con la dirección de las universidades
Imaginémonos ahora, el cerebro, y la cara, de un profesor relacionado con el equipo de dirección de una universidad, que en un momento de reflexión se plantea la siguiente pregunta sobre la universidad en la que trabaja. ¿Cómo puedo conseguir que mi universidad sea una universidad contemporánea y a ser posible de referencia?
Posiblemente su cerebro, haciendo uso de su inteligencia, rigor y racionalidad, intentará buscar la caracterización del tipo de problema que se acaba de plantear. La conclusión evidente a la que va a llegar es que tiene entre sus manos un problema del tipo divergente, o, dicho de otra forma, su problema tiene un número indeterminado de respuestas posibles que se alcanzan dependiendo de las personas que las busquen. Es decir, el problema planteado es similar al problema de ¿cómo hacer una buena publicidad para un nuevo producto de belleza? Todos sabemos que hay tantas respuestas como posibles empresas de publicidad.
Sigamos imaginándonos al valiente profesor, y su cara, pensando ¿qué puedo hacer? Tarde o temprano llegará a la conclusión de que la respuesta al problema real que se ha planteado escapa del puro dominio de la lógica para entrar en las secretas fronteras de la inspiración.
La realidad es muy compleja y para domesticarla con el cerebro hay que llenarla de hipótesis, de hechos experimentales, de atrevidos saltos al vacío.
Es decir, nuestro profesor va a necesitar añadir algo de creatividad, otra de las notas que deberían caracterizar a muchos miembros de las universidades contemporáneas.
Entonces, muy probablemente, su cara se iluminará y el siguiente paso que su ingenio le dictará será intentar rodearse de un grupo de personas que junto con él formen una herramienta de trabajo compleja, que no complicada, cuyo objetivo común sea la búsqueda en equipo de soluciones al más alto nivel, con la esperanza de que emerjan los valores superiores de la institución universitaria. Serán tales valores los que sutilmente vertebrarán su funcionamiento, engendrarán el carisma social de la institución y garantizarán el futuro de la universidad.
En pocas palabras, nuestro profesor llegará a la conclusión de que, dadas las características del problema que se ha planteado, la mejor forma de predecir el futuro de su Universidad, será inventándosela y para ello no tendrá más remedio que “abrirse al cambio” ya que, como dijo Heráclito de Éfeso “nada hay permanente salvo el cambio”.
Reflexiones
Permítanme ahora hacer algunas reflexiones y sugerencias personales a ese equipo de trabajo, con la esperanza de que puedan servir para su toma de decisiones.
- Por un lado, los equipos de gobierno de las universidades públicas, de las comunidades autónomas y del gobierno central, son transitorios y sus decisiones dependen de los votos, o en el caso de instituciones privadas de lo que el consejo de administración quiere escuchar, no de criterios de racionalidad. Por lo tanto, no pueden imponer políticas sin sufrir un coste político.
- Además, hay que tener en cuenta que las Universidades, no se pueden gestionar como una empresa ya que lo gestionado no lo es. Por lo tanto, hay que realizar una gestión creativa.
- Son características las rigideces de la propia Institución (ya sea una administración pública o una institución privada, tanto para lo bueno como para lo malo).
- No existe una libertad real de actuación. Si alguien ha tenido la experiencia de la gestión universitaria de alto nivel, de sobra son conocidas las presiones que sufren los equipos de gobierno, tanto internas como externas (al jefe lo eligen los empleados o un consejo de administración y éste tiene que rendir cuentas tanto a ellos como al financiador, el cual tiene que rendir cuentas, a su vez, a todos los ciudadanos o accionariado…).
- Lo urgente siempre empaña lo importante en el mundo universitario. Basta con hacer un pequeño acto de reflexión personal mirando la lista de las tareas pendientes que un profesor siempre tiene encima de su mesa.
- Por otro lado, los cambios desde adentro, o desde abajo, son difíciles cuando el personal no desea cambiar e identifica la inercia con la mejor alternativa de futuro ¡virgencita, virgencita… que me quede como estoy! Recordemos que “Para trasladar un cementerio, no se puede contar con los inquilinos”.
Comentario
Al ser cada Universidad como un problema con condiciones iniciales y de contorno diferentes al resto de Universidades, todos sabemos ya que no hay una solución única para generar el cambio, sino que existirán muchas soluciones diferentes. Para no entrar en casuísticas bizantinas, en estos momentos el guion de la presentación pasaría por desgranar el conjunto de cualidades de la Universidad “utópica” en la que me gustaría trabajar, pero para no alargarme en demasía, me atrevo sólo a sugerir un conjunto de características factibles e interesantes que desde mi punto de vista podría intentar reunir una Universidad “real” con futuro.
- Cambios propuestos desde fuera de las instituciones.
- Profesores universitarios no funcionarios públicos.
- Profesores doctores en su mayoría y en plazos razonables.
- Autonomía universitaria reforzada.
- Un diseño institucional competitivo y abierto.
- Consejos de universidades responsables y activos.
- Instituciones no sujetas a la subordinación a Ministerios de Educación.
- Autoridades académicas externas, locales y fuertes.
- Fondos de investigación en condiciones competitivas de mercados abiertos.
- Rendición de cuentas de todos los miembros universitarios.
- Desburocratización de los procesos de calidad y seguimiento.
- Profesores dispuestos a moverse.
- Estudiantes ávidos de conseguir las mejores experiencias.
- …
Conclusión
Este tipo de universidad aquí esbozada, opino que favorecería no sólo la experimentación, innovación, difusión y transferencia al sistema productivo, sino la adquisición de unos saberes, muy importantes para la formación de gentes libres y el desarrollo de comunidades universitarias con una fuerte identidad y con lazos estrechos con el tejido social circundante.
¿Cuál es la rémora para dicho cambio?
Por la experiencia que me da el haber pasado 45 años en la Universidad, soy consciente de que las grandes reestructuraciones sufren retardos enormes allí donde reinan todavía la reducción y la compartimentación.
El motivo fundamental para que eso sea cierto, es que hay una gran parte del profesorado universitario que no está capacitado (no es apto), para responder a los desafíos de la globalidad y de la complejidad del conocimiento actual. Y ese desconocimiento no es superficial, acostumbrarse a moverse por el mundo haciendo uso de “cosas que funcionan pero que no se comprenden” acaba debilitando la percepción cultural, cívica y democrática de las sociedades.
Inconclusión
Gran parte de nuestro problema es que no se ejerce control. La universidad es una competencia compartida fracasada: es un tripartito en el que ninguno de los componentes asume su función.
- El gobierno central no ejerce su labor coordinadora del sistema.
- Los gobiernos autonómicos rehúyen su responsabilidad parapetándose en la manida autonomía universitaria.
- Las universidades… simplemente son como un zorro dentro de un gallinero.
- … ¡Para volverse loco! :)
Epílogo
Acabaré esta pequeña reflexión, citando a Montaigne, “La palabra es mitad de quien la dice y mitad de quien la escucha”. Parafraseando su frase es evidente que, “una cosa es lo que yo he pretendido comunicar y otra lo que ha podido entender el que las ha escuchado”. Deseemos que ambas partes se parezcan.