La modernización de los doctorados: una reforma pendiente (I)

En mi anterior entrada, que trataba de la articulación grado-máster en España en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), señalé que, en mi opinión, en vez de debilitar los grados, que son tradicionalmente un punto fuerte del sistema universitario español, sería más productivo poner el foco en dos reformas pendientes: “reforzar” los másteres (que en su mayoría son “minimalistas” en comparación con sus homólogos extranjeros) y “modernizar” los doctorados para adaptarlos a las nuevas funciones que están adquiriendo en la Europa del Conocimiento.

En España, el camino en esta dirección se abrió con el R.D. 99/2011, que acabó con la singular mezcla entre doctorado y máster definida en el R.D. de 2007 sobre la ordenación de las titulaciones universitarias: el máster era concebido como una fase formativa del doctorado, que quedaba así reducido a poco  más que la tesis doctoral, en obvia contradicción con los “Principios de Salzburgo” que, desde 2005, definen el papel y la organización de los doctorados en el EEES.

El R.D. de 2011 fija para los doctorados un marco regulador compatible con el EEES al desvincularlos de los másteres. Sin embargo,  su auténtica modernización sigue quedando pendiente.

A continuación, comentaré en este primer post la nueva visión acerca del papel de los doctores y del doctorado, indicando los principales ejes del cambio que permitiría a las universidades españolas aprovechar las nuevas oportunidades que brinda el EEES y el de Investigación-Innovación.

El nuevo papel y el contexto del doctorado en la Europa del Conocimiento

El doctorado es la titulación académica más emblemática de la universidad europea, un punto de convergencia entre las misiones de creación, transmisión y aplicación del conocimiento.

A lo largo de la última década, se ha producido un replanteamiento estratégico fundamental acerca del papel del doctorado en la universidad y en la sociedad. Esta reflexión tiene sus orígenes en el debate sobre la Europa del Conocimiento, que enfatiza la necesidad de reforzar su innovación y su capacidad competitiva. El centro del debate se encuentra en el desarrollo de nuevas perspectivas profesionales para los doctores en el mercado laboral – más allá de las carreras académicas – y en la adquisición por parte de los doctorandos de las competencias que necesitan los futuros investigadores tanto en las universidades como en los centros de innovación del sector empresarial. En esta necesaria transformación coinciden las agendas de la UE (Programas marco para la I+D+i, Instituto Europeo de Investigación e Innovación EIT), de muchos gobiernos nacionales (fomento específico de las entidades con mejor potencial investigador/innovador [1] y de las propias universidades. La Asociación de Universidades Europeas (EUA) ha creado en su seno un Consejo para la Educación Doctoral, que promueve la nueva visión, nuevos principios organizativos [2] y el desarrollo de un “mercado laboral” para investigadores en Europa en colaboración con las empresas Este cambio de estatus de los jóvenes investigadores y esta reorientación de los doctorados se han concretado en 2005 en la “Carta Europea para los Investigadores” y el “Código de Buenas Prácticas” para el reclutamiento y desarrollo de la carrera de los investigadores.

Como consecuencia de estos avances en la carrera y en la “formación profesional” de los futuros investigadores/innovadores, se han desarrollado nuevas orientaciones para el doctorado y para la fase post-doc., a partir de 3 ejes principales: su estructuración, su institucionalización y su internacionalización.

Pero, de todo ello hablaremos mañana.

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[1] Véanse los Polos regionales de Investigación y Educación Superior de Francia, la Excellenz-Initiative alemana o el más modesto programa de Universidades de Excelencia Internacional de España.
[2] Los “Diez Principios de Salzburgo” y su desarrollo en posteriores conferencias.

 

Comentarios
  1. […] situándolos en el nivel más alto del Marco Europeo de Cualificaciones (EQF), basados en los “Principios” de Salzburgo de 2005, revisados en […]


¿Y tú qué opinas?