El intra-emprendimiento en la transformación digital de la universidad

Mucho se ha hablado en este foro de que la transformación digital de las universidades no vendrá de una inyección sin más de tecnología, sino de una reflexión del para qué y del diseño de una estrategia institucional que vaya incrementando la madurez digital de forma armónica e integral de toda la universidad. También se ha comentado que en la transformación digital juegan un papel clave y muy relevante las personas, y que se debe contar con un personal competente y preparado para ello. Por tanto, asumiendo todo ello, en esta entrada ahora vamos a reflexionar sobre tecnología, que, aunque no es suficiente, sí que es necesaria para poder alcanzar la universidad necesaria para atender a los retos de la sociedad actual (y futura).

El intra-emprendimiento digital

Nuestra tesis es que la transformación digital es, por un lado, una oportunidad excelente para incorporar a los proyectos institucionales las investigaciones que se están realizando en los laboratorios de nuestros campus; y, por otro, para afianzar la relación con nuestros propios grupos de investigación a través de la participación en los proyectos de transformación digital, favoreciendo así el intra-emprendimiento.

Merece la pena detenernos brevemente en el concepto de intra-emprendimiento. Por la claridad y sencillez en su enunciado, nos quedamos con la definición de intra-emprendimiento de la economipedia: «El intra-emprendimiento es la actividad que consiste en desarrollar ideas innovadoras dentro de una organización pública o privada. Esto, con el fin de generar valor”.

Aunque la transformación digital tiene que estar dirigida por la estrategia, no hay que menospreciar el papel de las tecnologías (y más aun las tecnologías que pueden ser disruptivas) y del personal especializado para llevarlo a cabo. Sabemos que la tarea no es sencilla, ya que nadie es profeta en su tierra. Pero creemos que reportará beneficios a las universidades tanto en su funcionamiento y en los servicios ofertados como en sus investigaciones. Se podría ver como una primera transferencia de conocimiento, a una realidad cercana y conocida, la propia universidad.

Vamos a hablar específicamente de informática porque ambos somos profesores-investigadores en este ámbito, pero nuestros planteamientos son fácilmente extrapolables a otros ámbitos del conocimiento.

Antecedentes del intra-emprendimiento

El intra-emprendimiento no es una idea totalmente nueva. Vamos a apoyar nuestra argumentación en dos precedentes: la implantación del gobierno de TI en las universidades y la adaptación a la docencia remota de emergencia a causa de la situación de pandemia.

Es indudable el papel que jugaron investigadores expertos como Antonio Fernández y Carlos Juiz en la concienciación e implantación de buenas prácticas de Gobierno de las TI en las universidades españolas. Aprovechando que ocupaban cargos de responsabilidad en sus universidades aplicaron sus conocimientos a su propia labor directiva. Y utilizando la estructura colaborativa de la Comisión Sectorial TIC de Crue Universidades Españolas se difundió a otras universidades por medio de talleres, publicaciones y asesoramiento. Esto queda claramente reflejado en el libro Cómo priorizar los proyectos TI estratégicos para tu universidad.

En el capítulo 5 titulado Lecciones aprendidas se entrevista a 10 responsables de TI, de nueve universidades distintas, que han diseñado y puesto en marcha una cartera de proyectos TI en sus universidades. Ante la pregunta ¿con qué ayuda se pudo contar para iniciar el proceso?, por unanimidad, valoran muy positivo el papel de investigadores expertos en el tema. Y se dice: “llegados a este punto, cabe destacar las sinergias positivas que se pueden crear entre los responsables de tecnología de las universidades y los investigadores de este campo. Es de lamentar el dato de que la colaboración de los responsables de las TI institucionales con los grupos de investigación de su universidad es prácticamente inexistente, ya que solo un 7% de los proyectos TI se elaboran contando con la participación de aquellos, tal como se recoge en el informe UNIVERSITIC 2017. Es una oportunidad desaprovechada”.

Otra experiencia positiva y muy reciente ha sido la vivida a raíz del confinamiento por la pandemia. Se acudió a los expertos en innovación educativa y e-learning para poner rápidamente en marcha distintas iniciativas necesarias para mantener la actividad docente universitaria. Es de destacar el papel de los investigadores en estos dos últimos años, con una gran actividad, impartiendo numerosos seminarios web, publicando recomendaciones y asesorando a los equipos rectorales.

El presente del intra-emprendimiento

Pasemos ahora a analizar la situación actual. Para ello acudiremos al informe anual de Crue Universidades Españolas UNIVERSITIC 2020: Análisis de la madurez digital de las universidades españolas.

La importancia de la colaboración 

En el apartado titulado La transformación digital es un proceso incipiente en la mayoría de las universidades se comenta que “la universidad que aspire a convertirse en Universidad Digital en los próximos años debería apostar cuanto antes por la transformación digital y realizar un esfuerzo extra, invirtiendo más recursos, aplicando buenas prácticas y colaborando con otras entidades para alcanzar objetivos comunes en el proceso de transformación digital”.

La colaboración es crucial si las universidades quieren abordar de forma rápida y con ciertas garantías de éxito su transformación digital.

Y dentro de esta colaboración, no deben obviar que en su seno se está desarrollando la investigación puntera. Pero esto no es así, de momento (figura 1), ya que solo el 4% de los proyectos TI han sido desarrollados en colaboración con grupos de investigación. Si bien, este porcentaje sube hasta el 8%, si se consideran sólo los proyectos de transformación digital, dado que estos proyectos están más cercanos a la frontera del conocimiento y a las tecnologías disruptivas.

Imagen 1. UNIVERSITIC 2020: colaboración con grupos de investigación.

Podemos analizar ahora la colaboración con otras entidades, para hacer la comparación. En este mismo informe vemos que el 10% de los proyectos de TI que implementan en las universidades españolas los desarrollan junto a otras entidades. Y, como era de esperar, este porcentaje asciende hasta el 15% si los proyectos son etiquetados como de transformación digital (imagen 2).

Hay más colaboración con otras entidades, pese a ser muy baja,  fuera de la propia institución que internamente en la institución.

Imagen 2. UNIVERSITIC 2020: colaboración con otras entidades.

Como muestran los datos, la colaboración institucional con los propios grupos de investigación es muy baja, aunque aumenta si hablamos de transformación digital. Si damos la vuelta al argumento, para abordar con mayor celeridad su transformación digital, las universidades deberían contar con sus propios grupos de investigación. No podemos estar más de acuerdo con las recomendaciones que se señalan en este apartado del informe:

“Para tener éxito en la transformación digital, el equipo de gobierno debería conocer casos de éxito de otras universidades, comprender el potencial de las tecnologías emergentes, crear los procesos más estratégicos y evaluar su impacto estratégico. Sería conveniente hacer todo esto en colaboración con otras universidades y entidades, y con la ayuda de grupos de investigación y partners tecnológicos externos”.

La capacitación del capital humano 

El otro aspecto comentado en la introducción de este escrito es el disponer de personal competente para poder llevar a cabo esta transformación digital. Si ahora ponemos el foco en el apartado titulado Incrementar las competencias digitales para impulsar la transformación digital de UNIVERSITIC 2020, vemos que “resulta evidente la apuesta de las universidades por el emprendimiento tecnológico, puesto que 2 de cada 3 disponen de espacios abiertos para promover la colaboración e innovación de los emprendedores, con el resultado de que 1 de cada 4 proyectos de transformación digital proviene de iniciativas de emprendimiento. Destaca la importancia que tiene para las universidades identificar cuáles son las tecnologías emergentes cuyo potencial va a impulsar su transformación digital, a este respecto el 30% de las universidades se han decidido por crear un laboratorio cuyo fin es analizar las tecnologías disruptivas y utilizarlas para implementar nuevos procesos universitarios” (imagen 3).

Uno de cada 4 proyectos de transformación digital proviene de iniciativas de emprendimiento.

Imagen 3. UNIVERSITIC 2020: extender la cultura y las competencias digitales.

Y establece, como recomendaciones de este apartado, que “las universidades deberían implicar a su comunidad en la transformación digital: evaluar su nivel de capacitación digital; incrementar la formación en competencias digitales; incentivar la participación de todos los colectivos en la transformación digital y apoyar el emprendimiento tecnológico”.

Es indudable que dentro de ese emprendimiento tecnológico tiene cabida el intra-emprendimiento de los grupos de investigación. Se abren, por tanto, nuevos espacios para la colaboración entre investigadores (grupos de investigación) y la propia universidad (u otras universidades a través de la red colaborativa que representa Crue-TIC). Pensamos que los mimbres están, y el momento parece propicio para ello. Es cuestión de concretar acciones y acercar posturas.

Superar dificultades

Por supuesto, la implementación de este tipo de proyectos de intra-emprendimiento no está exenta de problemas. Veamos algunos.

Además de la mencionada implicación de los propios equipos de gobierno, hay que contar con la motivación de los propios investigadores y de los servicios de informática para implementarlas. En la actualidad, no hay reconocimiento alguno para este tipo de actividades: ni por parte de ANECA ni de la AEI para el PDI; ni como formación a la hora de concursar a promociones internas para el PAS. También hay falta de incentivos, ya sean económicos o de recursos necesarios para ponerlas en marcha, en servicios universitarios con ya elevadas cargas de trabajo y en grupos de investigación con excesivas presiones por publicar y con falta de doctorandos. Finalmente, también pueden producirse conflictos de competencias, pues si no se delimitan bien los roles de cada parte, algunos servicios de informática podrían verlo como una intromisión en sus funciones.

Para implementar este tipo de proyectos es preciso contar con la motivación no solo de los equipos de gobierno de las universidades, sino también de los grupos de investigación y de los servicios de Informática.

Son proyectos con tres actores principales, y los tres deben ser capaces de cooperar activa y decididamente. Para eso es preciso contar con instrumentos que permitan incentivar y reconocer las labores de las tres partes.

Propuestas de solución

Veamos ahora algunas propuestas de solución. En general, la motivación puede provenir tanto de fuentes internas como externas. Es cierto que implementar estos proyectos de forma inmediata en algunas universidades no sería sencillo por falta de recursos, interés, o situaciones internas que políticamente podrían crear tensiones innecesarias.

Instituciones como Crue-TIC pueden proporcionar en muchos de estos casos la motivación externa suficiente para llevar a cabo los proyectos de transformación digital.

Porque si elevamos el concepto de “intra” a la perspectiva de Sistema Universitario, más allá de universidades individuales, el intra-emprendimiento permite que un grupo de investigación de una universidad pueda colaborar con el servicio de informática de otra, implementando un modelo que permite soslayar algunos de los problemas que no serían resolubles dentro de una misma institución, pero sí a nivel de sistema universitario.

Este enfoque también permitiría disponer de una mayor riqueza y amplitud de proyectos que abordar. Se contaría con un mayor número de grupos de investigación con experiencias mucho más diversas y especializadas (inteligencia artificial, tecnologías blockchain, big data, machine learning, scientometrics, experiencia de usuarios e interfaces…) y con servicios de informática con distintos perfiles, algunos de los cuales estarían ya preparados para implementar algunas iniciativas concretas.

También podrían definirse incentivos a nivel global, en forma de premios y otros reconocimientos para motivar este tipo de iniciativas. Por su parte, la SCIE conoce bien los grupos y actividades de investigación que se desarrollan en España, y podría ser de utilidad a la hora de buscar soluciones a determinados problemas de algunas universidades.

Estamos seguros que tan pronto se produzcan los primeros resultados tangibles de intra-emprendimiento para desarrollar la ansiada transformación digital, las experiencias se expandirán por todas las universidades. Y quizá, en este sentido, tanto Crue-TIC como SCIE pueden jugar un papel muy activo como catalizadoras de este proceso.

La transformación digital es una oportunidad excelente para incorporar a los proyectos institucionales las investigaciones  de cada universidad y afianzar la relación con sus propios grupos de investigación. 

 

Comentarios
  1. JMV dice: 27/01/2022 a las 10:59

    Gracias por esta reflexión tan relevante. Las TIC son un extraordinario complemento, y su uso nos facilita a todos la vida, abriendo oportunidades y mejorando la eficiencia de muchos procesos. No solo es importante el desarrollo de estas tecnologías, sino también difundir sus posibilidades. No obstante, cuando se habla de la “transformación digital,” a menudo se fijan objetivos más radicales, estableciéndose incentivos al cambio. La transformación digital conlleva un menor uso de lo no digital, se haga explicito o no. Como el tiempo de que dispone un profesor o alumno es limitado, su transformación hacia lo digital necesariamente conlleva un menor uso de herramientas no-digitales en su quehacer diario. Se promueve una sustitución implícita parcial de lo no digital por lo digital, que se promueve como más valioso o mejor (de ahí la necesidad de “transformar” que se incluye en el término transformación digital). No hay ninguna prueba de que tal sustitución mejore la calidad de docencia e investigación, y en muchos casos el efecto es el contrario. Incluso en la experiencia personal, veo que mis alumnos más “digitales” suelen ser los peores, los que menos leen, menos cultura tienen, y peor asimilan conceptos matemáticos, e irónicamente pocos de ellos saben programar. La herramienta digital es útil, pero no un fin. Entiendo que en los departamentos informáticos la percepción sea distinta, dada la naturaleza de los estudios; pero esto no se aplica a las otras áreas de conocimiento. Por poner un ejemplo simpático, existe otra tecnología imbatible, clave para el aprendizaje y la difusión de la investigación:

    https://www.youtube.com/watch?v=iwPj0qgvfIs

    Sin negar el valor de las TIC (¿Cómo hubiéramos podido impartir clase durante el confinamiento sin ella?), también veo claramente la inferioridad respecto a lo presencial. Transformar es una palabra fuerte, cuando se trata de medios inferiores. Facilitación del uso de Complementos Digitales es tal vez un nombre menos sesgado que «transformación digital».


¿Y tú qué opinas?