¿Financiación basada en resultados?

En el contexto de una profunda crisis económica, con un largo recorrido ya de cinco años, el sistema universitario español se ha visto afectado por políticas de recortes presupuestarios que han afectado sensiblemente a sus tareas de formación, investigación y transferencia así como a la generación de un pesimismo generalizado sobre el futuro. Los modelos preexistentes de financiación, en algunas Comunidades Autónomas basados en contratos-programas a medio plazo en los que primaba la dimensión docente (como oferta), se han revelado contradictorios en el marco actual; a esto hay que añadir la ausencia de un conocimiento por parte de las universidades de los costes reales de los procesos que se desarrollan en su interior y una ceguera contumaz de los responsables de las políticas educativas en la apuesta por consolidar un sistema universitario cuya progresión desde la instauración del sistema democrático es evidente.

Los modelos preexistentes de financiación se han revelado contradictorios en el marco actual

La cuestión clave es cómo debe proporcionarse la financiación pública a las universidades, con las características de suficiencia, equidad y eficiencia, y de una manera estable en el tiempo, y la definición de los instrumentos para acceder a ella, siendo imprescindible identificar los resultados sociales (el output) que proporcionan las universidades así como los servicios que prestan con una cierta calidad.

 

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