Prospectiva sobre la internacionalización universitaria

Aunque la prolongación del COVID-19 ha aumentado aún más su impacto en los países, en las universidades y en los estudiantes, creo que la visión que aporté en el post publicado en de julio de 2020 presenta el escenario más probable para la nueva década. En esta anotación destacaba que la adquisición de competencias internacionales será tan importante como hasta ahora; la movilidad de plazos cortos se ha derrumbado, pero se recuperará, gradualmente, y con formas más híbridas; la internacionalización se enfocará menos en la movilidad y seguirá nuevas vías de cooperación en el marco de consorcios, redes y alianzas diversificadas y multifuncionales.

La adquisición de competencias internacionales será un reto crucial para las instituciones de educación superior. 

Con esta nueva entrada, querría añadir algunas reflexiones acerca de las nuevas direcciones previsibles de tales cooperaciones. Algunas coinciden con las novedades del emblemático programa ERASMUS+ de la UE en su nueva etapa 2021 a 2027. Sin duda, tendrán repercusiones directas en la internacionalización de las universidades europeas, e indirectas en sus socios de otras regiones. Otro condicionante importante de la internacionalización universitaria futura a escala global será la configuración, más o menos efectiva y exitosa, de nuevos espacios regionales de educación superior.

Nuevas vías de la europeización a medio plazo

Anoto a continuación algunos de los rasgos de ERASMUS+ que considero más destacables para los  próximos siete años:

  • La Unión Europea seguirá invirtiendo en la educación internacional, por razones culturales y ciudadanas, así como para favorecer la empleabilidad, la innovación y la competitividad.
  • Se fomentará la transición hacia la educación digital y mixta, la inclusión de nuevas audiencias, y la vinculación con universidades no UE.
  • El enfoque estratégico principal de la internacionalización -incluso en cuanto a la movilidad- será la cooperación estructurada en el marco de proyectos, redes y alianzas duraderas y multifuncionales, como ya lo ha puesto de manifiesto el éxito de la iniciativa “Universidades Europeas”.

Retos por asumir y nuevas oportunidades en la internacionalización universitaria

Comparto con voces expertas la opinión de que la internacionalización universitaria todavía tiene recorrido en España. El Decálogo de las universidades españolas a los partidos políticos para mejorar la educación superior ve la internacionalización como “uno de los puntos más débiles” y pide una estrategia general de internacionalización bajo el enfoque de la Marca España.

A pesar del papel destacado de España en la movilidad universitaria europea y con Latinoamérica, quedan por desarrollar auténticas estrategias de internacionalización. Deberán afectar a los currículos (por medio de la “internacionalización “en casa” y “para todos”), a los colectivos de docentes, gestores y estudiantes y a los campus, con el fin de contemplar el mundo más allá de Europa e Latinoamérica.

Las nuevas prioridades europeas podrían ser beneficiosas para las universidades españolas que sepan aprovecharlas. Coincido con la opinión del presidente de la Comisión de internacionalización de la  CRUE y rector de la Universidad de Barcelona, Joan Elías. En unas recientes declaraciones, recomendaba extraer algunos aprendizajes de la pandemia para mejorar las políticas de internacionalización universitaria.

Las nuevas prioridades europeas beneficiarán a las universidades que sepan aprovecharlas. 

La iniciativa Universidades Europeas

La ya potente participación española en la iniciativa “Universidades Europeas” podría ser un incentivo para tales reformas. Crea una oportunidad de reconfigurar aquellos consorcios tradicionales entre universidades, que se ven como iguales: no se benefician del aire fresco que pueden traer las alianzas más abiertas. Permite explotar la complementariedad entre instituciones de educación superior (IES) de perfil y de nivel diferentes con empresas y otras entidades económicas, sociales, científicas u culturales.

Con acuerdos de movilidad más diversos (en términos de participantes, duración, modalidades, destinos y actividades), mejor financiación y mayor atención a las necesidades individuales de los estudiantes se podrían estimular más proyectos colaborativos, fortalecer las alianzas multifuncionales y fomentar el atractivo de las IES “Marca España”.

Nuevos riesgos para gestionar

Tales cambios suponen, claro está, gestionar algunos riesgos. El más importante es, quizás, la inflación de acuerdos de doble titulación y la demanda de reconocimiento “automático” de créditos y credenciales, que pueden ser pasos positivos si se dan con la suficiente cautela, pero podrían poner en peligro la integridad y la credibilidad de las titulaciones, en el caso contrario.

La doble titulación debería reservarse para estancias que permitan la adquisición de competencias que justifiquen el segundo título, no sustituirse por un simple reconocimiento de los aprendizajes en el extranjero, como parte del título de la universidad de origen; también se deberían justificar los procesos de reconocimiento “automático” de credenciales extranjeras, para evitar que las universidades pierdan el control de su reclutamiento y del otorgamiento de sus titulaciones. Otro riesgo que se debería controlar mejor en el futuro procede de la poca integración de los estudiantes extranjeros en la universidad anfitriona, como ocurre en muchos campus en la actualidad.

Para gestionar tales riesgos, es importante conocer los beneficios que generan las actividades internacionales para los estudiantes y para las propias universidades, ya que afectan  a la calidad y relevancia de los aprendizajes y a la individualización de los itinerarios formativos.

Sería recomendable poner la internacionalización bajo la tutela de los sistemas internos de calidad e incluirla en los procesos de evaluación y acreditación externa.

Configuración de nuevos “espacios de educación superior” regionales

Es obvio que las grandes declaraciones y los ambiciosos planes globales para promover, por ejemplo, un espacio latinoamericano de educación superior, o el espacio común UE-ALC, no han logrado los objetivos planteados por sus promotores. En mi opinión, el motivo principal se debe a que asocian estas metas, erróneamente, con la necesidad de hacer en cada país una serie de reformas para homogeneizar la normativa, las instituciones, la estructura de los cuerpos docentes, los currículos, la duración de las titulaciones, las condiciones de acreditación y los conceptos de calidad y crédito, los requerimientos de acceso al mercado laboral, etc. La verdad es que tales reformas afectan a rasgos políticos, sociológicos y culturales muy profundos, que las impiden a corto y medio plazo.

Aprovechar la experiencia para cambiar el rumbo

Los avances en esta línea dependerán de la capacidad de aprender de las iniciativas frustradas, por parte de los poderes públicos, de las organizaciones internacionales y de los  gobiernos. Pero también, de la voluntad de cambiar el rumbo.

Sin embargo, establecer estos cambios como requisito previo de más cooperación y de más movilidad universitaria a nivel regional paraliza las instituciones de educación superior en lugar de agilizarlas. Los obstáculos más grandes a la movilidad suelen ser de naturaleza no educativa (por ejemplo, la exigencia de visas u otros trámites, la matrícula adicional o la falta de alojamiento).

Como bien demuestra el caso europeo, el acercamiento de los sistemas educativos no es una condición previa de la cooperación y la movilidad, sino el resultado a medio plazo de tales actividades. En otras palabras, lo más importante es desarrollar la movilidad y la cooperación entre sistemas diferentes, aprendiendo de las diferencias y superándolas; la convergencia estructural pertenece a una etapa posterior.

Seguir las señales

En los años venideros los planes de configuración de espacios regionales de educación superior podrían beneficiarse de las lecciones aprendidas, fijando objetivos más realistas y promoviendo métodos más flexibles.

No se fomenta la movilidad poniendo como condición previa el acercamiento de los sistemas nacionales.

Cabe señalar el marcado cambio que plantea la “Declaración de Salamanca” del IV Encuentro Internacional de Rectores de Universia, con respecto a los primeros tres encuentros: identifica algunas direcciones macro-estratégicas, en vez de enumerar un largo catálogo de supuestos compromisos. Otra señal envía CONAHEC, que impulsa entre EE.UU. México y Canadá un modelo de movilidad estudiantil abierto, flexible y sencillo, sin ninguna expectativa de alineación de los sistemas de educación superior de ambos países.

Será la movilidad la que permitirá los cambios estructurales que demanda la internacionalización. Este planteamiento es obviamente muy diferente al tradicional, pero más alineado con las posibilidades y las necesidades reales. Queda por esperar que algunas de estas buenas prácticas se trasladen a los ámbitos latinoamericano, UE-LAC e iberoamericano. Podrán, sin duda,  aprovecharse para el Programa-presupuesto de la OEI recientemente aprobado por los ministros de educación iberoamericanos. La OEI establece como una de sus prioridades para el próximo bienio la internacionalización de la educación superior en la región.

La movilidad permitirá los cambios estructurales que pide la internacionalización universitaria.

 

Comentarios
  1. JM dice: 03/02/2021 a las 11:22

    Hablar de internacionalización en la universidad es complejo, porque se mezclan los objetivos sociopolíticos con los académicos. Es bien sabido que todas las grandes universidades en la escala mundial están el los Estados Unidos, salvo Oxford y Cambridge, es decir que todos los sitios a los que alguien debería viajar para mejorar su conocimiento de forma optima están fuera del contexto de la Unión Europea o Latinoamérica. Fomentar la internacionalización académica hacia estas dos regiones del mundo no es especialmente deseable para mejorar y aprender mejores habilidades y conocimientos avanzados, y no debería ser una objetivo esencial de nuestras universidades. Enviar alumnos y profesores a universidades de segunda fila por el mero hecho de que están fuera, a veces simplemente es regodearse en la mediocridad. Esto no quita para que tales intercambios tengan un elevado valor socio-cultural y político, y también suponga una gran experiencia en lo personal. Pero hay un grave peligro si estos acuerdos se mitifican. Llevo años observando a alumnos que realizan estancias en centros de pésima calidad, simplemente por disfrutar de la experiencia, y regresar con asignaturas aprobadas que les han dejado agujeros formativos importantes. Internacionalización si, en conjunto puede realizar una gran contribución, pero escogida y filtrada.

  2. Guy HAUG dice: 03/02/2021 a las 13:02

    Comparto los comentarios de JM. Mi énfasis en Latinoamérica en la segunda parte de esta entrada (sobre el desarrollo de futuros “espacios regionales de educación superior”) se refiere al “espacio UE-ALC” y al “espacio iberoamericano” porque tendrán un impacto específico sobre la educación superior española. Esto no contradice la necesidad de que la internacionalización de universidades españolas se interese más a otras regiones del mundo. Gracias también por recordar que la internacionalidad no puede ser cualquiera, sino “escocida y filtrada”. Señalé la necesidad de garantizar mejor la calidad de la internacionalización (¡la experiencia en otro país cuenta, pero no basta!), junto con algunos riesgos al respecto que veo crecientes.

  3. Cristina dice: 03/02/2021 a las 13:18

    Muy interesante su artículo. Sobre los modelos de internacionalización en casa y para todos, cómo cree que se podrán comprobar los resultados de aprendizaje en relación a esas competencias interculturales e internacionales? Es un aspecto que me pregunto en relación a una transformación del currículum que será muy necesaria en los próximos años, como modelo alternativo a los más tradicionales en términos de movilidad internacional.

  4. Guy HAUG dice: 05/02/2021 a las 12:26

    Muchas gracias por su comentario, Cristina. Las limitaciones de la internacionalización basada en la movilidad de una pequeña minoría de universitarios europeos ya se reconocieron en los primeros años de Erasmus, et desde entonces se buscan otras vías de internacionalización, adecuadas para los no móviles, que son y serán la gran mayoría. Su importancia ha crecido a medida que se ha puesto más énfasis en los aprendizajes efectivos y en la adquisición de competencias, incluso la de competencias transversales, interculturales e internacionales, que en mi opinión son el objetivo y la justificación de la inversión en la internacionalización.
    La internacionalización más allá de la movilidad (“en casa”, o “para todos”) supone cambios profundos en casi todas las actividades y toda la estructura de la universidad: docencia, investigación, gestión, campus, financiación, sellos de calidad y/o acreditaciones internacionalmente creíbles, alianzas con socios extranjeros (universidades, así como empresas, centros de investigación, administraciones), etc. En los currículos, es importante definir de antemano cuales son los conocimientos, las destrezas y las competencias internacionales/interculturales que deben adquirir los egresados, y como se van a evaluar su aprendizaje; además de esto, se necesitan una estructura más flexible (con “ventanas” que permitan “importar” las unidades de aprendizaje cumplidas en otros ámbitos, incluso en el extranjero) y contenidos más abiertos (con materias menos exclusivamente “nacionales” y temas comparatistas, a veces en un idioma extranjero); también es importante tener un porcentaje critico de alumnos y profesores procedentes de otros países, sobre todo en el posgrado.
    Claro está, cada universidad debería fijar su propia estrategia de internacionalización, de acuerdo con su naturaleza, sus recursos y capacidades, sus prioridades, su perfil (o su ADN).
    ¡Espero que estas indicaciones le sirvan para algo!

  5. Cristina dice: 09/02/2021 a las 11:56

    Muchas gracias por su respuesta.
    Es de mucha ayuda de cara a tomar ideas para un posible trabajo de fin de màster sobre esta temática. Un saludo.


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