La microfilantropía en la universidad española
¿De qué estamos hablando?
La microfilantropía en la universidad española, es decir, la captación de fondos externos de muchos donantes a pequeña escala, denominada a menudo con la palabra en inglés fundraising social, sigue siendo una asignatura pendiente, al menos, en nuestras instituciones públicas.
Sin embargo, desde la pandemia existe una mayor preocupación en el ecosistema universitario sobre este asunto. Podemos afirmar hoy que hemos dado un salto cualitativo (más que cuantitativo) a lo que han ayudado, por una parte, los crecientes beneficios fiscales que se han implementado sucesivamente en la imposición directa, tanto para personas físicas como jurídicas, por el Gobierno de España y por el de las Comunidades Autónomas (en la actualidad la mayoría tienen deducciones adicionales); por otra, las múltiples herramientas que existen en la actualidad para la captación de fondos y los llamados “fundraisers”, que realizan una captación de fondos más profesional para nuestras instituciones.
Palancas de cambio para la microfilantropía en la universidad
El aumento de los beneficios fiscales
La primera palanca de impulso ha sido el aumento de los beneficios fiscales hacia este tipo de donaciones a las instituciones universitarias y centros de investigación, lo que nos acerca más a las ventajas fiscales que existen en otros países europeos de nuestro entorno. Como hacendista podría recordar las diferencias entre patrocinio y mecenazgo (y su casuística); simplemente mencionaré que el primero está sujeto a IVA puesto que se trata de una prestación de servicios, mientras que el segundo no tiene ese carácter y, por tanto, no paga IVA.
Fiscalmente, los cambios en los porcentajes de deducción para donantes particulares y para empresas son el paso más importante. Estos programas de mecenazgo se anuncian “a bombo y platillo” en las páginas web de algunas universidades. Vaya por delante que les alabo el gusto.
La profesionalización de la microfilantropía
La segunda palanca de impulso y, en mi opinión, la más importante, es que la captación de fondos ha dejado de ser una actividad amateur para pasar a ser una actividad con relativa importancia en las líneas estratégicas de las instituciones universitarias. En ocasiones, se trata de fórmulas imaginativas y apuestas decididas. Merece la pena citar como caso de buenas prácticas, el ejemplo de iniciativas orquestadas desde dentro de la propia universidad (aproximación bottom-up) con el concurso de todos los miembros de la comunidad universitaria, como el proyecto Sumo Valor de la USC.
Este programa de micromecenazgo, que depende del Vicerreitorado de Transformación Dixital e Innovación, posee una plataforma propia que implica a empresas, personas e instituciones (con micro donaciones de menos de 3.000 euros) en algunos servicios ofrecidos, actividades y proyectos de investigación. Están seleccionados por la universidad de forma rotatoria según sus necesidades y encaminados a una permanente conexión con la sociedad. Hay que reconocer que está dando sus frutos desde su implantación en 2018 con gran éxito.
Sin embargo, en este post me quiero centrar en un fenómeno relativamente reciente en el ámbito universitario español como es la implantación de campañas de crowdfunding usando herramientas de captación de fondos externos privados para atraer a “pequeños” donantes a través de plataformas especializadas en crowfunding y crowdequity.
El crowdfunding introduce tintes de profesionalización en algunas universidades públicas que han contratado estos servicios.
Herramientas de microfilantropía al alcance las universidades
El crowfunding cívico
En primer lugar, podemos hablar de plataformas de crowfunding cívico y colaborativo en torno a proyectos sociales e iniciativas ciudadanas. Me gustaría destacar dos por su relevancia en el caso español. La primera, mi grano de arena, se creó en el año 2007 con el objetivo de ser una fundación de fundaciones, ayudando a entidades sin ánimo de lucro a encontrar recursos y facilitar la solidaridad de personas y de empresas.
Esta herramienta cuenta con más de veinte categorías de fundraising, entre las que destacan educación, investigación y medio ambiente. Ofrece la posibilidad de colaborar en la captación de microdonaciones (recursos monetarios) con causas educativas o de investigación a través de su plataforma de crowdfunding y alguna institución universitaria la ha utilizado puntualmente.
La microfilantropía se canaliza a través de organizaciones sin ánimo de lucro que distribuyen aportaciones a la «causa» educativa y a la investigación.
La segunda iniciativa, Goteo, es una plataforma de crowdfunding cívico y de colaboración en torno a iniciativas ciudadanas, proyectos sociales, culturales, tecnológicos y educativos, creada en 2011. Permite hacer matchfunding por categoría (social, tecnológico, emprendedor, educativo, cultural, ecológico y científico), zona geográfica, etc. Con la ayuda de su equipo desarrolla herramientas y servicios de co-creación y financiación colectiva. Igualmente, en sus inicios se empleó puntualmente por alguna universidad.
El crowfunding «comercial»
En segundo lugar, entre las actuaciones de microfilantropía, se encuentran las plataformas de crowfunding con más enfoque de “mercado” y de especialización por sectores. Por un lado, Stockcrowd , que tiene extensión .com (en vez de .org) establece precios en función de sus servicios, aunque deja más libertad a las universidades, puesto que ellas mantienen sus páginas web, sus proyectos y programas, y su interacción con los donantes. En la actualidad, Stockcrowd ha prestado y presta sus servicios a múltiples universidades públicas y privadas (a modo de ejemplo, UB, UAB, UPF, UC3M, UPV, entre otras ) respetando sus respectivas estrategias institucionales. Esta plataforma la emplean no solo universidades, sino también hospitales y centros de investigación en España.
En el ámbito universitario el crowdfunding está enfocado principalmente hacia metas sociales como las becas y ayudas al estudio, la investigación médico-sanitaria, el medioambiente o crisis puntuales (p.ej. la de la covid-19 o la ocasionada por la DANA en Valencia).
El crowfunding y el crowdequity como destino para inversores
Siguiendo con el crowdfunding para proyectos de investigación e innovación y de crowdequity para empresas (principalmente tecnológicas), Startupxplore es una herramienta para arrancar en la capitalización de las spin-off universitarias, no solo con socios (profesores universitarios y empresarios), sino con crowdequity. Este tipo de capitalización es “más dilutiva” y esto, en general, gusta menos en el ámbito de las spin-off universitarias.
Las plataformas para inversores pueden cubrir algunas iniciativas de crowdfunding universitario.
Bolsa Social es una plataforma con extensión .fund, para inversores que busquen invertir en empresas sociales que cuiden de las personas y del planeta. Cuenta con muchos años de experiencia en el sector, siendo de los pioneros en España. El objetivo es arrancar en la capitalización de estas empresas que tienen muy difícil dar los primeros pasos en proyectos de triple impacto: económico, social y medioambiental y que contribuyen a los ODS.
Esta herramienta podría ser empleada por las spin-off universitarias, aunque yo no he sido capaz de encontrar ningún ejemplo, aun estando especializada en el acompañamiento de las inversiones (capital semilla) en emprendimiento social (fundamentalmente startups) en 5 ámbitos que son propios de nuestras universidades: salud y bienestar; educación inclusiva y de calidad; producción y consumo sostenible; acción por el clima; e integración y desarrollo social.
Desde una vertiente mucho más empresarial encontramos a Capital Cell. Es una plataforma con extensión .com, de crowdequity para empresas. Se autodefine como “principal plataforma de inversión alternativa del mundo para empresas de biotecnología y ciencias de la vida”. Tiene un enfoque mucho más de mercado, suministrando información sobre rondas completadas de inversión, total invertido, múltiplo de capital para los registrados en la plataforma, a los que les mantienen informados de sus oportunidades de inversión. Me consta que algunas spin-off universitarias españolas de éxito han encontrado hueco en este tipo de crowdequity.
La microfilantropía en la universidad española, medio y fin
No hay datos precisos y comparables para saber cómo hemos mejorado con evidencias en las campañas de crowdfunding por universidades (y por proyectos), aunque sería objeto de una interesante tesis doctoral sobre el mundo de la «microfilantropía».
Lo que sí sabemos es que la financiación filantrópica no es la panacea y las microdonaciones o la microfilantropía ayudan a las universidades a poner proyectos de investigación y de otro tipo en marcha.
Se trata de una financiación alternativa, que se torna en complementaria (nunca en sustitutiva como decimos los economistas). Se trata también de una financiación “dilutiva” (por su origen, ya que viene de muchos donantes) y, en numerosas ocasiones, condicionada, por ejemplo, para becas de estudiantes que selecciona la propia universidad o para algunas actividades de investigación en sus fases iniciales, para las cuales normalmente es difícil obtener financiación en convocatorias competitivas y que prioriza la institución.
Esta microfilantropía esta sometida a grandes dosis de transparencia y de rendición de cuentas, al igual que ocurre con los fondos públicos que reciben las universidades.
La cultura del «dar» y la cultura del «pedir» en el centro de la microfilantropía
Hemos de seguir normalizando la “cultura del pedir” por parte de los altos responsables y líderes universitarios, y qué mejor que hacerlo con ayuda profesional, tal y como hacen las mejores universidades en Estados Unidos. No vamos a alcanzar nunca sus cifras, porque tampoco tenemos la “cultura del dar”, pero debemos seguir intentándolo. Para ello disponemos de unas magníficas herramientas como las plataformas que he citado (y otras más) y con los profesionales de la captación de fondos privados externos con fines sociales que están detrás.
No dejemos pasar esta oportunidad y este gran reto que tenemos por delante las universidades europeas en estos momentos de reducción de los fondos públicos.
Muy buen artículo. De lo que conozco del tema, pienso que la filantropía es una vía de financiación universitaria que tiene un elevado potencial de crecimiento en nuestro país, pero que llevará tiempo. Nos sorprende lo relevante que resulta en las universidades norteamericanas y pensamos que eso no se puede dar en España. Sin duda, hay diferencias, pero dichas universidades empezaron de niveles ínfimos y sólo tras bastantes años y mucha profesionalización han conseguido niveles relevantes de donaciones.
Está por abordar el mecenazgo de grandes donantes. Las cátedras de empresa están asumiendo en parte ese papel pero también es cierto que nos falta la dimensión de «endowment» que en otros países tienen esas cátedras de empresa. Ahí el terreno aún lo tenemos muy virgen.