Apertura y coordinación en la universidad de la era digital

En el número 769-770, de 2014, de la revista Cuadernos Hispanoamericanos coordinamos una sección monográfica sobre la universidad iberoamericana en el siglo XXI en el que participaron expertos reconocidos que aportaron su visión sobre el estado actual y la evolución de la universidad desde ópticas muy diversas. Quizás lo que pueda decirse como síntesis de las reflexiones es que hay mucho en lo que nos podemos poner de acuerdo para mejorar nuestras universidades y que, en particular, para ser eficientes se requiere el reconocimiento explícito de que la transformación digital de la sociedad va a incidir (está incidiendo) inevitablemente sobre la universidad, sobre sus funciones y sobre su misión.

Se habla con frecuencia del cambio de modelo productivo derivado de la nueva realidad conectada y también de la necesidad de adaptar a dicho cambio tanto nuestros modos de hacer como nuestras instituciones. Pues bien, por lo que respecta a las universidades, sería conveniente tener en cuenta el contexto de una profunda transformación en la construcción y el acceso al conocimiento y que, por ello mismo, es conveniente avanzar propuestas que, más allá de la retórica de la innovación, provoquen y animen los cambios estructurales que ya se perfilan en el horizonte.

El origen de las universidades surge de la necesidad de disponer de un lugar específico y exclusivo en el que fuera posible generar, conservar, acreditar y difundir el conocimiento. Todos esos aspectos están siendo sometidos a modificaciones profundas de tipo social, tecnológico y cultural que alteran el mandato constituyente de la universidad y que sitúan a la academia ante un nuevo escenario. Los cambios están relacionados con la disponibilidad abierta, universal y con mínimos costes de acceso a espacios donde generar aprendizajes y colaborar para crear nuevos conocimientos, facilitada por una transformación digital que incide en nuestro modo de producción, distribución y consumo de bienes. En la base de las situaciones que hacen posible el cambio de la institución universitaria del presente y del inmediato futuro, podemos identificar un primer motor que tiene que ver con lo que genéricamente podríamos calificar de revolución de lo abierto. Expondremos algunas acciones que nos parecen inevitables para una expansión y mejora de la actual institución universitaria.

Algunos caminos que se construyen y ensanchan desde lo abierto son la generalización de la libertad de acceso universal a los recursos educativos, la disponibilidad pública de los resultados de la investigación realizada con fondos públicos y el libre acceso a los datos que han sustentado dichos resultados.

En estos aspectos, avanzar y participar en procesos internacionales de coordinación  y puesta en abierto de recursos de aprendizaje, así como los más variados documentos y de los resultados de la investigación, nos parece un reto indispensable para la universidad.  Por ejemplo, puede considerarse como estratégico participar de manera activa en el movimiento de los recursos educativos abiertos, expandiendo lo que se ha hecho desde las iniciativas de cursos Open Course Ware (actualmente Open Education Consortium), en las primeras experiencias de cursos abiertos o, más recientemente, en las iniciativas de aprendizaje conectado pensadas para crear una red que implique tanto a las instituciones educativas como a los espacios de aprendizaje informal y las empresas. Con ese simple movimiento se avanzaría hacia una nueva forma de entender la cooperación de las instituciones universitarias (entre sí y con sus públicos) que, si bien han tenido tradicionalmente una potente naturaleza competitiva, requieren para seguir avanzando de una intensa actividad cooperativa. En una fase en la que las corrientes globalizadoras parecen poner el acento en modelos únicos en los que el ganador se lleva todo, más bien se prefiguran modelos pluricéntricos con potentes raíces cooperativas.

Los cambios que lo digital provoca en las universidades son de naturaleza muy profunda y van más allá del acceso abierto y universal a la información que apoya nuestros conocimientos. Incluye cambios en el monopolio de la certificación y acreditación del conocimiento, así como un giro en la estructura de las sendas formativas preestablecidas.

Los movimientos en la dirección de abrir la certificación de los conocimientos y experiencias adquiridas (por ejemplo, el movimiento de los badges), la atención a las competencias efectivamente adquiridas más que a los estudios cursados y a las  titulaciones logradas, son cambios que están iniciándose pero que demandan una reflexión atenta para que el Sí a las universidades no sea una simple expresión de un deseo, sino la definición de caminos prácticos que resintonicen a la universidad con la sociedad que la sustenta y en la que vive.

Sobre esos otros movimientos imprescindibles en la universidad, que son posibles por la transformación sociotecnológica que nos está acercando a una sociedad de individuos interconectados, podría ser interesante seguir hablando.

 

Comentarios
  1. Guy HAUG dice: 08/02/2016 a las 09:52

    Esta entrada me parece de especial importancia, precisamente porque plantea claramente que los cambios que la era digital implica para las universidades van mucho mas allá del cambio en la tecnología de transmisión del conocimiento. Los autores enfatizan que implica cambios en los itinerarios formativos así como en los procesos como la acreditación de los cursos y la certificación de los conocimientos (así como de competencias?) de los estudiantes. No obstante, me parece que se está produciendo otro cambio, aún más profundo e importante porque consiste en un cambio en el comportamiento de los «aprendientes», en cuanto a su manera de aprender y sus expectativas del proceso de aprendizaje. Esta dimensión de cambio en los propios aprendientes queda la menos conocida y la menos investigada – y por tanto la que menos tienen en cuenta las universidades que ofertan educacion digital.


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