La llegada del crowdsourcing al aula universitaria

Los avances tecnológicos han dado lugar a nuevas oportunidades para las universidades, como es el caso del crowdsourcing. Por un lado, permiten el acceso a los procesos de transferencia de conocimiento. Por otro lado, fomentan una mayor interacción entre los estudiantes y otros agentes, permitiendo nuevas formas de enseñanza y aprendizaje. Además, gracias a las iniciativas de open source es posible acceder a todo tipo de material y conocimiento generado en cualquier parte, al mismo tiempo que la conectividad y velocidad de las infraestructuras tecnológicas permite conexiones instantáneas con cualquier parte del mundo (Kulakli y Mahony, 2014).

La introducción de la tecnología en el aula universitaria

La introducción de la tecnología en el aula ha sido una fuente de debate que se ha intensificado a lo largo de la última década. Indudablemente, un buen uso de la tecnología en el aula puede tener efectos más que beneficiosos, sobre todo si se utiliza como una herramienta de co-creación, que fomente el aprendizaje colaborativo y ayude a la producción de nuevo conocimiento o ideas innovadoras.

Si bien la mayoría de iniciativas de aprendizaje colaborativo fomentan la colaboración entre estudiantes, la tecnología puede presentarse como una nueva herramienta que permita la entrada de otros actores en este proceso de cooperación para generar resultados superiores. Esto requiere de universidades con estructuras más abiertas y flexibles (Tapscott y Williams, 2010; Jeleč Raguž y Mehičić, 2017), que promuevan la creación de nuevos contenidos por medio de colaboraciones universidad-empresa desde la misión docente (Huhtelin y Nenonen, 2015).

El crowsourcing

Es en este contexto que surgen las plataformas educativas de crowdsourcing (educational crowdsourcing platforms), las cuales pueden proporcionar estos espacios de apoyo y colaboración. Dichas plataformas transfieren el modelo de crowdsourcing al entorno educativo, ofreciendo un espacio virtual en el que las empresas pueden conectar con los estudiantes, proponerles retos y animarlos a aplicar sus habilidades para resolver los problemas de su día a día.

Además, estas plataformas facilitan el diseño de proyectos multidisciplinarios y de co-creación, posicionando a los estudiantes en el centro de su proceso educativo y promoviendo el trabajando en un entorno interdisciplinar (Albats et al., 2016). Dichas características reflejan mucho mejor el entorno que luego se encontrarán los alumnos cuando se inserten en el mercado laboral.

Las plataformas de crowdsourcing educativo son mecanismos poderosos para acortar la brecha entre la universidad y la industria. Basándose en los principios del paradigma de innovación abierta (es decir, que las mejores ideas pueden provenir de una fuente externa), tanto las empresas como las universidades pueden beneficiarse de su potencial, pues vinculan problemas empresariales reales (industria) con mentes frescas y hábiles (estudiantes) que necesitan experimentar nuevos desafíos y aprender cómo funciona el mercado. A su vez, el profesor es capaz de dotar de contenido “real” y práctico sus clases con problemas no simulados. Si bien es cierto que, según qué disciplina, muchas veces no resulta sencillo encontrar empresas dispuestas a colaborar con un caso práctico.

Etapas para implementar el crowdsourcing

Aunque los objetivos específicos pueden diferir ligeramente de una plataforma a otra, los proyectos suelen tener tres etapas.

Primero, las empresas (ya sean entidades públicas o privadas) se registran en la plataforma y cargan sus proyectos (desafíos). Por otro lado, la universidad cuelga su propuesta de curso o necesidad educativa a cubrir. A continuación se produce el matching entre la universidad (o estudiantes) y la empresa. Llegados a este punto se acuerdan los detalles de la colaboración, los entregables y el procedimiento de evaluación.

Seguidamente, comienza la etapa de ideación y resolución del reto, incluyendo reuniones periódicas (ya sean presenciales o virtuales) con el objetivo de asegurar que los alumnos configuren sus propuestas de solución de acuerdo con los requisitos de la empresa y también con la supervisión del profesor.

Por último, tanto la empresa como el profesor participan en la etapa de evaluación. Mientras que la empresa evalúa principalmente si la solución es factible y está alineada con su visión, el profesor evalúa el compromiso de los estudiantes con el proyecto y su evolución a lo largo del mismo. En algunos casos, se utilizan incentivos (tales como premios) como elementos motivadores extrínsecos adicionales.

Tipos de plataformas crowdsourcing

Desafortunadamente, no hay ningún listado que recoja las plataformas educativas de crowdsourcing existentes. Con el objetivo de entender mejor cuáles son las oportunidades que nos brindan estas plataformas a los docentes, en un estudio reciente publicado en la revista Knowlegde Management Research & Practice (Berbegal-Mirabent et al., 2019), examinamos una selección de plataformas con el objetivo de caracterizarlas y aportar evidencias sobre una nueva modalidad de aprendizaje que, con total seguridad (y junto a otras estrategias didácticas), va a revolucionar la forma tradicional de enseñar.

Siguiendo los estándares de la investigación cualitativa (Patton, 2002; Pettigrew, 1990), se seleccionó una muestra de nueve plataformas que respondían a tipologías opuestas, eran ricas en información, utilizaban distintos modelos de negocio y se relacionaban con la teoría existente. Después de examinar cuidadosamente dichas plataformas, se definieron tres grandes grupos, en función de su objetivo y alcance. A continuación resumo los principales rasgos:

Full experience

Se trata de plataformas que cubren, de inicio a fin, la experiencia de aprendizaje. Las plataformas que responden a esta categoría reúnen a empresas y estudiantes universitarios para superar un desafío (proyecto) al tiempo que ofrecen herramientas (online) para evaluar el progreso de los estudiantes a lo largo del proyecto, registrando todos los resultados intermedios y las interacciones entre los estudiantes, la empresa y el profesor.

Este enfoque implica que la plataforma está diseñada para ayudar a los profesores a gestionar el proyecto, al mismo tiempo que permite el acceso a proyectos pasados, ​​archivando experiencias anteriores. Específicamente, a través de esta plataforma, los profesores pueden crear y supervisar proyectos, formar equipos de estudiantes, contactar con la empresa así como acceder a un repositorio completo con toda la información relacionada con el proyecto (p.e. resultados, informes intermedios, interacciones entre los alumnos, cometarios de la empresa a los alumnos, etc.).

Crowdsourcing

Son plataformas que se caracterizan por su enfoque “abierto”, creando oportunidades que reúnan físicamente a alumnos con empresas. El objetivo último es que los alumnos apliquen sus conocimientos, capacidad crítica y creatividad a un reto concreto planteado por una empresa. Se trata de open calls y existen variedad de estrategias para articularlos.

Un ejemplo son las competiciones, los hackathons u otras modalidades similares que fomentan un aprendizaje activo e integran elementos de juego. Los alumnos pueden apuntarse (ya sea en grupos o de forma individual) y proponen una solución al reto planteado por la empresa. Los resultados son validados por la empresa o incluso por usuarios finales, y el profesor adopta un papel secundario.

Networking

Estas plataformas tienen como objetivo forjar una red entre distintos actores que, por un lado se junten para dar respuesta a una necesidad concreta del territorio, y por otro lado, dicha colaboración sea sostenida en el tiempo y permita sinergias en proyectos futuros. Las plataformas que se recogen dentro de esta categoría suelen tener un fuerte componente geográfico, con el objetivo último de poner en contacto capacidades, habilidades, talento y soluciones.

Conclusiones

Si bien todavía hay mucho camino por recorrer y explorar en este ámbito, es cierto que las plataformas de crowdsourcing están atrayendo cada vez más la atención de académicos, estudiantes y empresas por igual. Para los estudiantes, a través de estas plataformas pueden sumergirse por completo en proyectos reales y obtener una comprensión profunda de cómo funcionan las empresas.

Estudios recientes demuestran que participar en actividades de este tipo aumentan la empleabilidad de los estudiantes, enriquecen su proceso de aprendizaje y los prepara mejor para el mundo laboral (Ishengoma y Vaaland, 2016; Baaken et al. 2015; Helyer y Lee, 2014; Ali et al., 2018; Beliaeva et al., 2017).

Para las empresas, estas plataformas proporcionan acceso a nuevas entradas de conocimiento y acortan el tiempo entre el descubrimiento y su aplicación (Berbegal-Mirabent et al., 2019). Al asociarse con universidades, las empresas acceden además a una fuerza laboral cualificada, que incluye no solo a estudiantes sino también a profesores, los cuales pueden aportar un nuevo enfoque a sus problemas.

Al mismo tiempo, esta estrategia permite a las empresas atraer nuevo talento e investigar o iniciar proyectos en áreas que, debido a la falta de tiempo o recursos, de lo contrario permanecerían poco exploradas (Abbas et al., 2019). Por último, esta estrategia es particularmente atractiva para start-ups y pequeñas y medianas empresas, las cuales, por su tamaño y recursos, luchan para sobrevivir en un mundo cada vez más globalizado.

Llegados a este punto, me planteo: ¿estamos listos para este cambio? ¿Mejorarán realmente las competencias y consecuentemente, las oportunidades de empleabilidad de nuestros alumnos? ¿Cómo podemos introducir esta estrategia y “encajarla” en nuestras asignaturas? ¡El reto está servido!

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Comentarios
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  2. Jorge dice: 05/03/2020 a las 14:53

    Suena fantástico para los alumnos: pagar una matrícula para resolverle un problema a una empresa. ¿Quién se queda con la propiedad intelectual generada por ellos? Si la empresa obtiene patentes o beneficios industriales a partir del trabajo de los alumnos, ¿cobran estos royalties?

  3. Carmelo dice: 21/03/2020 a las 13:45

    No es una posibilidad, es una realidad que ya está en las arterias de la universidad, aún no ha llegado a los órganos vitales pero llegará, planteando retos e interrogantes, especialmente éticos; un método de enseñanza-aprendizaje que augura una nueva forma de entender y hacer universidad. De quién dependerá que la universidad no pierda su carácter universal, público, solidario y global y se reduzca a lo comercial-industrial.


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