Universidad y Espacio Iberoamericano

En el nuevo escenario global se forman espacios geo-estratégicos con argumentos socio-políticos o económicos, incluso universitarios como el EEES. Los países iberoamericanos han impulsado e impulsan diferentes experiencias, iniciativas y redes que trabajan en la formación de un espacio de investigación/conocimiento y de educación superior. En este año que se cumple 800 años de la fundación de la universidad más antigua de este espacio, la de Salamanca, y 100 años del manifiesto de la Universidad de Córdoba (Argentina), es un buen momento para recordar que seguramente es necesaria una decisión política de mayor compromiso para avanzar en la consolidación de un espacio universitario iberoamericano.

Durante la reunión de la Asamblea General de la Asociación Iberoamericana de Posgrado (AUIP), celebrada el pasado mes de marzo, se presentó el libro “Espacio Iberoamericano: propuestas de futuro para la vinculación universidad-entorno y la promoción del posgrado” (ver aquí), auspiciado por esta asociación, que recoge medio centenar de contribuciones elaboradas por rectores, representantes instituciones y expertos de un total de trece países de este espacio. En estas contribuciones se reflexiona sobre el presente y futuro del espacio iberoamericano con especial referencia al posgrado y a las relaciones de la universidad con su entorno.

El espacio iberoamericano comparte dos lenguas habladas por unos 800 millones de personas. En el caso del español, según el Instituto Cervantes, es la segunda lengua materna del mundo, también ocupa ese puesto si se incluye el domino nativo más competencia limitada más número de estudiantes, y la misma posición ocupa en las redes sociales principales como Facebook y Twitter. A pesar del crecimiento de los últimos años, es verdad que la producción y difusión científica en español no se corresponde con la importancia territorial o por número de hablantes de esta lengua. Lo mismo sucede con el peso en el mundo de la universidad y la I+D+i iberoamericana, que es inferior a la importancia que le correspondería por población, territorio u otras macro magnitudes.

Además de una historia común, de las relaciones culturales y socioeconómicas existentes o de las experiencias habidas, se presentan muchos argumentos que dan sentido al impulso de este espacio universitario. Son muchas las sinergias y los complementos que se pueden lograr. Para empezar la parte americana, siguiendo informes del Banco Mundial, se caracteriza por un dinamismo emprendedor pero con déficit en innovación y transferencia, en particular en actividades de transformación o intermediación de materias primas. Existe una dependencia de actividades con reducido valor añadido y muy sensibles a las variaciones de precios de las materias primas que condicionan el crecimiento económico. En suma y en términos generales, una tímida actividad en I+D+i y en la promoción de  la transferencia, junto con la existencia de grandes desigualdades sociales. En este contexto la universidad puede desempeñar un papel fundamental generando sinergias en ambos lados del Atlántico. España y Portugal pueden y deben desempeñar un papel especial como nexo de conexión con el EEES, con la experiencia europea en los programas de educación superior y la estrategias de I+D+i, como la Horizonte 2020.

En el espacio iberoamericano convive una gran diversidad de instituciones de educación superior, un gran número de universidades con misiones diferenciadas, con desigual tamaño e implicación en el territorio, con desigual nivel de calidad de oferta, funcionamiento e investigación. No falta diagnóstico, hay mucho elaborado. Falta planificación y ejecución. Es necesario pasar a la acción de una manera más decidida, poner en marcha acciones concretas, proyectos concretos en común. Se trata de alcanzar un espacio de colaboración en las diferentes misiones universitarias con un claro compromiso con el territorio para lograr un desarrollo sostenible.

Entre las iniciativas que se apuntan en la publicación referida, se señala la necesidad de generar un buen sistema de información de este espacio universitario como primera herramienta para conocer y poder tomar decisiones. Junto a ello el desarrollo de un marco común de garantía de calidad (en particular en los estudios de posgrado), para poner en marcha programas de formación conjuntos (sobre todo máster y doctorado) y programas conjuntos de I+D+i, impulsando convocatorias competitivas de proyectos de investigación, también de innovación y transferencia, para candidaturas compuestas por universidades  y centros de diferentes países sobre áreas estratégicas para el desarrollo del territorio. Desarrollar también acciones de extensión universitaria conectada con el territorio. Como se ha dicho, un territorio que se caracteriza por la existencia de gran desigualdad en la distribución de la riqueza, en la formación y en las condiciones de vida. Las universidades pueden ser una vía para reducir desequilibrios vía formación y generación de conocimiento, pero también por sus actuaciones sociales y por su impacto económico, de acuerdo con la misión que se atribuye a la universidad en la Estrategia de la UE Horizonte 2020.

La conectividad entre las universidades es imprescindible para el desarrollo del espacio universitario iberoamericano, es necesario impulsarla. Una de las principales formas es mediante el reforzamiento de programas de movilidad de estudiantes, de profesores y personal, en suma mayor orientación a la internacionalización. Las relaciones inter-universitarias dependen mucho de las relaciones entre personas, pero hay que institucionalizar dichas relaciones y darle continuidad más allá del contacto personal, para conseguir una verdadera universidad interconectada.

La universidad puede y debe liderar un ecosistema de desarrollo desde un compromiso ético. Este compromiso es, debe ser, inherente a su sentido y razón de ser (universidad responsable, libre y comprometida) en todo este nuevo espacio universitario iberoamericano más globalizado, tecnológico y conectado. La actividad de la universidad debe estar presidida por la ética en todas sus dimensiones: formación, investigación, compromiso con el entorno y su propia gestión.

Para todo lo anterior es necesaria una dotación de recursos y una planificación conjunta que evite su desarrollo como un proceso en paralelo (no en común) en diferentes países, en suma, una adecuada capacidad organizativa para poner en marcha acciones cohesionadoras como las mencionadas.

En definitiva, se trata de lograr un espacio universitario iberoamericano con formación de calidad y adaptada a las necesidades actuales, con una I+D+i prestigiosa, con presencia internacional acorde a la importancia de la comunidad iberoamericana e implicado en el desarrollo social y económico del entorno. Esto debiera ser una apuesta prioritaria para el desarrollo socio-económico y la reducción de la desigualdad de este territorio.

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Comentarios
  1. […] Dr. Teodoro Luque, Catedrático de la Universidad de Granada, publica en UniversidadSI “Universidad y Espacio Iberoamericano” con aportes del libro “Espacio Iberoamericano: propuestas de futuro para la vinculación […]


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