Las nuevas FPU: alguna luz y muchas sombras

Recibí una FPU

El Ministerio de Universidades apuró hasta casi el último día del año para sacar la orden de la convocatoria de becas FPU 2022, que vino acompañada de muchos cambios respecto de años anteriores, algunos van en la buena dirección, como acelerar el proceso; pero, por desgracia, la mayoría de los cambios presentan muchos problemas.

Las FPU, conocidas por sus siglas provenientes de Ayudas para la formación de profesorado universitario, son unos contratos de hasta cuatro años de duración que tienen como principal objeto ayudar a los estudiantes de doctorado que quieran hacer una tesis doctoral. Gran parte del PDI de las universidades españolas y de los investigadores de centros de investigación se han beneficiado de estas becas en su periodo predoctoral permitiéndoles percibir un salario mientras se formaban. Uno de los beneficiarios de esta ayuda fue el que escribe estas líneas. Conseguí una de las 950 ayudas de la convocatoria 2004 que me permitió presentar la tesis doctoral en septiembre de 2009. Con lo que huelga decir que es un programa al que tengo mucho cariño, pues sin él posiblemente no estaría escribiendo esto.

La edición actual cuenta con 900 ayudas, y hete aquí el primer problema. ¡En 2022 se otorgan menos ayudas que en 2004!

La población, el PIB y la apuesta por la investigación ha aumentado en las dos últimas décadas en España, pero no sucede lo mismo con los contratos FPU que se aminoran en 50 ayudas.

¿Un mecanismo de reposición o una renta de subsistencia?

Con las FPU se supone que una proporción importante de los beneficiarios de estas ayudas se convertirán en PDI de universidades y en teoría de universidades españolas.

En la actualidad las universidades españolas cuentan con un PDI más envejecido y necesitado de reemplazo que en 2004.

En datos, hubo 20.000 profesores mayores de 60 años y 37.000 entre 50 y 60 años (curso 2020-2021), frente a los 10.000 profesores mayores de 60 años y 25.000 entre 50 y 60 años en el curso 2005-2006. Estas cifras reflejan la mayor necesidad de sustitución del profesorado en 2022 respecto a 2004. Y, en consecuencia, dejan patente la necesidad de conceder más ayudas para poder enfrentar, de mejor manera, las necesidades docentes a corto y medio plazo.

En los últimos días también se ha (re)abierto el debate sobre el salario percibido por los beneficiarios de estas ayudas (por ejemplo aquí), que es de unos escasos 1.000 euros al mes.

Hay que tener en cuenta que son ayudas muy competitivas y que sólo muy buenos estudiantes pueden optar a ellas.

Si lo comparamos con el salario mínimo interprofesional (SMI), las ayudas FPU eran casi el doble en el 2004. Sin embargo, en la edición de 2022, si se comparan los cuatros años del contrato, la relación baja a 1,35. También es cierto que algunas voces señalan que las ayudas predoctorales son similares a las de otros países (ver este artículo de Jordi Paniagua).

Yo soy de los que creen que el talento ha de pagarse y por tanto abogo por una subida de estas ayudas. Suponen una renta de subsistencia en ciudades baratas, pero, se sitúan muy por debajo en ciudades caras como Madrid o Barcelona, donde se concentran una buena parte de las universidades españolas.

El modelo FPU 2022

Dados los cambios en la convocatoria de 2022 respecto a las anteriores, ANECA convocó un “Conversaciones con ANECA” y también publicó los Criterios y Baremos en la evaluación de ayudas para la Formación del Profesorado Universitario.

Resumiendo, hasta 2021 la resolución de las ayudas tenía dos fases. La primera seleccionaba a tres estudiantes por cada FPU convocada, a partir de la notas obtenidas en sus expedientes académicos. En la segunda se valoraba el proyecto de tesis (8%), la trayectoria académica y profesional del candidato (33%), el curriculum vitae y la aportación al plan de formación del director (42%) y la valoración del grupo científico (17%).

En cambio, en 2022 se aboga por una evaluación en una sola fase, donde el 70% es la nota media del expediente académico y un 30% la evaluación de la trayectoria académica o profesional de la persona candidata.

Es en la evaluación de la trayectoria académica donde se ha generado mayor polémica en varios de los ítems a valorar.

El porcentaje en la trayectoria académica o profesional se divide de este modo:  un 6% en premios académicos, un 8% serían méritos de formación complementaria y conocimiento de idiomas, otro 8% por la participación en proyectos de investigación y el último 8% otros méritos de experiencia docente universitaria o de actividad investigadora; valorando como otros méritos de actividad investigadora las publicaciones, participación en congresos, cursos y eventos de difusión científica.

Valoración crítica del nuevo modelo

El expediente académico

En primer lugar, la nota del expediente académico supone el 70% de la baremación. Pero, ¿tendrá realmente una importancia del 70%?

A falta de conocer algún detalle técnico, mi intuición es que no, y el motivo es que habrá poca variación entre los candidatos en la puntuación conseguida en este ítem. La gran mayoría de solicitantes de la beca tendrá una nota media alrededor de 9 y esto hace que una gran cantidad de solicitudes ronde los 60 puntos. Cierto es que se pondera por titulación y universidad, y esto puede hacer que la varianza de este indicador aumente, pero creo que no lo suficiente si lo que se pretende es que este indicador sea relevante.

Los premios académicos

De los premios académicos, el principal problema que observo es que los premios nacionales van con mucho retraso. Por ejemplo, en julio del 2021 se convocaron los Premios Nacionales de Fin de Carrera de Educación Universitaria para estudios del curso 2016-2017. Con lo que, en el mejor de los casos, hay dos indicadores que serán todos ceros; y, en el peor de los casos, supondrá una desventaja importante para aquellos que no han podido acceder a estos premios, no por nota sino por periodo temporal. Por el contrario, me parece estupendo que se ponga en valor el Certamen Arquímedes.

Los méritos de formación complementaria

Sobre los méritos de formación complementaria tengo una crítica positiva y otra negativa a los indicadores de este ítem. La positiva es acerca de la beca de colaboración: me parece buena iniciativa que se pongan en valor. Por el contrario, mi crítica negativa es a la valoración de estancias de otros centros que pueden estar más relacionadas con la capacidad económica de la familia que con los méritos del estudiante, como ocurre con las becas Erasmus y Sócrates.

La participación en proyectos

Respecto a la participación en proyectos, se establece que la participación debe ser mediante contrato o beca asociada al proyecto, no teniéndose en cuenta las colaboraciones honoríficas o sin vinculación contractual.

Creo que este ítem va directamente en contra del espíritu de las FPU.

Las FPU son unos contratos destinados a estudiantes de doctorado y la mayoría de los candidatos seleccionados deberían estar cursando un máster de investigación para que, a su finalización, se incorporen a hacer la tesis con financiación. Este ítem promueve que para conseguir una FPU es relevante haber sido contratado en un proyecto, contratación que depende de si tu grupo de investigación consigue un proyecto con capacidad para contratar, justo en el momento que le interese al candidato. Si se quiere promover que las FPU se incorporen a grupos consolidados, debería valorarse la capacidad del grupo para conseguir proyectos y contratos en los últimos cinco años. Yo tampoco sería partidario de ese ítem, pero al menos presentaría menos problemas que tal como está.

Otros méritos docentes o investigadores

Y llegamos al ítem que posiblemente más controversia ha generado: otros méritos de experiencia docente universitaria o de actividad investigadora. El primer indicador es experiencia docente universitaria.

El problema es que las FPU son  contratos destinados a formarse como docente universitario, así que valorar la docencia universitaria es un poco como pedir a un pollito de gallina poner un huevo.

Publicación en revistas científicas

Otros dos indicadores están relacionados con la publicación en revistas científicas y la publicación de libros y capítulos de libro académicos valorados en función del cuartil del JCR y del SPI, respectivamente.

La tesis suele ser un compendio de artículos o capítulos de libro cuyo autor principal es el doctorando. Si un investigador ya tiene artículos o capítulos de libro antes de pedir un contrato FPU puede ser porque: a) no ha participado en ellos como uno de los autores principales con lo que no tendría sentido tenerlo en cuenta; o b), si es realmente uno de los autores principales, significa que ya tiene la tesis a medio hacer, con lo que no tendría sentido concederle una FPU.

Para muestra un botón, yo solicité la beca FPU en diciembre de 2004 y no tuve mi primera aceptación de un trabajo hasta mayo del 2007. De hecho twitter se ha llenado estos días con algunos memes y tuits de desaprobación sobre estos indicadores. Por ejemplo, aquí, aquí o aquí.

Mis deseos sobre los contratos FPU

Primer deseo y más importante: que aumente en las siguientes convocatorias el número de beneficiarios del programa FPU, así como los estipendios a recibir.

Segundo deseo: que la ANECA haga un ejercicio especial de transparencia con los resultados de la convocatoria FPU 2022 y que elabore un análisis en el que pueda verse y compararse con las últimas convocatorias. Entre otras, evaluar los años desde graduación de los seleccionados, el género de los seleccionados, las distribuciones estadísticas de todos los indicadores separando entre los candidatos elegidos y los no elegidos.

Tercer deseo: que el Ministerio de Universidades analice los resultados de mi deseo 2 para así mejorar la convocatoria de los contratos FPU 2023.

Cuarto deseo: que se estabilice la fecha en la que salga la convocatoria de tal modo que un estudiante que esté cursando un máster de investigación la pueda solicitar y que la resolución sea antes del siguiente agosto para incorporarse en septiembre.

Muchas gracias.


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Comentarios
  1. Juan J dice: 28/02/2023 a las 12:08

    De nuevo otra excelente entrada del profesor Julio del Corral, con la que no se puede estar más de acuerdo con el análisis , las propuestas y en especial en la introducción . Desde luego, claro que son bienvenidas las declaraciones de intenciones que vienen haciéndose estos últimos años, incluido las del preámbulo del PLOSU, necesitamos muchos más recursos en el ámbito académico
    y científico para ponernos al nivel de los países más avanzados de nuestro entorno, pero especialmente en un capítulo como este de las becas FPU, como viene desde años reivindicando la CRUE, y ante la necesidad de respuesta ,como acertadamente señala Julio, que significa el enorme envejecimiento de la plantilla de PDI y la necesidad derivada de ello de reposición de profesorado que vamos a tener en nuestras universidades, por lo que resulta muy llamativo el número de becas que somos a día de hoy capaces de ofrecer.
    Como decía mi querido y siempre admirado maestro, el profesor Barea , las convicciones en las políticas públicas se han de traducir siempre en los presupuestos. Pasemos de los discursos y buenas intenciones a los hechos y de una vez asignemos una mayor dotación a esta tan importante y estratégica convocatoria , para contar con una mayor oferta de plazas y en unas mejores condiciones , para que sean verdaderamente atractivas y ello nos permita atraer y retener talento, algo que tanto necesitamos.
    Lo dicho enhorabuena al autor por la entrada.

  2. Carmen Perez-Esparrells dice: 01/03/2023 a las 09:02

    Querido amigo Julio: como siempre tan agudo y perspicaz con Argumentos, Razonamientos y Evidencias (puro enfoque ARE) y ojalá se cumplan tus buenos y acertados deseos. Efectivamente Juan J., como decía el profesor Barea, catedrático de Hacienda Pública en la UAM y maestro de muchos de nosotros, “no hay buena Ley sin acompañamiento presupuestario”. Este instrumento de las becas FPU ha sido, al menos desde los años 2000, un MECANISMO DE REPOSICIÓN excelente en uno de los momentos de mayor reemplazo de las Universidades públicas españolas. Tu mismo, Julio, eres un claro exponente de cómo estas becas han conseguido su objetivo y han permitido brillantes carreras académicas con un final feliz, en este caso en la UCLM. Por eso sería tan importante de cara al futuro cercano analizar bien los datos teniendo en cuenta no solo el género de las/os candidatas/os sino también la ciudad de referencia de la universidad del susodicho solicitante. Esperemos que se cumpla tu primer deseo y se aumenten los estipendios a recibir para que el “nuevo” instrumento de las becas FPU no se transforme tristemente en una RENTA DE SUBSISTENCIA. ANIMEMOS A LOS QUE TOMAN LAS GRANDES DECISIONES en PEQUEÑAS POLÍTICAS PÚBLICAS a que analicen sus consecuencias inmediatas, nos estamos jugando mucho. Mi más sincera enhorabuena por tu entrada.

  3. Julio del Corral dice: 01/03/2023 a las 13:21

    Muchas gracias a los dos por la acogida al post.
    A ver si como decís el Ministerio escucha y mejora la normativa y financiación de las FPUs 2023 y sucesivas.

  4. […] tardes, soy Julio del Corral, Catedrático de Universidad de Fundamentos del Análisis Económico en la Universidad de […]


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