Doctorados y doctores en Europa: retos y oportunidades (I)
El protagonismo de los doctorados y de los doctores en las agendas educativas
El crecimiento de este protagonismo está relacionado con un profundo cambio de paradigma de las últimas tres décadas, debido a la sociedad y economía del conocimiento, a la globalización y al cambio climático. Con la creciente competición con Estados Unidos y las nuevas potencias tecnológicas, es previsible que en la nueva era digital se confirme esta tendencia, que augura grandes retos y oportunidades para Europa.
Buena parte de este proceso procede del desarrollo de los Espacios Europeos de Educación Superior (EEES) y del de Investigación e Innovación (EEI). Destaquemos algunas de sus iniciativas:
- El fomento de la movilidad de los doctorandos, primero en el marco de Erasmus+ y luego en el del programa Marie Skłodowska-Curie.
- La relevancia de los programas de doctorado en el Proceso de Bolonia, situándolos en el nivel más alto del Marco Europeo de Cualificaciones (EQF), basados en los “Principios” de Salzburgo de 2005, revisados en 2010.
- El papel que desempeñan en los Programas marco de Investigación e Innovación, y luego en Horizonte Europa, así como en el European Institute of Innovation & Technology (EIT) y en el Consejo Europeo de Investigación (ERC).
- La adopción de la Carta europea del investigador y del Código de conducta para la contratación de investigadores. Su objetivo es aumentar el atractivo de las carreras investigadoras, integrando a los doctorandos en el personal académico como “investigadores principiantes” y retribuyéndolos con una nómina en vez de becas. Este cambio ya se ha cumplido más o menos completamente en algunos países, como es el caso de Países Bajos, donde los únicos “estudiantes” que quedan son los de grado y máster.
El respaldo de instituciones y universidades al doctorado
En varios países y regiones de Europa (entre otros, Alemania, Reino Unido, Francia, Países Bajos, así como Cataluña o Flandes) se fomenta selectivamente la “excelencia” de ciertas universidades, facultades o equipos investigadores para aumentar su competitividad, su atractivo y su visibilidad en los rankings internacionales.
Este respaldo es posible, sobre todo, gracias a la financiación basada en resultados (performance-based funding), ligados fundamentalmente a la formación de doctores, a la inversión selectiva en la investigación y a las publicaciones de alto impacto (caso del Research Excellence Framework en Reino Unido) dónde apenas pesan ni la docencia, ni la tercera misión.
Por otra parte, la Asociación de Universidades Europeas (EUA) apoya doctorados y doctores mediante su Consejo de Educación Doctoral (CDE) y el programa DOC-Career. Tampoco podemos olvidar el relevante papel de algunas redes universitarias, como la denominada LERU (Liga europea de universidades de investigación) y las numerosas redes investigadoras temáticas o por disciplinas.
En general, en la sociedad globalizada y en la economía del conocimiento se valoran más que antes las actividades de investigación y la innovación, han crecido los presupuestos públicos y los privados (sobre todo en los países europeos ya más comprometidos) y se forman más doctorandos y doctores, a la vez que se ha ido diferenciado su perfil, sus itinerarios y sus perspectivas.
Más allá del modelo tradicional
Históricamente, la palabra “doctor” no se refería a las actividades investigadoras de un académico, sino que certificaba sus aptitudes docentes (de ahí el nombre). Incluso hoy día, al lograr el nivel de máster, uno se hace Dottor /Dottora en Italia y doctorandus en los Países Bajos.
No obstante, los doctorados se han desarrollado en el ámbito universitario como programas enfocados a la investigación, a la publicación científica y – más recientemente – a la innovación, como ocurre en especial con los llamados doctorados “industriales”.
Tradicionalmente, en las universidades europeas, los estudios de doctorado se caracterizaban por una estrecha colaboración entre un doctorando y un supervisor (director, tutor) para la preparación, defensa y publicación de una tesis de investigación. Solían incluir otras obligaciones, como la de publicar artículos o desempeñar actividades docentes. Su función principal era la preparación de la próxima generación de académicos y se gestionaban desde las facultades y/o los departamentos, que controlaban y otorgaban el título.
Este modelo sigue existiendo, pero en la mayoría de los países europeos ya no es el modelo único, ni siquiera el dominante.
Un cambio acelerado
En el marco de las reformas del Proceso de Bolonia, los doctorados han cambiado más y más rápidamente que en los demás niveles, sobre todo en los países europeos más avanzados económica y tecnológicamente. Veamos algunos hitos:
En el número de doctores y de tesis, en competencias, en cooperación
- El número de doctorandos y de tesis ha aumentado fuerte y rápidamente, como resultado del énfasis puesto en la Europa del Conocimiento y en la competitividad del EEES en el mundo.
2. Con la emergencia de un mercado laboral europeo – y en realidad mundial – dirigido a captar talento, los doctorados se han orientado cada vez más hacia la adquisición de aquellas competencias que deben poseer todos los futuros profesionales de la investigación e innovación de alto nivel, sean académicos o no.
3. Han crecido fuertemente la movilidad y la cooperación interuniversitaria en los doctorados. Después de la poca exitosa experiencia de los “Doctorados Europeos” (propuesta por la Conferencia de Rectores Europeos ya en 1993, con quizás insuficiente valor añadido) han crecido fuertemente los doctorados en el extranjero, en “cotutela” o con títulos “dobles” o “conjuntos”.
En algunos países, se han hecho obligatorios los posdocs en el extranjero (como es también el caso de la “mención europea” en los doctorados en España).
4. La investigación y la innovación ya no son principalmente asuntos individuales aislados, sino el resultado del trabajo de equipos multidisciplinares que involucran también a otros departamentos, a otras universidades y a las empresas.
Se investiga mucho más sobre temáticas “globales” (sostenibilidad, cambio climático, género, entre otros), en el marco de proyectos con financiación europea e internacional, con el inglés como lingua franca.
En perspectivas laborales, en tipos de doctorados, en competencia
5. Las perspectivas laborales de los doctores fuera de la universidad han crecido de manera considerable hasta tal punto que, en algunos países (Reino Unido, Irlanda o Países Bajos) la mayoría de jóvenes doctores ya no eligen la vía universitaria, sino carreras en el mundo socioeconómico, ya sea público o privado.
6. En muchos países, los programas de doctorado que más han aumentado son los doctorados industriales o profesionales que no concluyen con un PhD académico, sino con un título de “Doctor en…” una determinada actividad o especialización profesional. En Países Bajos ya es habitual que grandes empresas multinacionales encarguen a alguna universidad formar investigadores competentes en su campo de actuación específico, al igual que ocurre en las KICs (Knowledge Innovation Communities) promovidas por el EIT.
7. La aparición de los rankings universitarios globales ha llevado a aumentar el nivel de competición entre sistemas e instituciones de educación superior, en función de sus capacidades investigadoras y del potencial de sus programas doctorales como investigación de vanguardia (cutting-edge research).
Les esperamos en nuestra segunda entrada que comenzaremos analizando la amplia diversidad de formatos y enfoques del estatus de «doctor» y su capacidad de nutrir la generación de nuevo conocimiento.
Interesante, las oportunidades se dan para la mejora del desarrollo de Europa un punto a favor del desarrollo competitivo entre los doctores.