Sobre la burocracia en el acceso a la carrera académica

Me van a permitir que vuelva a escribir sobre la contratación del profesorado. Al fin y al cabo, es una de las áreas de preocupación de La Facultad Invisible, y como tal aparece en nuestro Decálogo.

De la carrera académica se ha tratado previamente en este blog. Por ejemplo, mi compañera Neila Campos escribió aquí sobre las tensiones entre incorporación y estabilización del personal. También Ángel Gómez Montoro se ha aproximado a ello, reflexionando sobre la necesaria integración de los jóvenes en la academia (aquí). Yo misma traté el tema en mi última entrada, haciendo referencia al carácter cerrado de algunas convocatorias de plaza, tanto en nuestro país como en otros lugares (aquí).

Hoy quería escribir sobre cómo se solicita un puesto de “acceso” a la carrera académica. Lo que en España es un profesor ayudante doctor, en las universidades anglosajonas un assistant professor, y en Suecia un biträdande lektor –con la diferencia fundamental de que, en nuestro país, aquella figura inicial no garantiza la promoción en el caso de cumplirse los requisitos, como sí sucede en los lugares que tienen sistemas tipo tenure track-.

¿Qué tipo de requisitos formales tienen que cumplir los aspirantes a estos puestos? Podemos acudir a algunos ejemplos. Una búsqueda rápida de anuncios vigentes en ciencias sociales nos lleva, por ejemplo, a una maravillosa convocatoria en la Universidad de Bath (Reino Unido) donde sólo se deben adjuntar a la solicitud un cv y una carta de presentación que haga referencia a cómo se cumplen los requisitos específicos del puesto (por si les interesa, es en Desarrollo Internacional, y el anuncio está aquí). Pero esta sencillez, desde luego, no es lo más frecuente. En Dinamarca, la Copenhagen Business School está buscando actualmente un assistant professor en Historia, para el cual los solicitantes deberán enviar un cv completo con documentación acreditativa de sus publicaciones y su experiencia docente y de gestión de proyectos, así como una propuesta de investigación, lista de publicaciones, copias de las más relevantes, y el contacto de tres personas que puedan actuar como referencia (aquí). Finalmente, en España, la última convocatoria de la que he tenido noticia corresponde a la Universidad de Oviedo, y ha sido publicada recientemente en el Boletín Oficial del Principado de Asturias (aquí). Para presentarse a profesor ayudante doctor en dicha convocatoria, el solicitante debe enviar: copia de su DNI (u otro documento acreditativo de la nacionalidad, en caso de los extranjeros – que deberá presentarse traducido al español), el título de doctor en original o copia compulsada (¡ojo!), cinco ejemplares de un cv elaborado según un modelo específico adjunto a la convocatoria, y cinco ejemplares de las publicaciones y certificados de los méritos del cv, “en soporte informático mediante cinco CD, DVD o USB, que contendrán uno o varios PDF y en cuyas etiquetas se indicará: concurso, código, categoría, apellidos, nombre y DNI del interesado”. Lo siento, este último punto me resultó tan llamativo que me he visto en la necesidad de copiarlo textualmente. ¡Díganme si no es algo esperpéntico imaginarse al solicitante enviando, físicamente, sus cinco cds o dvds con sus artículos! En muchos otros lugares, por lo que sé, estas cosas se pueden adjuntar electrónicamente. En la universidad española todavía nos piden entregar papeles, al peso, en la ventanilla de un registro. Y además, ojo, en algunos casos hay que pagar para ser considerado: en este caso, 40 euros por derechos de examen. Todo parecido con facilitar la competencia y la tan manida “atracción de talento”, nacional e internacional, es pura coincidencia[1].

Pero hay una diferencia más: para acceder a este tipo de puesto, hay que estar acreditado por la ANECA (u otras agencias regionales, de lo cual no hablaremos hoy). El uso de dicha institución supone externalizar la evaluación de los aspirantes respecto de los departamentos implicados. En este sentido, su existencia es una muestra de desconfianza hacia la capacidad de los propios procesos internos de las universidades para seleccionar a su personal. La creación de la ANECA en 2002 fue una respuesta a problemas generalizados de nepotismo que son bien conocidos; su existencia supone así, en cierto modo, la aceptación de un fracaso.

Pero, en cualquier caso, podría ser una buena idea para la homogeneización de procesos, garantizando el cumplimiento de unas cualificaciones mínimas similares. No voy a entrar en la reciente modificación de los criterios en noviembre de 2017, que llevó a algunos a escribir sobre la falta de cabida que tendrían destacados premios Nobel en el sistema universitario español (como este “experimento mental” de Carlos Martínez Gorriarán sobre Einstein, o este artículo en El Confidencial sobre los ganadores de los diez años anteriores). Al margen del baremo aplicado, probablemente estén de acuerdo conmigo en que se podría agilizar mucho más el proceso. La solicitud de la acreditación es un trámite largo y farragoso.

Cuando un investigador quiere solicitar la acreditación, tiene que introducir en un aplicativo online todos los méritos de su curriculum vitae. Tecleándolos uno por uno. Y debe, después, adjuntar en papel la documentación que los demuestra, incluyendo aspectos que los evaluadores podrían verificar fácilmente buscando en internet. Por ejemplo, se requiere el envío de la primera y última página de las publicaciones (cuando éstas se pueden encontrar en plataformas como google scholar o scopus, así como en la propia web de las revistas o editoriales). Se solicitan también los certificados de los congresos a los que se ha acudido –lo cual supone que los españoles seamos el hazmerreír en encuentros científicos internacionales-. El tiempo empleado en estos papeleos podría sin duda emplearse de manera más productiva en otros menesteres. Si lo pensamos en términos agregados, es mucho.

Y, a pesar de ello, el plazo de respuesta de la agencia se alarga hasta seis meses.

Una cuestión más: en principio, para solicitar una plaza en la universidad española no hay por qué ser español. Los extranjeros también pueden acceder a los concursos, aunque para ello deben haber obtenido la acreditación de la ANECA, como todos los demás. Esto suele ser una barrera de entrada no menor. Y lo que es más: actualmente, para acceder al aplicativo online donde se realiza la solicitud… hay que tener DNI o NIE:

«El acceso a las solicitudes en la nueva aplicación se realizará a través de los medios disponibles en la Sede Electrónica del Ministerio. Será necesario poseer un número de DNI o NIE» (según aparece en la página web del trámite Evaluación para la contratación del profesorado universitario).

Cosas de la administración que no ayudan mucho a internacionalizar nuestra universidad.

¿Qué pasos podrían darse para mejorar esta situación? Por ejemplo: 1) reducir el número de documentos a lo estrictamente necesario; 2) facilitar su entrega por medios electrónicos; 3) agilizar la respuesta por parte de la administración, y 4) posiblemente, permitir que personas no acreditadas se presenten a los puestos, con la condición de obtener la acreditación correspondiente en un plazo corto de tiempo (así se hace, por ejemplo, en otros países con la necesidad de dominar el idioma del lugar).


[1] Por si acaso: no tengo nada en contra de la Universidad de Oviedo… esto es un ejemplo de una problemática mucho más amplia.

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Comentarios
  1. Juan Manuel Carmona Tierno dice: 21/06/2019 a las 18:06

    Excelente trabajo. Enhorabuena a la autora. En efecto, la burocracia que afecta al acceso a la carrera académica es tal que desanima al personal investigador.
    A este respecto, recuerdo una convocatoria de cierta universidad española, cuyo nombre callaré, que pedía acreditar las publicaciones exclusivamente con documentación en papel, aunque la solicitud y el resto de méritos se tramitaran telemáticamente. Es decir, que tenías que enviarles separatas de tus artículos… y un ejemplar de cada libro que hubieras publicado; terminado el concurso, podían recuperarse por parte de los candidatos…, aunque presencialmente en la universidad.
    Espero que la situación cambie y que todo se agilice más. Saludos.


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