Recapitulando: el debate de las humanidades
Desde hace muchos años, existe un debate en la universidad sobre el lugar que deben ocupar las humanidades. Editores y colaboradores del blog han apuntado hacia este tema como uno de los enclaves más importantes al pensar en las universidades. En lo que sigue, se recogen sus opiniones y análisis con la posibilidad de enlazar a ellos.
José María Torralba, enlaza el debate con la visible caída del interés –y la matriculación- en cursos humanísticos (ver aquí), así como la sustitución de estos cursos por materias que fomenten la empleabilidad y el emprendimiento
La educación humanística es tan necesaria porque, sin ella, las personas y la sociedad irían a la deriva, sin comprenderse a sí mismas y, por tanto, sin poder ejercer su libertad. Por seguir con las metáforas orteguianas, un mundo así sería “infrahumano”.
Por su parte, J. Alfredo Obarrio, ha centrado su interés casi en exclusiva hacia este asunto. Son tres post a propósito de las humanidades, ya sea de forma directa, como en El ocaso de las humanidades (ver aquí), o transversal: El porqué de la lección magistral en el siglo XXI (ver aquí), o El Plan Bolonia o el viaje al centro de la nada (ver aquí).
Porque la cultura, como la educación, salvo que sea low cost, como dicen ahora los snobs, se dispone siempre a revalidar un saber que está por encima de nuestras penurias y flaquezas, y lo está porque hace de la pregunta su razón de ser, de su existir.
Jose Manuel Moreso, se apoya en los ejemplos del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y de la Stanford University, para defender en todas nuestras facultades y escuelas la presencia de las disciplinas humanísticas y en particular de la cultura hispánica, como contribuciones imperecederas que permiten explicar y entender mejor el patrimonio de la humanidad (ver aquí).
Rafael López–Meseguer, muestra su preocupación por el déficit de razonamiento crítico de las sociedades en paralelo al aumento de los flujos de información de que se nutren las actuales y mal llamadas “sociedades del conocimiento” (ver aquí).
Por último, Ángel Gómez Montoro, circunscribe el asunto en “una reflexión acerca de cómo es y como debe ser la formación que proporcionamos en nuestras universidades, así como análisis no interesados que vayan a la raíz de los problemas y no se queden en un discurso más o menos genérico y vacío sobre las competencias y habilidades que deben de tener los estudiantes” (ver aquí)
Es muy claro, la universidad tiene su base y solidez en su estructura y enfoque humanista, lo cual lleva a que el hombre logre su plenitud en lo personal y a la vez con un desarrollo de la ciencia complemente un sentido profesional.