Tras las «fake news», ¿llegarán los «fake knows»? Ojo con la desintermediación en la educación

En el mes de marzo de 2020 escribí esta reflexión para este blog, pero como es mi costumbre, la dejé reposar antes de la lectura y revisión final para su publicación. Las circunstancias conocidas por todos me llevaron a abandonar esta tarea y dedicarme a adaptar mi docencia (y mi vida personal) a la nueva situación de confinamiento. Muchas son las reflexiones y análisis de la situación publicados a lo largo de este peculiar año. Y en lo que más se coincide es en que la experiencia ha sido muy dispar, dependiendo de la universidad, de la asignatura y del profesor.

Ha habido profesores que no habían incorporado la tecnología a su labor, porque llevaban muchos años haciéndolo de esa manera y sus estudiantes estaban satisfechos. Con el confinamiento y la adaptación urgente a la no presencialidad, han tenido que actualizarse a toda prisa. Como era de esperar, esta experiencia ha estado plagada de problemas.

Cuando se intenta argumentar sobre la innovación, se suele poner el énfasis en las ventajas que aportan los cambios. Pero también es importante hablar de las desventajas de no cambiar, como ha quedado patente en esta situación imprevista. A partir de aquí, tenga en cuenta que la mayor parte del texto que va a leer está escrita antes de la pandemia.

Transformación digital de las universidades

Desde hace años vengo escribiendo habitualmente en este blog sobre la transformación digital de las universidades . Intenté dar (y darme, porque en muchos casos son reflexiones en voz alta) respuesta a las preguntas de qué era y qué no era transformación digital, de cómo abordarla, de qué pasos dar para preparar a la universidad para estos tiempos y sobre si era una moda pasajera.

Todas estas reflexiones surgían de las dudas que se me planteaban cuando doy charlas sobre el tema. Y las últimas cuestiones que me rondan por la cabeza y que alguna vez me han preguntado son:

¿Por qué las universidades deben transformarse para dar respuesta a la sociedad digitalizada? ¿Qué pasaría si no cambiamos porque estamos haciendo correctamente lo que nos corresponde?

Si las universidades llevamos ocho siglos de vida será porque somos necesarias y nos hemos ido adaptando a los tiempos. Y podemos caer en la tentación de pensar que no nos debemos precipitar, que esta moda pasará pero las universidades seguiremos estando aquí. Puede. Pero ¿y si no? La sociedad no puede permitirse el lujo de perder a las universidades y lo que ellas representan para la creación, transmisión y transferencia del conocimiento. Voy a repasar lo que ha pasado en otros sectores para ver si nos puede servir de lección y nos ayuda a no cometer los mismos errores.

Cómo ha afectado la transformación digital en otros sectores

Los medios de comunicación

Empezaré por un sector de enorme importancia social, de hecho se le llama el cuarto poder: los medios de comunicación. No hay periódico que no tenga ya su versión digital junto a la versión impresa (incluso que solo tengan versión web). Y este acceso a través de internet ha ayudado a la democratización de la información al facilitar el acceso y la rápida propagación de las noticias, ¡tanto las verdaderas como las falsas!

Para el Diccionario Oxford la palabra del año 2016 fue post-truth (posverdad) y la del 2017 fake news (noticias falsas). La crisis de los medios de comunicación ha traído paparruchas, noticias falseadas, no del todo ciertas, habitualmente sacadas de contexto, con un estilo pseudoperiodístico y difundidas a través de portales de noticias y redes sociales.

Paradójicamente, la sociedad de la información no ha generado ciudadanos más informados, si no todo lo contrario, desinformación y opinión por encima de los hechos. Cuando salta la alarma social, se nos requiere que incrementemos el nivel de atención y reflexión sobre las noticias que recibimos. Esto ocurre a fin de detectar las noticias falseadas y evitar su difusión y viralización.

Es así como surgen sitios web para el desmentido y verificación de noticias, como FactCheck a nivel internacional, o Newtral en España. El experto en alfabetización digital Michael Caulfield en su método SIFT (Stop, Investigate, Find, Trace) para combatir la desinformación habla de cuatros pasos: para de leer, investiga la fuente, busca la mejor fuente que puedas sobre ese tema y rastrea hasta el contexto original. 

Los periódicos clásicos están explorando nuevas vías y cambiando el modelo de negocio,  y caminamos hacia la era del homo suscriptor. Incluso la nueva prensa nativa digital, dirigida a un público joven, que ha nacido y crecido en parte gracias a las redes sociales y la viralidad, tampoco ha sabido encontrar la solución y ya sufrió su primera crisis.

A tener en cuenta

Frente a esta situación, Yuval Harari en su libro 21 lecciones para el siglo XXI propone dos sencillas reglas generales para distinguir la realidad de la ficción y evitar el lavado de cerebro.

  • La primera es “si el lector quiere información fidedigna, pague un buen dinero por ella”, frente al modelo dominante en estos momentos de “noticias apasionantes que no le costarán nada … a cambio de su atención”. Que nos lleva a otro asunto muy interesante, pero que no voy a tratar aquí: el negocio de la atención.
  • La segunda es “si alguna cuestión le parece de importancia excepcional, haga el esfuerzo para leer la literatura científica relevante”, entendiendo por literatura científica a artículos revisados por pares, libros de editoriales académicas y escritos de profesores de instituciones reconocidas.

Ya hay reacciones a la producción de contenidos sencilla, rápida y barata que han introducido los social media, con propuestas como slow media manifiest. Lecciones que debemos aprender de los medios de comunicación: presencia en internet, gratuidad o pago por productos de calidad y fuentes de referencia fiables.

La industria musical

Veamos ahora otro sector, que fue uno de los primeros arrollados por el tsunami digital: la música. La industria musical ha sufrido una rápida transformación ocasionada por la aparición de internet y los avances de las tecnologías digitales.

  • Napster permitió a los consumidores intercambiar gratuitamente archivos punto a punto (P2P), sin intermediarios. Y aunque fue sentenciada por no respetar los derechos de autor, sacudió a las empresas discográficas, que ya no han vuelto a ser lo mismo.
  • Apple puso en marcha iTunes Store para comprar música por internet, además ofreciendo otras funcionalidades como las listas de reproducción. También ofrece Genius que permite reproducir temas de tu biblioteca aleatoriamente que combinen bien entre ellos.
  • En estos momentos, Spotify ofrece servicios por streaming y ha provocado un rápido cambio en el comportamiento del consumidor y el modelo de negocio: ya no compramos música, consumimos música. Puedes consumir música gratis, pero soportando publicidad e interrupciones. O pagar y disponer de música sin anuncios, a la carta, incluso cuando no tienes conexión. Incluso nos permite descubrir dónde actúan los artistas que más gustan y quién lo hace cerca de nosotros a través de la pestaña conciertos. Así se favorece la asistencia a actuaciones en directo y se convierte en una muestra de combinación simbiótica de lo atómico y lo digital.

Esta adaptación a los tiempos ha supuesto además el inicio del fin de la piratería, teniendo efectos beneficiosos al entender mejor el mundo digital, en el que la copia cuesta muy poco, moviéndonos desde la posesión hacia el uso y disfrute.

Lecciones interesantes del ámbito de la música:

  • La no obligatoriedad de comprar el producto completo (el disco), sino las canciones sueltas y de diversos interpretes.
  • El pago por el consumo.
  • La complementariedad entre lo digital y lo físico.

Cómo está afectando la transformación digital a la educación universitaria

¿Y qué está ocurriendo en el mundo de la educación? Los MOOC (Massive Open Online Courses) nacieron con el objetivo de acercar de forma gratuita contenidos de las universidades a cualquier persona que dispusiera de un ordenador y una conexión a internet. El New York Times declaró a 2012 como el año de los MOOC. Y la Khan Academy puso de moda los vídeos educativos de corta duración y abrió paso al flipped learning. Y, aunque estas experiencias no han acabado con las Universidades tal como se predijo, ni han logradocumplir el sueño altruista de llevar la formación superior a cualquier punto del planeta”, sí que nos están señalando el camino a seguir.

Las universidades debemos ser conscientes de que se han incorporado nuevos jugadores al partido de la formación. La competencia de una universidad ya no está exclusivamente en la universidad vecina. Ni tan solo en las universidades online y a distancia. Puede incluso llegar de fuera del ámbito educativo.

En la era de la disrupción digital es más fácil cruzar fronteras y que una empresa que ha triunfado en un sector use su posición privilegiada (usuarios, herramientas y estrategia digital) para moverse a otra área de negocio. 

Las grandes tecnológicas llevan años anunciando que no exigirán una titulación universitaria para contratar a sus empleados y más recientemente que van a dar certificaciones. Antes de aplaudir entusiastamente estas iniciativas y de desprestigiar la universidad pública os pido que os hagáis la siguiente pregunta: ¿queremos que las grandes tecnológicas formen a los ingenieros en informática según sus necesidades y se queden con los mejores?

Conclusión: la experiencia universitaria es mucho más

Una de las ventajas más cacareadas de la revolución digital es la no dependencia de intermediarios al poner en contacto directo a productores y creadores con los consumidores. En teoría suena muy bien y en muchos casos será positivo, pero ya he escrito sobre los efectos perversos que pueden tener algunos aspectos como éste en el ámbito educativo

Pensar que cualquiera puede formarse de forma autónoma a partir de la enorme cantidad de material que existe en internet es una falsa ilusión. Hace falta capacidad crítica y criterio para seleccionar contenidos adecuados y fuentes fiables. Reducir la formación universitaria a la visualización de vídeos en simplista. Los vídeos sirven para aspectos concretos y si sabes lo que quieres y estás buscando.

Las universidades hemos tenido y tenemos un papel relevante en la sociedad, y más aún en la sociedad del aprendizaje. Pero debemos hacer los deberes y atender a las demandas de los tiempos. No podemos permitirnos que las universidades desaparezcan, o que sobrevivan solo unas pocas. Sería absurdo que dejásemos caer a las universidades, para enseguida crear instituciones que garanticen la calidad del conocimiento (knowledge), es decir, universidades.

Si las Universidades no hacemos correctamente la transición a las demandas de la sociedad digital, puede que aparezcan los fake knows.

Y termino con las palabras que leí hace unos días de Javier Ongay: “si en la educación convertimos a Google en nuestra universidad y a Zoom en nuestro paradigma de aula formativamente enriquecedora haremos buena la sospecha de Nicholas Carr olvidando que Google se dedica a convertir nuestra distracción en dinero, y Zoom nuestro aislamiento en un consuelo pixelado”. Aunque estas herramientas han ayudado mucho y han permitido mantener las universidades en funcionamiento en tiempos de pandemia, la experiencia universitaria es mucho más.

 

Comentarios
  1. José Fernando Calderero dice: 15/04/2021 a las 10:42

    Ya están entre nosotros las «fake knows». Recomiendo ver: https://youtu.be/WtRJXL0rpnQ

  2. José Luis dice: 15/04/2021 a las 13:09

    El autor: «En la llaga con buen tino, vuestro dedo puesto habéis».

  3. M. Luisa dice: 15/04/2021 a las 17:27

    Comparto plenamente la conclusion a la q llega el autor

  4. Cavilaciones invernales - Universidad, sí dice: 22/12/2022 a las 17:00

    […] charlatán fluido, tiene connotaciones graves cuando nuestra sociedad se está resintiendo por las fake news y ahora podemos caer en sus redes con nuevos sistemas peligrosamente estúpidos. Así, en la […]


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