¿Qué se enseña en la universidad y por qué?
Imaginémonos a ese profesor perteneciente el equipo de dirección de una universidad española que, en uno de los pocos momentos de reflexión que tiene, se plantea la siguiente pregunta sobre la universidad en la que trabaja.
¿Cómo puedo conseguir que la formación que imparta mi Universidad sea la de una Universidad contemporánea y a ser posible de referencia?
Permítanme hacerle algunas reflexiones personales, con la vana esperanza de que a ese profesor le puedan servir para ayudar a su toma de decisiones.
¿Quién supervisa los estudios universitarios y por qué?
En España, los estudios universitarios en general se caracterizan por estar supervisados y estructurados a todos los niveles llegando a detalles inconcebibles. La Aneca y algunas subsidiarias, cuyas actuaciones en algún sentido son para aplaudir, tienen un objetivo (entre otros) que, desde mi punto de vista, es nefasto. Me refiero a la tarea que les han encomendado relacionada con supervisar y aprobar las propuestas de todos los planes de estudio de grado y de máster que obligatoriamente les tienen que ser presentados por cualquiera de las universidades cuando a éstas se les ocurre hacer algún cambio.
Esa tarea concreta, a mí personalmente me ha parecido siempre una desconfianza en aquellos profesores de cada universidad que según ellas mismas tienen plena capacidad docente e investigadora. Por no hablar de la autonomía universitaria, que al parecer no tiene ningún valía en este aspecto, y una incredulidad en el hecho incuestionable de que la calidad de un sistema universitario surge de su propia evolución durante la cual acaban recibiendo su premio o su castigo en base a la fama que con el paso del tiempo las universidades podrían ir adquiriendo.
Por no extenderme más, su actuación ha transformado al ecosistema universitario español, en algo que tiene poca diversidad genética condenando a la grisura el futuro de las universidades, eso sí, contando con el apoyo de la mayoría de los decanos y directores de centros que “callan y por lo tanto otorgan”.
¿Separar disciplinas o integrar conocimientos?
Por razones que en su momento histórico sirvieron para organizar el mundo del conocimiento humano al seguir el modelo humboldtiano surgido a principios del siglo XIX, el sistema de enseñanza actual, en general, sigue reflejando la tendencia a separar disciplinas y a desunir problemas y tipos de soluciones, más que a unir y a integrar. Es decir, se tiende a la especialización homogénea.
Los desarrollos en disciplinas del conocimiento no han aportado sólo las ventajas de la división del trabajo sino también los inconvenientes de la super especialización, del encasillamiento y del fraccionamiento del saber.
No sólo han producido el conocimiento actual sino también la ignorancia y la ceguera con respecto al conocimiento global. De este modo, el saber se ha vuelto cada vez más esotérico, accesible sólo a los especialistas, e indiferenciado desde un punto de vista cuantitativo y formalizado.
En estas condiciones, los espíritus jóvenes pierden sus aptitudes naturales para contextualizar los saberes e integrarlos dentro de sus planteamientos, tarea que es la que verdaderamente hace avanzar el conocimiento o lo que es lo mismo, lo que nos permite resolver problemas de cualquier tipo. Dichos especialistas que surgen de nuestras aulas, se caracterizan por ser muy competentes en un dominio cerrado, pero se vuelven incompetentes cuando el dominio es parasitado por influencias externas o modificado por un acontecimiento nuevo.
¿Uso de las Tecnologías o magia?
A modo de ejemplo de lo que estoy diciendo, les propongo que hagan en este momento una reflexión. Supóngase que está viviendo en el siglo XXI y analicen qué saben la mayoría de los alumnos universitarios sobre cómo se resuelven problemas utilizando las Tecnologías de la Información y de la Comunicación. Reconocerán que, en la mayoría de los casos, al menos lo que dice mi experiencia es que, el conocimiento que adquiere un estudiante universitario sobre estos temas es nebuloso, si no alucinantemente oscuro.
Ustedes podrán aducir que, a pesar de todo, muchos estudiantes manejan programas “estupendos”, pero el peligro subyacente a esa mala praxis por incompleta, es que, para esos estudiantes, las capacidades de esa caja negra que forman el software y el hardware, no se diferencian en nada de la varita mágica de Harry Potter.
Tal y como diría Arthur C. Clarke, “Cualquier tecnología suficientemente avanzada, si no se entiende, es equivalente a la magia”.
¿Es necesario cambiar el plan de estudios?
Y ya que les he hecho pensar, permítanme adelantarme a responder otra pregunta que estoy seguro ya habrá surgido entre algunos de los lectores. ¿Estoy sugiriendo ampliar el plan de estudios para abrir nuevas fronteras?
La respuesta no es ampliar, aunque sí que sugiero que hay que cambiar un poco el planteamiento de los planes de estudio. Las posibles mejoras podrían pasar por:
- Descargar los planes de estudio de montones de “detalles de especialista” que, aunque no lo parezca, siempre son sencillos de aprender para un titulado en el momento que los necesite, si es que los necesita.
- Ampliar el campo cognitivo del estudiante para que entienda mejor el mundo en el que vive y en el que va a desarrollar su actividad profesional.
Cambios en relación al campo cognitivo del estudiante
- Aumentar la visión de las técnicas de resolución de problemas. No se trata de que todos lo sepan todo en profundidad, se trata de que cada uno tenga una visión global, una especie de mapamundi, de los diferentes tipos de técnicas que conoce el ser humano para resolver problemas.
- Que entiendan que para resolver problemas complejos se necesitan datos e información, comprensión de las relaciones y conexiones entre piezas de información (conocimiento). Entendimiento de qué conocimiento aplicar (sabiduría), y usar marcos formales (modelos) que les permitan deducir lógicamente las implicaciones de sus suposiciones. Aunque cada uno de los modelos tenga su origen en una disciplina. La mayoría de ellos también se pueden aplicar en otras disciplinas.
- Aumentar su capacidad para resolver problemas complejos utilizando herramientas informáticas inteligentes que cada vez van a ser más habituales. Recuerden, las herramientas siempre han amplificado la capacidad de resolver problemas de las personas que las usan.
Crear entornos humanos de trabajo
- Mejorar la costumbre de crear entornos humanos de trabajo. Recuerden la propiedad emergente que surge del trabajo en grupos, denominada por George Bernard Shaw, fertilización cruzada que la explicaba del siguiente modo: Si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana y las intercambiamos, entonces tú y yo todavía tendremos una manzana cada uno. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea e intercambiamos estas ideas, entonces cada uno de nosotros tendrá dos ideas. Por cierto, el trabajo en grupo no consiste en juntar personas con el mismo tipo de conocimiento.
Resumiendo, menos detalles en profundidad y más visión de conjunto del conocimiento científico-técnico-humanístico que va a rodear a nuestros estudiantes en poco tiempo. Si eso no se consigue, les aseguro que la capacidad de innovación del profesional y de la sociedad en la que esté inmerso, tenderá asintóticamente a cero.
¿Inter? ¿Trans ¿Multi?-Disciplinariedad
Es evidente, a estas alturas de la civilización, que tenemos por delante el desafío de la inter-trans-multi-disciplinariedad, se trata por lo tanto de que es necesario hacer una reforma (otra más), pero no de los programas de estudio, sino paradigmática, que concierne a nuestra aptitud para organizar el conocimiento. Como dijo Montaigne: es mejor una mente capaz de plantear y tratar problemas, que disponga de conocimientos básicos y principios organizativos que otra muy llena pero desconectada.
Este tipo de universidad aquí esbozada, opino que favorecería no sólo la experimentación, innovación, difusión y transferencia al sistema productivo, sino la adquisición de unos saberes, muy importantes para la formación de gentes libres y el desarrollo de comunidades universitarias con una fuerte identidad y con lazos estrechos con el tejido social circundante.
¿Cuál es la rémora para dicho cambio? Por la experiencia que me da el haber pasado ya 43 años en la Universidad, soy consciente de que las grandes reestructuraciones sufren retardos enormes allí donde reinan todavía la reducción y la compartimentación. El motivo fundamental para que eso sea cierto, es que hay una gran parte del profesorado universitario que no está capacitado (no es apto), para responder a los desafíos de la globalidad y de la complejidad del conocimiento actual. Y ese desconocimiento no es superficial, acostumbrarse a moverse por el mundo haciendo uso de “cosas que funcionan pero que no se comprenden” acaba debilitando la percepción cultural, cívica y democrática de las sociedades.
¿Quién dice qué y qué escucha quién?
Acabaré esta pequeña reflexión, volviendo a citar a Montaigne, “La palabra es mitad de quien la dice y mitad de quien la escucha”. Parafraseando su frase es evidente que, “una cosa es lo que yo he pretendido comunicar y otra lo que ha podido entender el que las ha escuchado”.
A pesar de todo, me gustaría haber conseguido que las ideas expuestas y las percibidas sean lo más parecidas posibles y que además sirvan para ayudar a reflexionar al lector, aunque sus conclusiones difieran de las mías.
Excelente artículo. Enhorabuena J.F. Serón.
Muy de acuerdo con todo el artículo. Subrayo la idea de que el hecho de que haya muchos profesores acostumbrados a «moverse por el mundo haciendo uso de “cosas que funcionan pero que no se comprenden” acaba debilitando la percepción cultural, cívica y democrática de las sociedades».
El peligro no es tanto, que sí lo es, debilitar la sociedad sino la despersonalización, deshumanización, de quienes padecen ese tan habitual síndrome y de quienes son contagiados (los alumnos) por los «infectados».
Excelente artículo para provocar la reflexión. Enhorabuena al autor.
Las dos propuestas de cambio para los planes de estudio me parecen muy interesantes. Hay titulaciones/universidades que han incorporado muy ligeramente la posibilidad de que las optativas sean elegibles entre cualquier asignatura de la universidad (de otros planes), pero muy discretamente y sin una orientación conducente a desarrollar progresivamente competencias más globales o transversales. Y desde luego que conocer, en todos los «ámbitos» formativos, ciertos fundamentos básicos de las tecnologías que actualmente sustentan las nuevas herramientas que inundan la sociedad, y ciertas bases de humanidades, es un aspecto clave.
Un reflexión mía complementaria es la de tomar conciencia de la importancia de enriquecer la formación, desde pequeños y durante la época universitaria, con actividades que complementen la formación «formal» de las aulas. Deportes de equipo, deportes individuales, actividades artísticas, idiomas, viajes, erasmus, lectura, cine, naturaleza, videojuegos, pinitos con la programación, documentales, amistades, actividades sociales… Todas estas vivencias ayudan a desarrollar capacidades para entender a las personas, afrontar problemas o conflictos, gestionar emociones propias y ajenas, comunicarse eficaz y asertivamente, etc.
Personas bien formadas tendrán la capacidad de «salirse» de la caja de especialización que un plan de estudios pueda determinar.
Gracias al autor por provocar la reflexión, y enhorabuena a Universidad Sí por su labor.
Saludos.
Excelente aporte para la reflexión de sobre currículo. Qué enseñar, cómo enseñar. El docente para enfrentar estos nuevos retos, muy bien. Gracias.
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