Zonas de bajas emisiones y rendimiento en la PAU

Ya están aquí un año más las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU), también conocidas como EBAU (Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad) y a las que tradicionalmente hemos llamado Selectividad. Los exámenes de la PAU son un momento clave en la vida de muchos jóvenes.

Del resultado de esos tres días de exámenes depende no solo el acceso a la universidad, sino también el programa en que se matriculará el alumno y la universidad en que lo cursará.

La idea de los exámenes es esta. Más allá del trabajo a lo largo de los dos cursos de Bachillerato, los alumnos deben enfrentarse a una prueba estandarizada (a nivel regional) y corregida por docentes que desconocen quién ha realizado el examen, permitiendo así una asignación meritocrática de los limitados puestos de nuevo ingreso en el sistema universitario.

Debe decirse que esto no se hace así en todo el mundo. Por un lado, en nuestro sistema la prueba está desconectada del título de Bachillerato. No la necesitas para titular y, por tanto, solo la realizan aquellos que consideran la opción de matricularse en la universidad. En otros países, como en Alemania (Abitur) o Reino Unido (A-levels), esto no es así.

Por otro lado, el acceso a la universidad se organiza en España en base a un promedio entre los resultados de la PAU y las notas de Bachillerato. Dado que cada año hay un número limitado de nuevas plazas universitarias, solo acceden quienes obtienen mejores calificaciones. Esto tampoco es la norma en otros sistemas como el austríaco o el francés, donde el acceso a la universidad ha estado tradicionalmente garantizado toda vez que los estudiantes hayan finalizado satisfactoriamente el nivel anterior, independientemente de las calificaciones obtenidas.

Pero siendo las cosas como son en España, y siendo tan relevante el desempeño en la PAU para el futuro del alumnado, cabe preguntarse: ¿de qué dependen los resultados de la prueba?

¿De qué dependen los resultados en la PAU?

Seguro que ustedes saben que las chicas rinden mejor que los chicos, igual que también rinden mejor los alumnos nativos o aquellos que provienen de familias socioeconómicamente aventajadas.

Los resultados en la PAU (como más en general los resultados educativos) dependen de características adscritas del alumnado; aspecto al que, no obstante, estamos acostumbrados.

Que un joven de familia acomodada esté en mejor disposición de obtener un 14 en la PAU, acceder a la universidad y elegir la carrera que quiera es una violación del principio meritocrático en el que tratamos de sustentar el sistema. Pero, por alguna razón, toleramos estas inequidades y, aunque las conocemos, no ponen en cuestión el mecanismo de asignación de plazas universitarias.

Ahora bien, ¿dependen los resultados en la PAU de algo más? La respuesta es que sí, dependen de factores azarosos como, por ejemplo, los niveles de contaminación a los que el alumno se ve expuesto durante su vida escolar. Déjenme que les cuente.

Una zona de bajas emisiones y los resultados en la PAU

En un trabajo reciente, dos investigadores y yo hemos analizado el efecto que la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) implementada en la ciudad de Madrid a finales de 2018 (denominada Madrid Central en el momento de su implementación) tuvo sobre los resultados en la PAU.

Trabajos previos han documentado en muchos países que los niveles de contaminación del aire afectan negativamente al rendimiento. Primero, porque la contaminación dificulta la concentración y causa fatiga mental. Segundo, porque causa y/o agrava problemas de salud (alergias, asma, rinitis…), lo cual provoca un mayor número de ausencias al aula y empobrece el aprendizaje.

Siendo eso así, una política eficaz a la hora de reducir los altos niveles de contaminación que caracterizaban al Distrito Centro de Madrid podría haber mejorado los resultados escolares.

En particular, la ZBE podría haber mejorado los resultados en la PAU de los alumnos escolarizados en institutos dentro de la zona de bajas emisiones.

No pretendo aburrirles describiendo la manera en que conseguimos construir una base de datos que nos permitiese realizar ese análisis. Tampoco les abrumaré con los detalles metodológicos de la estrategia de identificación causal que utilizamos. Pueden consultar el artículo si estas cosas les interesan. Aquí tan solo les describiré los resultados principales de nuestra investigación.

Mejoría en los resultados en la PAU

En primer lugar, la zona de bajas emisiones tuvo un efecto positivo muy reseñable sobre los resultados en la fase general de la PAU de los institutos localizados dentro del Distrito Centro.

La mejora promedio a lo largo de los cuatro años siguientes a la implementación de la ZBE fue del 20% de una desviación típica.

Soy consciente de que esta manera de expresar el efecto de la ZBE le dirá poco a la mayoría de ustedes. En la escala de la PAU (0-14), la mejora de rendimiento fue de 0,16 puntos. ¿Les parece un efecto menor? Pongo un ejemplo.

En el curso 2023/2024, 37 alumnos pasaron por la lista de espera para el acceso al grado en Medicina en la Universidad Complutense de Madrid. Las calificaciones de estos 37 estudiantes oscilaron entre 13,257 y 13,315, es decir, un rango de 0,058 puntos. Así pues, la mejora en los resultados en la PAU asociada a la implementación de la Zona de Bajas Emisiones es casi tres veces mayor que la distancia entre el mejor y el peor estudiante de la lista de espera en Medicina en la UCM.

Básicamente, si uno ordena a todos los estudiantes que solicitan acceder a la universidad por nota de acceso, encontrará que las diferencias que les separan están por debajo de la milésima de punto, particularmente en aquellos programas con más demanda. Así pues, la mejoría asociada a la ZBE de Madrid tuvo consecuencias muy relevantes para el acceso a la universidad del alumnado allí escolarizado.

Efecto creciente con el tiempo

Por otra parte, observamos que el efecto crece conforme nos alejamos de la fecha de implementación de la ZBE. Si en el primer año (2019) la mejora de rendimiento fue del 10% de una desviación típica, el cuarto año (2022) fue casi del 30%.

¿Qué significa ese resultado? Piense lo siguiente. Quien realizó la PAU en 2019 estuvo expuesto a una mayor calidad del aire un año; en concreto, 2º de Bachillerato. Quien la hizo en 2022, estuvo expuesto a menos contaminación cuatro años, 3º y 4º de la ESO, y 1º y 2º de Bachillerato.

Así pues, el efecto es mayor cuantos más años pasa el alumno expuesto a menores niveles de contaminación, y/o cuanto más joven se vio expuesto a esa mejoría en la calidad del aire.

Debo decir, no obstante, que la zona de bajas emisiones no solo mejoró la calidad del aire, sino que, además, redujo el tráfico. Eso quiere decir que la reducción de los niveles de contaminación no es el único mecanismo en juego. Factores como la mejora de la calidad del sueño o la reducción de los niveles de estrés seguro que también han jugado un papel en la mejora de los niveles de rendimiento.

Conclusión

Las zonas de bajas emisiones afectan positivamente a los resultados educativos a escala local

Les cuento todo esto por dos razones. Primero, porque es un resultado muy relevante, a mí modo de ver, observar que una zona de bajas emisiones puede mejorar la formación de capital humano de una región.

A menudo se destaca la incomodidad que generan tales restricciones al tráfico para quienes no disponen de vehículos poco contaminantes, así como las posibles consecuencias adversas para la actividad económica de la zona afectada. Poner de manifiesto una externalidad positiva equilibra la balanza, y abre la puerta a otras posibles externalidades como la mejora en los niveles de salud o de la productividad laboral.

Todo ello cobra especial importancia en tanto que la Zona de Bajas Emisiones de Distrito Centro fue anulada por orden judicial hace unos meses.

Lo contingente del éxito educativo

Segundo, y más importante para lo que aquí nos interesa, les cuento esto porque el hecho de que una zona de bajas emisiones afecte a los resultados en la PAU implica que estos dependen de factores absolutamente ajenos al alumno como los niveles de contaminación del aire.

Solemos atribuir a nuestro modelo de acceso a la universidad un componente meritocrático que encaja mal con la intervención de factores tan fuera del control del alumnado como la calidad del aire.

La PAU es un elemento clave en la construcción de las trayectorias educativas del alumnado en España, y determina de manera decisiva sus oportunidades vitales. Nos hemos acostumbrado a pensar que un alumno se puede quedar fuera de la universidad por nacer en un hogar humilde. No obstante, estoy seguro de que le cuesta aceptar que un alumno pueda quedarse fuera de la universidad porque los niveles de contaminación en el día y lugar en que hizo la PAU fueron altos.

Más allá de cualquier otra cosa, este resultado nos invita a pensar en lo contingente de muchos de los hitos que componen la trayectoria educativa de los jóvenes, y lo improcedente de enfatizar en exceso el papel del mérito y el esfuerzo en la construcción de las oportunidades educativas.

 

 

Comentarios
  1. Carmen Pérez Esparrells dice: 03/06/2025 a las 09:15

    Excelente entrada con un enfoque metodológico muy original sobre el “excesivo” papel de la meritocracia en el acceso a los estudios universitarios en nuestro país y que nos debe hacer pensar a todos, autoridades educativas, políticos, gestores, profesores, educadores, familias,… como se pueden hacer las cosas de manera algo diferente, como ocurre en otros países de nuestro entorno. Enhorabuena a Manuel y los autores del estudio.

  2. María Jesús Fernández López dice: 03/06/2025 a las 10:38

    Hay que pelear porque la igualdad de oportunidades sea cierta en todos los ámbitos

  3. María Jesús Fernández López dice: 03/06/2025 a las 10:39

    Y me gustaría saber como hacen en los países que se mencionan en el artículo

  4. Tomas Cifuentes dice: 03/06/2025 a las 12:45

    Excelente estudio que da lugar a un replanteamiento de la orientación tradicional de las infinitas reformas del sistema educativo. Tal vez convendría estructurar esos procesos de cambio alrededor de las necesidades objetivas de los alumnos para elegir, planificar y gestionar su proyecto de vida. Se acuerdan de aquello de educar para la vida? Felicidades Manuel Valdés


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