Las mujeres en la universidad española: una actualización

Hace seis años publiqué en este blog una anotación sobre algunos datos y tendencias básicas de la presencia femenina en la universidad española. He pensado que no estaría mal volver sobre ello, para comprobar en qué medida las tendencias se mantienen o han cambiado.

La tendencia general, desde los años sesenta hasta nuestros días

Ante todo, hay que recordar el gran aumento de la presencia de las mujeres en los estudios universitarios desde los años sesenta hasta hoy, tal como queda recogido en el gráfico 1. El crecimiento más rápido del porcentaje de mujeres entre los matriculados se dio en los años sesenta y setenta, moderándose el ritmo de crecimiento en los noventa y los primeros años del nuevo siglo.

Ese porcentaje tendió a estabilizarse durante una década larga, que es lo que se observaba en la anotación anterior. Da la impresión, sin embargo, que el patrón de estabilidad se ha quebrado ligeramente, a favor de una nueva tendencia al alza, suave, iniciada en 2016. De este modo, el porcentaje actual (56%) es el más alto de la serie histórica. La recuperación de la tendencia alcista es el resultado de un crecimiento de la matrícula femenina en grados y másteres (los niveles considerados) de un 10%, frente a solo un 2% de crecimiento de la matrícula masculina.

Desde los años sesenta y setenta se registra en nuestros días el porcentaje más alto de presencia de mujeres en la universidad española. 

Participación femenina por ramas de enseñanza

Si distinguimos las grandes ramas de la enseñanza, podemos apreciar si esa estabilidad sucedida de un crecimiento suave es generalizada o se debe más a unos tipos de estudios que a otros. Grosso modo, la denominación de las áreas o ramas de enseñanza en las estadísticas oficiales permite trazar series continuas y bastante homogéneas desde 1982 hasta hoy. En el gráfico 2 se recoge el porcentaje de mujeres en cada una de esas ramas.

Lo primero que llama la atención es que el “pico” de la presencia femenina en cada una de esas ramas está siempre en el pasado, entre 1989 y 2007. Lo cual quiere decir que, al menos en términos netos (descontando los altibajos), la proporción de mujeres ha caído en todas las ramas. Sin embargo, sabemos que hoy el peso de las mujeres en el alumnado es máximo. Lo que seguramente ha ocurrido es que, aun habiendo caído el porcentaje de mujeres, han debido de crecer más las ramas con más porcentaje de mujeres que las ramas con un porcentaje menor.

La proporción de mujeres no está en niveles máximos en ninguna rama, pero sí a escala general.

En cualquier caso, lo que nos interesa aquí es mostrar las tendencias recientes. En los últimos años se observa, por una parte, una caída suave, tras una más acusada, en la proporción de mujeres en carreras de ciencias. Por otra parte, se ha producido un aumento del porcentaje de mujeres en ciencias de la salud, ciencias sociales, artes y humanidades (con un crecimiento muy suave), e, incluso, muy recientemente, en ingenierías y arquitectura, quebrando, en este caso, una tendencia a la baja desde 2003.

Las tendencias según ámbito de estudio

Como en 2016, podemos intentar profundizar en lo que significan las tendencias observadas en la última década larga. Para ello, comparo los porcentajes de mujeres en lo que las fuentes oficiales llaman “ámbitos de estudio”, más detallados que las ramas de enseñanza, y que no son meramente una subdivisión de estas. He recuperado los datos del curso 2008-2009, adaptando algunas categorías a la clasificación actual, para compararlos con los del curso 2020-2021, los últimos disponibles. El cuadro 1 recoge dicha comparación, que incluye los ámbitos más generales y algunos más específicos, bastantes veces agrupados en aras de la sencillez. Recordemos que entre 2008 y 2020 se han sucedido alzas, estancamientos y bajas, algo que no queda reflejado en la comparación de solo dos años.

Las diferencias más notables o llamativas son las siguientes.

  • En el ámbito de Educación, en contra de lo que parecería ser una tendencia imparable de feminización, parece que pueden darse retrocesos o altos en el camino.
  • En las áreas de Ciencias sociales, comercio y derecho la estabilidad general oculta caídas apreciables en periodismo y educación comercial, compensadas por alzas en ciencias sociales y derecho.
  • En Ciencias, la estabilidad global oculta caídas en todos los ámbitos, muy señaladas en Ciencias físicas, químicas y geológicas y en Matemáticas y estadística, y mínima en Informática, campo en el que la presencia femenina sigue siendo muy minoritaria.
  • El ámbito de Ingenierías, industria y construcción engloba a casi todas las ingenierías y las arquitecturas. La mínima caída en el peso de las mujeres oculta, sin embargo, un aumento muy suave en Ingenierías e industria y un aumento apreciable en Arquitectura, confirmando esto último una tendencia de varias décadas. Esto último podría explicar el suave aumento de la rama de Ingeniería y arquitectura en tiempos muy recientes.
  • El ámbito de Agricultura y veterinaria también incluye alguna ingeniería (“agrónomos”), pero está agrupada con carreras de veterinaria. En este ámbito se observa un aumento claro, que refleja el aumento en veterinaria, pero una disminución en Agricultura, ganadería y pesca, campo en que abundan las ingenierías.
  • En el ámbito de Salud y servicios sociales la presencia femenina está un tanto a la baja. Primero, parece haberse detenido o ralentizado la progresiva feminización de Medicina, en niveles altos. Segundo, parece haber ocurrido algo similar con la Enfermería, en niveles altísimos. Sin embargo, parece proseguir la feminización de Trabajo social, con un porcentaje de mujeres similar al de Enfermería.
  • Los cambios totales en el ámbito de Servicios son más difíciles de entender, pues parece un cajón de sastre; en todo caso, reflejan una caída del peso de las mujeres en la matrícula.

Consideraciones generales

En conjunto, el recobrado creciente peso de la mujer en el alumnado universitario español no acaba de romper con un par de “equilibrios” que no son solo característicos de España, sino que están presentes, de un modo u otro, en la gran mayoría de los países europeos.

Por una parte, en los ámbitos científicos más ligados a las matemáticas (y, seguramente, la física; y, por supuesto, la informática) puede estar dándose no tanto un crecimiento de la presencia femenina, sino, incluso, un retroceso. De modo que no extraña que, en el conjunto de la rama de ciencias, tras una especie de desplome, todavía se observe una suave tendencia a la baja. Por otra parte, en las ingenierías quizá se haya detenido la suave tendencia a la baja de casi dos décadas, pero no hay visos de que se supere claramente en poco tiempo el porcentaje del 30% alcanzado a principios de siglo.

En comparación con ambos equilibrios es casi anecdótico señalar que los procesos en algunos ámbitos pueden haberse detenido o, incluso, revertido mínimamente, como en Medicina o Enfermería, o, incluso, en Educación.

En cualquier caso, todo ello se da contra el fondo de un nuevo crecimiento de la presencia femenina en la universidad española, que no parece haber tocado techo.

 

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Comentarios
  1. Neila Campos dice: 03/02/2022 a las 11:43

    Gracias por la actualización y por recordarnos el artículo original, muy interesantes los dos.

    En cuanto a la bajada de presencia femenina en Ciencias, que parece estar estabilizándose, creo que ocurrió (al menos en el grado en Matemáticas) que había más mujeres cuando las principales salidas de dicho grado estaban en la docencia; bajó la proporción de mujeres cuando aumentó la tendencia de los egresados a emplearse en la industria y empresa.

    Las ingenierías están agrupadas en el gráfico, pero (al menos en mi ámbito) se ven diferencias, abundando más las mujeres por ejemplo en Ingeniería Química. Sin embargo en las aulas de ingeniería Eléctrica, Electrónica o Mecánica se sigue viendo más bien poca proporción femenina. Así que parece que aún quedan por conquistar los «reductos tradicionales».


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