Sobreviviendo a los concursos telemáticos de profesorado universitario
Desde hace casi un año, debido a la situación derivada de la Covid-19, no se han podido realizar los concursos de profesorado universitario en su modalidad presencial. Por ello, los Consejos de Gobierno de las diferentes universidades se han visto abocados a adoptar una serie de acuerdos orientados a posibilitar, con carácter preferente, que dichos concursos sean telemáticos.
¿Qué ha ocurrido?
Las áreas de personal académico, con la mejor de las intenciones, han dotado a las universidades de un amplio elenco de instrucciones reguladoras del funcionamiento virtual de las pruebas de los concursos de profesorado. Es de agradecer que lo hayan hecho en un tiempo record, con la implicación voluntarista del personal de administración y servicios. También resulta obligado señalar que, en no pocos casos, están presididas por notables lagunas y una complejidad destacable. Ello responde al hecho de haber transpuesto los requisitos formales de los concursos presenciales, sin mayores matices que las firmas electrónicas de los miembros de las comisiones, a la modalidad telemática.
Aplicando el sentido común y la experiencia acumulada en el último año, parece un buen momento para afrontar no solo su simplificación, sino también una reflexión que nos permita adaptar los concursos de profesorado, sin renunciar al rigor y seriedad que siempre deben acompañarlos, a la realidad telemática.
Concursos telemáticos
En la actual situación de crisis sanitaria, salvo aquellos supuestos excepcionales en que se permite acordar, previa conformidad de todos los miembros de las comisiones, de los candidatos admitidos y de las autoridades académicas, la tramitación de los concursos y la realización de las pruebas, total o parcialmente, de forma presencial; los concursos de profesorado se desarrollan de forma virtual.
Ello incide, sustancialmente, en las diferentes etapas y actos de los concursos telemáticos: presentación de solicitudes, virtualmente, en los registros correspondientes, constitución de las comisiones y reuniones telemáticas mediante plataformas corporativas validadas por las universidades, acompañamiento de la documentación en el acto de presentación de los candidatos mediante correo electrónico, publicación de las actas, acuerdos y resoluciones en la sede electrónica de la institución universitaria, y generalización de la firma electrónica.
Estos concursos telemáticos, per se, no son ni mejores ni peores que los presenciales.
Sin embargo, quienes hemos participado en ellos en el último año, hemos detectado, cuando no sufrido, algunas disfunciones que convendría corregir sin mayor dilación.
Las enseñanzas derivadas de una experiencia real
Como la realidad siempre supera a cualquier ficción, expondré algunas de las situaciones vividas, en primera persona, en algunos concursos celebrados en mi universidad. Experiencias, que aun siendo personales, fueron compartidas por la totalidad de colegas implicados en dichos concursos de profesorado.
Documentación excesiva
En primer lugar, parece algo excesivo que en dichos concursos se siga trabajando con una cantidad ingente de actas:
- Acta de constitución de la comisión
- Documento de fijación de criterios específicos y baremo de la valoración de la comisión
- Anuncio del acto de presentación
- Acta de presentación de las personas candidatas (y de la documentación requerida por las bases)
- Acta de la primera prueba
- Acta de recepción de informes de la primera prueba
- Votación de la primera prueba
- Resultado de la votación de la primera prueba
- Acta de la segunda prueba
- Acta de recepción de informes de la segunda prueba
- Resultado de la votación de la segunda prueba
- Acta de la tercera prueba
- Acta de recepción de informes de la tercera prueba
- Votación de la tercera prueba
- Resultado de la votación de la tercera prueba
- Valoración final de las personas candidatas
- Propuesta de adjudicación
Propuesta de adjudicación
Ante este galimatías procedimental, que se concreta en más de 40 páginas, bien podría pensarse en reducir el número de actas de forma sustancial. Así, por ejemplo, podría bastar con un acta de constitución de la comisión, que ya incluyese el documento de criterios y baremos. Presentar un acta de presentación de candidatos, que ya incorporase el paso inmediato a la primera prueba y un solo acta para todo lo relacionado con cada una de las tres pruebas. Finalmente, un acta que incorporase tanto la valoración final de los candidatos, como la concreción, en su caso, de la adjudicación de la plaza.
Complejidad web durante los concursos telemáticos
En segundo lugar, en la modalidad virtual de los concursos las sesiones se desarrollan a través de una plataforma digital. Se exige la creación de un enlace para la constitución, otro para la presentación de candidatos, otro para cada una de las pruebas (tres) y otro, finalmente, para la deliberación de los miembros de la comisión. Dichos enlaces son sencillos de crear, pero como suponen ir parando el concurso, constantemente, para entrar en uno y salir de otro, bien pudiera ser suficiente con cuatro: el de constitución, el de presentación, el de las tres pruebas (que podría ser único), y el de deliberación.
Adjuntar documentación
En tercer lugar, al inicio de cada prueba hay que adjuntar diferente documentación. Debe ser requerida por el presidente/secretario y remitida por los candidatos, con copia a la sede virtual, a los miembros de la comisión por e-mail. Sobre esta documentación, al menos en el ámbito del Derecho, surge la duda de cómo adjuntar, por ejemplo, una monografía de 300 o más páginas. No siendo de recibo exigir a los candidatos que escaneen, una por una, dichas páginas, lo cierto es que la actual normativa no contempla cómo incorporar dicha documentación al concurso.
Esta problemática podría salvarse exigiendo el depósito de dicha documentación, físicamente, en la oficina de asuntos generales de la facultad vinculada con la plaza convocada. Aun así cabría preguntarse, salvo que queramos vivir una ficción, cómo puede consultar dicha documentación un miembro de la comisión o cualquier otro candidato que no resida en la localidad de ubicación de la universidad convocante de la plaza.
Condiciones técnicas mínimas
Finalmente, también convendría que las universidades se dotasen de plataformas que impidiesen que los candidatos y candidatas afrontasen la exposición oral de sus pruebas manteniendo oculta su imagen. De no hacerlo así, la simple utilización de un power point bien pudiera provocar que los candidatos permaneciesen ocultos, en cuanto a su imagen, para la comisión, haciendo para ésta imposible saber si están leyendo e, inclusive, si lo están haciendo en primera persona. La inmediación, cuando menos visual, parece requisito imprescindible para poder apreciar su calidad expositiva y habilidad para el debate.
Concursos telemáticos: una nueva realidad se impone
Es muy probable que los concursos telemáticos de profesorado haya llegado para quedarse. Puede que sea como modalidad preferente o, cuando la situación sanitaria así lo permita, como una opción más en las diferentes convocatorias.
Siendo esto así, mientras sobrevivimos, parece llegada la hora de regular, de verdad, la modalidad virtual de dichos concursos.
Para lo cual, no basta con transponer, con buena voluntad, los esquemas del procedimiento presencial a la realidad telemática; sino que también es absolutamente necesario repensar el contenido, en forma y fondo, de dichas pruebas, así como exigir, dada su complejidad técnica, que toda comisión cuente con el soporte real, pese al teletrabajo, del personal de administración y servicios de la institución convocante de la plaza.
Desde mi humilde opinión, como empresario con formación en derecho, entiendo quie la exposición del Dr. Vallespín refleja con claridad meridiana una situación de complejidad administrativa, que no únicamente afecta a la Universidad sino que tambén al mundo de la administración. Cuaqluier iniciativa que se tome en facilitar las relaciones entre administrados y administración repercutirá no unicamente en la eficiència de nuestros sistemas, facilitanbdo con mayor claridad la com,prensión y calidad de los proyectos y personas que se ven implecados en procesos de selección o la determinación objetiva, accesible y veraz de sus méritos.
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